No fue un martes negro más (para Pedraza y su patota)

Declaró Diego Rojas, autor de "¿Quién mató a Mariano Ferreyra?"

El martes 18 declararon el periodista Diego Rojas; el congresal de la Lista Verde Germán Aguirre, y Carlos Baistrocchi, médico forense que elaboró el informe neurológico de Elsa Rodríguez. El resultado fue abrumador contra Pedraza y su patota.


El primero en declarar fue Diego Rojas, el autor de ¿Quién mató a Mariano Ferreyra? y de numerosos artículos de investigación referidos al caso. Su libro forma parte de la prueba del juicio. Con su testimonio, aportó detalles de su investigación y varios datos más, obtenidos con posterioridad a su publicación. Rojas explicó que escribió su libro "por iniciativa propia, por el impacto público que tuvo el crimen de Ferreyra y por la conmoción que me causó en particular". "Fue un crimen político", le dijo de entrada al tribunal.


"Por un lado, traté de reconstruir qué sucedió el 20 de octubre de 2010 por medio de relatos de los hechos. Por otro, intenté hacer una semblanza de Ferreyra, entrevistando a quienes lo conocieron. Por último, indagué en el contexto económico y político, para establecer las causas que motivaron el ataque a los tercerizados".


Rojas plasmó en su libro la única entrevista concedida por Pedraza luego del crimen de Mariano. En su declaración, se refirió largamente a ella.


"Lo primero que me impresionó -dijo- fue su profundo conocimiento" de todo lo que sucedía en el sindicato y en la cooperativa Unión del Mercosur, que estaba dirigía por gente del propio sindicato".


"Pedraza me dijo que sabían de la movilización de los tercerizados desde el día anterior. Me contó de un diálogo con Fernández, quien le dijo que su gente no se iba a meter y que ‘mucho menos' iban a convocar barrabravas porque ‘se podían descontrolar y provocar un muerto'. Lo que me sorprendió fue que convocar barrabravas formara parte de su imaginario. Además, fue Pedraza quien introdujo el tema". Rojas abundó en su declaración sobre la relación entre la burocracia ferroviaria y las barras bravas del fútbol.


Rojas relató que cuando le dijo a Pedraza que sus hombres habían amenazado a los periodistas de C5N para que no filmaran lo que iba a suceder, éste le contestó: ‘¡Pero si la mayoría no sabía que iban a disparar!'. "Esa fue su frase textual", dijo ante el tribunal.


Continuó Rojas: "Después del libro, entrevisté a José 'Dinamita' Pérez, un ex boxeador, ferroviario, que lo conocía a 'Harry' (Favale) del barrio, y lo tenía por 'chico malo'". Pérez participaba como peón de los enjuagues financieros de la burocracia y recibió una paliza por extraviar algunos miles de pesos. "Me contó que Favale quería entrar al ferrocarril y él le dio la tarjeta de Pablo Díaz. Más tarde, lo vio barriendo en una estación, trabajando para Herzo (una tercerizada). Al tiempo, se lo cruzó por la calle. Ya no trabajaba en Herzo, pero le dijo que Díaz lo iba a contratar para cagar a palos a los pibes de las contratistas". 'Dinamita' Pérez le contó a Rojas que, poco después del crimen de Mariano, gente del sector de encomiendas de Constitución le pidió que guardara unas armas, pero él no aceptó. "Constitución es un centro delictivo, un aguantadero de armas", dijo Diego.


Rojas también habló del negocio de las tercerizadas. "Había más de una veintena en el Roca. Entre ellas, por supuesto, Unión del Mercosur. La Secretaría de Transporte les entregaba los fondos y las empresas los manejaban a su antojo. Pagaban salarios más bajos e imponían ritmos de explotación mayores. Los nombres de los directivos de las tercerizadas se repetían en varias empresas, y varias de ellas eran directamente propiedad de los grupos económicos que componen Ugofe". Diego leyó algunos de los nombres que incluyó en su libro.


Los defensores preguntaron poco. "El Gallego" Fernández fruncía el ceño, con gesto preocupado. Su habitual media sonrisa había desaparecido. Fenzel, el defensor de Pablo Díaz, estaba ofuscado. Su cliente gesticulaba, y el presidente del tribunal lo invitó a que "si tiene algo para decir, se siente acá y preste declaración". Rojas dijo que, de acuerdo con los testimonios que recogió, Favale oficiaba de custodio de Díaz. Se refirió también a las fotos que muestran a Favale vistiendo chaleco de la Unión Ferroviaria, cerca de sus dirigentes, en el acto que Moyano hizo en River apenas unos días antes del crimen de Mariano, y en el que Cristina Fernández fue la oradora principal.


Fue otro de los grandes testimonios que se escucharon en este juicio.


No hay peor astilla que la del propio palo


Aguirre es ferroviario desde 1995. Fue activista, delegado de base y congresal, desde 1997 hasta la fecha. Conoció bien a Fernández y a Pablo Díaz. "A Pedraza lo vi tres veces en 17 años".


Explicó que, para 2010, atravesaba un período de desavenencias gremiales dentro de la Verde. Denunció que Karina Benemérito y "El Gallego" Fernández lo convocaron el 6 de septiembre, para impedir que los tercerizados bloquearan las boleterías de Constitución, y que él y sus compañeros se negaron a ir. "Les dije que no íbamos a ir porque nuestra función no era andar corriendo gente, que de eso se tenía que ocupar la policía, en todo caso".


"Para el 20, no me llamaron, porque ya sabían mi posición. Me habían sacado unos volantes que decían: 'Te recordamos, Morsa, que los cadáveres los amontonamos uno a uno'". "Los que convocaban eran Karina Benemérito, Patricia Carabajal y el delegado Piola". "No lo hacían de motu proprio. En la Unión Ferroviaria hay una verticalidad". "Yo era delegado y Fernández me había prohibido hablar con otros directivos".


Aguirre denunció que Humberto Martínez, secretario general de la seccional sur de la Unión Ferroviaria, cobraba una tajada del salario de los empleados, por hacerlos entrar al ferrocarril. "Un porcentaje se lo quedaba él y el resto, ‘lo tiraba para arriba' -era su expresión. Arriba de él, estaba Fernández".


El 20 de octubre, Aguirre estaba en el congreso de la revista Latin Rieles, en la sede de la Unión Ferroviaria. "Cuando me enteré de que había gente apedreada, le dije a Karina Benemérito, que es de la directiva, '¿por qué no paran todo esto?', y ella se puso muy nerviosa".


Fuerza, Elsa


El último en declarar fue el médico Carlos Baistrocchi. Presentó un diagnóstico sobre las secuelas de Elsa. Explicó que, si la rehabilitación es permanente y continua, "puede evolucionar y mejorar, pero nunca será una restitución integral". Fue categórico al afirmar que, por las heridas que recibió, la vida de Elsa corrió peligro, y que su rápido traslado al hospital fue clave para reducir daños.


El interrogatorio de Freeland fue escandaloso, dirigido a culpar a los compañeros de Elsa -también víctimas del ataque de la patota- por las graves secuelas que le produjo la herida de bala. Recordemos que Freeland es el defensor de "El Gallego" Fernández. Su hipocresía desborda todos los moldes.


Ultimo En esta audiencia, también estaba citado a declarar Humberto Martínez, secretario general de la seccional sur de la Unión Ferroviaria. No se presentó y su teléfono estuvo desconectado todo el día. Es un testigo propuesto por Froment, el abogado de Pedraza. También iba a declarar el detenido Francisco Pipitó, uno de los que amenazó a los periodistas de C5N, pero finalmente desistió. Dijo que se sentía mal. Declararía en la próxima audiencia.