Luciano Arruga: Un amplio abanico de complicidades


La versión del “atropellamiento” que habría sufrido Luciano Arruga en la General Paz, y su muerte en el hospital Santojanni, está envuelta en un mar de dudas. Dos meses después de la desaparición, el Cuerpo Médico Forense del Poder Judicial informó a la fiscalía de La Matanza -donde estaba radicado el caso en ese momento- “que en la morgue de la Capital no se había recibido ningún cuerpo con las características del muchacho” (La Nación, 19/10).


Sin embargo, el cadáver de Luciano apareció enterrado como NN en el cementerio de la Chacarita. Cae de suyo la pregunta: ¿en la CABA gobernada por Macri se entierra un NN, a un fallecido en un accidente vial, sin que haya pasado por una morgue judicial? ¿No hubo, por tanto, un informe forense que determinara las causas de la muerte del supuesto NN? ¿Qué se hizo para identificar a ese NN? ¿No intervino un juez? En este punto, la acción criminal de la Bonaerense le estalla en la cara al gobierno de la Ciudad y a los tribunales porteños.


En principio, hace falta una ingenuidad rayana en la complicidad para aceptar sin más la versión del atropellamiento. La Correpi ha publicado una lista tenebrosa de personas detenidas ilegalmente (secuestradas) por la policía, que luego de ser torturadas y asesinadas en cualquier comisaría aparecen “atropelladas” al costado de una ruta. Y esto que se conoce ahora, después de cinco años y medio, , parece indicar que todo el asunto es parte de un armado encubridor hecho de apuro, que deja huecos por todas partes.


Pero, aun si se acepta la versión del atropellamiento, las preguntas que se derivan del hecho son contundentes para mostrar un entramado criminal que involucra a la policía, al Poder Judicial y a los gobiernos de la provincia de Buenos Aires y de la CABA.


Cadena de mentiras

La madre de Luciano fue al Santojanni la misma noche de la desaparición del chico, y de nuevo al día siguiente. Las dos veces le dijeron que no habían atendido a nadie con las características de su hijo. Le mintieron a sabiendas ¿por qué? Y si se invierte la pregunta ¿le mintieron a sabiendas o le dijeron la verdad, y por tanto el chico jamás estuvo en el Santojanni?


Más preguntas: ¿qué hizo el personal de la Policía Federal que obligatoriamente debió intervenir en el Santojanni, como en cualquier caso de atropellamiento? ¿A qué juzgado dio intervención? ¿Qué se hizo para identificar al supuesto NN? ¿Por qué no se cotejaron sus huellas dactilares con las de personas cuya desparición se había denunciado, cual era el caso de Arruga? Ahora, el Cuerpo Médico Forense del Poder Judicial de la Nación informa que ese cadáver nunca pasó por sus manos, de modo que si es cierto que el chico fue atropellado y murió en el Santojanni, la Policía Federal no dio parte a ningún juzgado y se lo enterró irregularmente.


En cualquier caso, las maniobras de encubrimiento son tan groseramente obvias que de ellas se desprende por su propio peso una sola deducción: Luciano Arruga nunca fue un NN, siempre supieron de quién se trataba y toda esa farsa trágica se hizo para ocultar un crimen policial.


La mafia en el poder

Está comprobado por pericias forenses que, apenas horas antes de su muerte, el chico fue subido a un patrullero y que estuvo en el destacamento policial de Lomas del Mirador. Luciano era hostigado sistemáticamente porque se negaba a robar para la policía y, después del crimen, sus familiares y todos los organizadores de las movilizaciones por el esclarecimiento han sido atacados y amenazados sistemáticamente por la policía provincial.


Por eso la cadena de encubrimiento es tan larga y tan encumbrada, porque se trata de un delito prototípico: la de los pibes pobres obligados por la policía a robar para la comisaría. Y no se trata solo de la policía, sino de todo un entramado mafioso que comprende a los punteros políticos, a las intendencias, al Poder Judicial.. Por eso tanta persistencia para encubrir el crimen de Luciano Arruga, porque develar su asesinato es develar a las mafias gobernantes.