Mar del Plata: la condena a las patotas neonazis

Siete militantes neonazis fueron condenados en Mar del Plata a entre 4 y 9 años de prisión de cumplimiento efectivo por violentos ataques a grupos trans y defensores de la igualdad de género cometidos entre los años 2013 y 2016. Previo a estos acontecimientos existían antecedentes de otros hechos de violencia y xenofobia protagonizados por esta organización, como los ataques al Monumento a la Memoria, emplazado en la base naval (ex Centro Clandestino de Detención) y al centro de residentes bolivianos y han colaborado en la represión a la movilización del Encuentro Nacional de Mujeres realizado en Mar del Plata, entre otros.


En su fallo los jueces consideraron que existió entre los condenados una organización criminal que profesa “una ideología totalitaria, racista y violenta”. El fiscal federal Juan Manuel Pettigiani jugó a favor de la patota, pidiendo una condena atenuada. En el pasado reciente, el fiscal Pettigiani ha sostenido que los crímenes cometidos por la Concentración Nacionalista Universitaria (CNU) no debían ser considerados delitos de lesa humanidad o intentó reducir penas en juicio a responsables de redes de trata. En esta oportunidad, actuó pidiendo penas menores.


El principal responsable por la impunidad de estos grupos fascistas es el Estado, el cual  le ha otorgado legalidad y personería al partido de Carlos Pampillón, jefe de esta patota neonazi, para presentarse a elecciones. Su última participación fue en las legislativas del año 2017. Además, cuentan con vínculos con el aparato represivo y el clero católico. En consonancia con la campaña por parte del gobierno de la reconciliación con los genocidas y el reforzamiento de la represión para frenar las luchas, estos grupos derechistas se sienten amparados. Pampillón visitó a al genocida Miguel Etchecolatz, al cual considera un “patriota”, mientras cumplía “prisión domiciliaria” en su vivienda del bosque Peralta Ramos.  


Estos grupos fascistas actúan en zonas liberadas por la policía y el poder político local (ayer Pulti, hoy Arroyo). Es imprescindible una investigación más profunda sobre este grupo y sus lazos con el Estado y las fuerzas de represión. Convocamos a los organismos de derechos humanos y organizaciones obreras y populares a impulsarla.


El Partido Obrero en el Frente de Izquierda y el Polo Obrero, junto a otras organizaciones, acompañamos desde el primer momento y en cada instancia durante estos años, hasta llegar a este veredicto condenatorio, el cual tiene todos los límites anteriormente señalados, reivindicando la movilización popular como método y camino para lograrlo.