Madres de Plaza de Mayo, 43 años de rondas contra la impunidad

El 30 de abril de 1977, 14 madres de desaparecidos se reunieron en el Monumento a Belgrano en la Plaza de Mayo para comenzar a organizarse en la lucha por la aparición con vida de sus hijos e hijas. Azucena Villaflor, Mirta Baravalle, Josefina “la Pepa” Noia, Berta Braverman, Haydeé García Buelas, María Adela Gard de Antokoletz, Julia Gard, María Mercedes Gard, Cándida Gard, Delicia Gonzalez, Kety Neuhaus, Raquel Arcushin, Élida de Caimi y una joven de quien nunca se supo su identidad. Identificadas por portar un clavo en sus solapas, resolvieron reunirse todos los jueves. El número de Madres fueron creciendo semana a semana y, tomando la advertencia de la policía de que debían circular, tuvieron la idea de caminar alrededor de la Pirámide de Plaza de Mayo.


Desde entonces, todos los jueves a las 15:30 horas continúan haciendo la ronda de las Madres, denunciando y reclamando contra la impunidad de ayer y de hoy.


Las Madres, que se reflejaban en los ojos de tantas otras con quienes se cruzaban en los ministerios y en las vicarías, dejaron de buscar en soledad. La acción de Madres confrontó de modo directo y organizado a la dictadura genocida, quienes no pudieron seguir ocultando las desapariciones que ocurrían por miles a lo largo y ancho del país.




La exposición que asumieron, y la actividad militante y consecuente, las hizo víctimas de la infiltración de los genocidas. Fue el propio Alfredo Astiz quien, haciéndose pasar por un familiar, se acercó a Madres y las delató, facilitando el operativo que secuestró a “los 8 de la Santa Cruz”, y entre ellos a Azucena Villaflor, quien fue vista por última vez en la Esma.


A pesar del dolor por la pérdida de sus hijos e hijas, y también de sus compañeros de lucha, las Madres continuaron adelante denunciando la represión y las desapariciones en Argentina, ante todo aquel que las escuchara. Una campaña especial se llevó a cabo durante el Mundial ´78 cuando denunciaban la situación represiva frente a los medios internacionales que llegaban por el evento deportivo, que pretendía esconder las atrocidades que padecía miles de militantes.


En 1979, con la llegada de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, enormes filas esperaban para hacer las denuncias al tiempo que el relator José María Muñoz llamaba a la población a repudiar a quienes se animaban a reclamar por sus familiares y seres queridos.




En 1981, se editó el primer boletín de Madres y se realizó la primera Marcha de la Resistencia, donde durante 24 horas seguidas se mantiene la ronda alrededor de la Pirámide de Plaza de Mayo.


Con su lucha incansable, las Madres de Plaza de Mayo se convirtieron en un emblema de lucha contra la impunidad –de ayer y de hoy- en la Argentina y en el exterior.


Las Madres enfrentaron a los genocidas al tiempo que fueron aisladas por las embajadas, las iglesias y todos los partidos políticos patronales. El primer partido de izquierda que abrazó la lucha de Madres, y se movilizó con ellas, fue el Partido Obrero –que en aquel entonces actuaba bajo la denominación de Política Obrera- con la dictadura todavía en el poder.


La denuncia contra la impunidad y los pactos de los gobiernos democráticos con los genocidas tuvo a las Madres como pilares de la defensa de los derechos humanos. Dijeron no a las leyes de amnistía, de obediencia debida y punto final. También rechazaron los indultos de Menem y el intento de aplicar el 2×1 para los genocidas encarcelados, bajo el gobierno de Macri.




Las Madres también fueron protagonistas, junto al pueblo, de la lucha contra el gobierno de la Alianza que terminó con la caída del presidente Fernando de la Rúa. Ni la represión más feroz ni el estado de sitio lograron sacar a las Madres de la calle, las cuales pusieron el cuerpo para defender su lucha histórica y los reclamos populares.


A pesar del intento de cooptación por parte de todos los gobiernos, en especial durante el kirchnerismo, madres como Norita Cortiñas, Elia Espen y Mirta Baravalle, se mantuvieron independientes y poniéndose en la primera fila para denunciar los atropellos actuales.


Madres de todas las luchas, a 43 años de la primera ronda, las abrazamos y junto a ustedes decimos:


Son 30000.


Fue genocidio.


Restitución de nietas y nietos apropiados.


No olvidamos, no perdonamos, no nos reconciliamos.