Multitudinaria marcha por el cadete asesinado en La Rioja

3.000 personas denunciaron la responsabilidad del gobierno de Sergio Casas por la muerte del joven.

El crimen del joven Emanuel Garay, quien murió tras la tortura sufrida en la Escuela de Cadetes de La Rioja, ha conmovido al conjunto de la población: en una de las marchas más grandes que se hayan visto en el último tiempo, 3.000 personas se movilizaron el miércoles 14 al centro de la capital provincial exigiendo justicia, convocados por la familia de Emanuel.


Las denuncias se dirigieron no contra dos o tres instructores en particular, sino contra toda la institución policial y el gobierno provincial de Sergio Casas (PJ), al que se señala como responsable. "Esto nos remonta a la etapa más oscura que atravesó nuestro país, hace años que dijmos ‘Nunca más’ y pasó de nuevo, esto ya no se puede tolerar más, por eso estamos acá para pedir justicia, no tan solo por Emanuel sino por todos aquellos cadetes que alguna vez sufrieron esta tortura, que nunca más pase, no se imaginan el dolor que se siente", dijo Adrián Garay, el hermano de Emanuel al micrófono, frente a la Casa de Gobierno.


Repudio popular


Advirtiendo el enorme repudio popular que generaría este crimen, Casas tomó una serie de medidas antes de la marcha: destituyó y pidió la detención inmediata de toda la cúpula de la Escuela de Policías (cuatro comisarios y cuatro suboficiales), despidió de sus cargos al Secretario de Seguridad y al Jefe de Policía, designó un nuevo Ministro de Gobierno y anunció el pase de la Escuela de esa cartera a la del Ministerio de Educación –designando al frente de la misma por primera vez a una civil, la ahora ex titular del gremio docente SELaR Ilda Lucero, una constante agente del Gobierno enquistada en un gremio burocrático.


Con todas estas medidas, Casas busca contrarrestar la movilización con promesas de reformas a la policía y de una formación “más humanitaria”. Patrañas. Tanto Casas como sus ahora nuevos ministros y funcionarios conocían de hacía décadas las torturas que se desarrollaban en la formación de los cadetes y no solo nunca intervinieron sino que justificaron hechos de ese tipo, como cuando ante una denuncia similar en 2015 en Chepes el ahora ex Jefe de Policía Luis Páez dijo: “Acá no venimos a formar carmelitas descalzas, si quieren ser monjas que vayan a un convento”. Las torturas no eran un accidente o un desvío en las Escuelas, sino que tenían el objetivo estratégico de formar policías cargados de una violencia que luego desatan en la represión a los trabajadores y la persecución a la juventud en los barrios: en la movilización del miércoles se pudo ver a la familia de Romina Ríos, asesinada hace 3 años a manos de un policía apenas egresado de la Escuela de Cadetes, que la mató con el arma reglamentaria el mismo día que se la entregaron; en aquel entonces, también hubo promesas de reformar la institución.


Nuevas revelaciones


Los familiares de Garay han denunciado en estos días que sufrieron aprietes de parte de la policía para que hagan silencio; su padre, Roque Garay, es policía, y esto ha generado una división al interior de la propia fuerza.


También se conocieron más detalles de los métodos de tortura, que probaron que a los jóvenes los obligaban a firmar la baja si querían tomar agua, que les pisaban la cabeza y las manos contra el asfalto caliente, que mediante ese mismo método les quemaban los pechos a las mujeres cadetes y que mientras a Emanuel lo mataron de deshidratación a otros los obligaron a tomar agua podrida, del piso o de los inodoros. Una verdadera escuela de la muerte.


Todo esto hizo que la movilización tomara un vuelo propio y cuando hasta el padre de Emanuel llamó a desconcentrar, la multitud se dispuso, por su propia cuenta, a dar una nueva vuelta la plaza y luego a avanzar hasta las narices de la Casa de Gobierno al grito de “Que se vayan todos” y “Policía dictador, nos mataste a Emanuel, no hay olvido ni hay perdón” y hasta hubo pedidos de renuncia de Casas.


Al cerrar la marcha, otro de los hermanos de Emanuel dijo “No vamos a permitir ningún macaneo, y si es necesario marchar todos los días, marcharemos todos los días”, ante la ovación de los miles que no se movían de la plaza.


La lucha por justicia por Emanuel plantea la tarea de denunciar las sistemáticas violaciones a  las libertades democráticas en la provincia, dominada hace décadas por la camarilla ajustadora, represora y mafiosa de los Beder y Casas.


Justicia por Emanuel Garay. El Estado y el gobierno son responsables.