Mendoza: huelga de hambre en la cárcel de mujeres

A principios de abril, el juez penal Sebastián Sarmiento, hizo lugar parcialmente a un habeas corpus presentado por la organización Xumek haciendo hincapié en que es necesario otorgar lo antes posible la prisión domiciliaria a los presos que se encuentren en los grupos de riesgo. También ordenó la entrega de elementos de higiene y seguridad a los internos, y autorizó el uso de teléfonos celulares para que las personas privadas de su libertad puedan comunicarse con sus familiares.


Es en este sentido que 50 mujeres de la cárcel del Borbollón han decidido iniciar una huelga de hambre frente al incumplimiento de estas medidas. Un testimonio que se conoció a través del portal La Mosquitera es simplemente alarmante. Se trata del relato en primera persona de Roxana de la Unidad Penal N°3, quien refleja las condiciones de hacinamiento y ausencia de medidas de higiene y sanitarias, así como la nefasta manipulación de información a la que se encuentran expuestas las mujeres.


Cuenta Roxana que en el penal no hay actividades, no hay escuela, no hay nada. Está todo complicado. Sin visitas tampoco, hace un mes y medio por lo que no pueden ver a sus familiares.


“Ahora estamos con un pedido que le hemos hecho a las autoridades del penal donde se les pidió que nos permitan ingresar los teléfonos con cámaras para hacer un videollamada y ver a nuestras familias porque por ahí queremos compartir algo con nuestras familias y no podemos verlos”, dijo Roxana


Respecto del pedido de domiciliaras para las personas con enfermedades crónicas para cuidar la salud de ellas y las otras personas dijo: “Hasta hoy no se ha ido nadie. Están dilatando todo, sin respuesta certera a lo que pedimos. Por eso desde ayer hay una huelga de hambre de 50 internas, del sector 1 y 2”.


 “Queremos que nos traten como personas, una que se enferme y nos enfermamos todas. Hace más de 15 días hábiles que empezamos todos. Dejen de jugar con la salud, no solo de notros, sino de todo el personal que trabaja y de nuestras compañeras. Una sola que se enferme y se van a enfermar todas.”


Respecto de los elementos de higiene y el hacinamiento, Roxana explicó que antes de la cuarentena la mayoría de los elementos los proveían sus propias familias, pero ahora solo les están dando una botella de cloro y un desodorante una vez por semana y por celda, en las que llegan a haber hasta 5 personas, lo cual resulta insuficiente.


Las cárceles en Mendoza siempre han estado en el ojo de la tormenta por el nivel de hacinamiento, falta de elementos de higiene y por las condiciones inhumanas en la que se encuentran las personas privadas de su libertad. Los informes de 2018/2019 hablan de un 25% de sobrepoblación carcelaria. Esto responde en gran medida a un incremento de detenidos sin condena (prisiones preventivas) y criterios restrictivos a la hora de otorgar instancias de libertad anticipadas.


Con la pandemia se debe atender inmediatamente los reclamos de las personas privadas de su libertad. Se deben garantizar todas las medidas de seguridad e higiene y que se activen los protocolos sanitarios; desinfección continua de los espacios de uso común, atención sanitaria digna y acceso a testeos y pruebas médicas y que se implemente todas las medidas necesarias para garantizar la salud de las personas en riesgo y el distanciamiento social. Una comisión con organizaciones de derechos humanos y asociaciones de detenidos debe velar porque se cumplan todas estas demandas.