No a la militarización de Villa Tranquila

En las primeras horas del viernes 24 de julio vecinos y trabajadores se desayunaron con un fuerte incremento de personal policial en la barriada. Como parte de un plan coordinado entre los gobiernos nacional, provincial y municipal, policía local, bonaerense y Prefectura patrullan por los pasillos de la barriada e instalan retenes en avenida Roca, al ingreso de la villa. Así como en abril militarizaban Villa Azul, hoy es el turno de Tranquila.

Pese a las grietas internas en el Frente de Todos a raíz del tema seguridad, plasmada en la disputa entre Sabrina Frederic (ministra de seguridad de la Nación) y Sergio Berni (ministro de seguridad de la Provincia de Buenos Aires), en algo acuerdan, su “solución” a la inseguridad solo viene de la mano de la inundar de gendarmes los barrios más urgentes del conurbano. “Se trata de operativos complementarios de agentes federales (hay hasta ahora unos 7.500 desplegados en el área metropolitana, según información oficial), en principio, en Avellaneda, Quilmes, La Matanza, Almirante Brown, Esteban Echeverría, Florencio Varela y Lomas de Zamora” (Infobae, 24/7).

Reconocida como “zona caliente”, Villa Tranquila se encuentra ubicada sobre la ribera del Riachuelo, en una zona de 37 hectáreas, más de 2.100 familias (por encima de 7.000 personas) sobreviven en paupérrimas condiciones. El hambre, la pobreza en brutal incremento, hacinamiento en casillas prontas al derrumbe, la falta de redes de agua potable, cloaca, redes pluviales, de asfalto, con conexiones eléctricas precarias, y contaminación del aire, agua y tierra, conforman una radiografía crítica que se acrecienta ante la constante represión. Vecinos de la villa nos informan que la violencia policial tiene historia en el lugar. Excusándose en la lucha contra el narcotráfico, grupos de tareas de la Bonaerense ejercen abusos, palizas y detenciones ilegales, con especial ensañamiento sobre la juventud trabajadora.  Quienes a la par son reclutados por las fuerzas represivas para efectuar asaltos en las zonas liberadas, al mejor estilo Luciano Arruga.

“En el barrio sabemos donde funcionan las cocinas de paco, los aguantaderos. Todos conocemos donde desarman los coches afanados, hacemos las denuncias, pero siempre pasa lo mismo, hacen los allanamientos, al otro día… acá no pasó nada. Están todos arreglados con la comisaría” denuncian al por mayor.

El incremento represivo y de los casos de gatillo fácil tiene el objetivo de seguir aplicando ajustes para que la crisis la sigan pagando los trabajadores. Así lo demuestra el intendente de Avellaneda, Jorge Ferraresi, quien se define “hijo de los organismos de derechos humanos”, mientras mantiene en su puesto de agente de la policía Local al criminal de Luis Chocobar, avalando así la doctrina asesina. Congela el presupuesto en salud, educación, cultura y hábitat, mientras duplica el presupuesto (año tras año) en seguridad (represión).

La lucha contra la inseguridad solo será eficaz desmantelando el aparato represivo, terminando con quienes mantienen un fuerte vínculo con los cabecillas del delito organizado, el narcotráfico y la trata.

Por un gran plenario nacional contra la represión y el gatillo fácil.

Fuera Berni.

Que la crisis la paguen los capitalistas.