Por la libertad de Pancho Montiel y Bernabé Naranjo


En 1992, el gobierno peronista de Menem dejaba en la calle a miles de trabajadores portuarios y derogaba los convenios colectivos de los trabajadores. La inmensa mayoría de ellos no pudieron reintegrarse a la actividad laboral y fueron arrastrados, junto con sus familias, a la marginación y la enfermedad.


Pancho Montiel, viejo dirigente portuario, luego de una década de desaparición forzada, decide junto a Bernabé Naranjo, juntar a los viejos portuarios "casa por casa" y agruparlos para luchar y obtener el derecho a una jubilación digna, a pesar de no tener los aportes correspondientes, a partir del año ‘92 cuando se convirtieron en "desaparecidos sociales".


Es así que, organizando a más de 3.000 portuarios del puerto de Buenos Aires a los que luego se sumarían muchos miles más del resto del país, lograron arrancarle al gobierno de Kirchner el decreto de reparación histórica 1409/06 firmado el 10 de octubre de 2006. Por este decreto miles de portuarios pudieron empezar a jubilarse y miles más esperan poder hacerlo.


En el marco de una política de ataques al movimiento obrero, el comedor de los portuarios fue allanado en diciembre del año pasado, secuestrando toda la documentación de más de 3.000 portuarios en trámite de jubilarse, impidiendo y obstaculizando el trámite de los compañeros. Se detuvo al compañero Pancho Montiel, junto a Bernabé Naranjo, por una causa judicial bajo secreto de sumario.


A la fecha, los compañeros portuarios llevan ya dos meses privados de su libertad.


Los portuarios siguen movilizándose, exigiendo la libertad y las garantías constitucionales para los compañeros Montiel y Naranjo, y que se continúe con el trámite de jubilación de los trabajadores involucrados.


Si hubo o no irregularidades y/o causas que la Justicia determinará, ello no debería ser motivo para frenar los trámites jubilatorios, ni atacar al movimiento de estibadores portuarios, ni retener en prisión a dos luchadores sociales con los que se pretende doblegar y castigar, a los referentes de un colectivo de trabajadores de un puerto que supo escribir sus páginas de lucha y solidaridad con el movimiento obrero argentino, frente a un puerto actual entregado a la voracidad de las multinacionales, donde reina la más absoluta precariedad y flexibilización laboral que el puerto haya conocido nunca.