Preso por luchar; liberado por la lucha

Reportaje a Omar Mansilla


-¿Cómo fueron las circunstancias de tu detención?


 


-El 9 de marzo fui detenido en el yacimiento, en mi lugar de trabajo. Habíamos vuelto a trabajar luego de sucesivos paros en esa semana, en la que incluso hubo movimientos de la Gendarmería para levantarlos. A pesar de que fui detenido dentro del yacimiento, el acta de detención fue confeccionada en la ruta, donde pararon un camión de Repsol para que los choferes oficiaran de testigos.


 


Participó de mi detención el Grupo de Operaciones Especiales de Santa Cruz, todos encapuchados. No recibí torturas físicas, pero sí psicológicas: mientras era amenazado de muerte, hacían alusiones burlonas de dónde estaban los Derechos Humanos, las amenazas alcanzaban a mi familia… Me decían: “No te olvides que nosotros volvemos a Las Heras”. El primer traslado duró cerca de tres horas, en las que me tuvieron encapuchado y esposado. Fui detenido al mediodía y sólo después de las tres de la tarde arribe a Las Heras. En el patio de la Comisaría, el único oficial que no estaba enmascarado definía adónde trasladaban a cada detenido. Dijo: "A éste mandalo a San Julián, y me propinó una patada en los tobillos". A las 18 horas, me volvieron a encapuchar, y me llevaron a Caleta Olivia. Mi familia pudo ubicarme recién, más de 24 horas después de mi detención.


 


-¿A qué atribuís haber sido detenido?


 


-Sin ninguna duda, a la lucha que llevamos en Indus por el encuadramiento sindical. Creo que, en particular, mi nombre fue para dar el ejemplo, ya que mi actitud había sido de adhesión.


 


Que los trabajadores fuéramos detenidos en masa, en especial la mayoría de la empresa Indus, incluido sus delegados, tenía como objetivo mostrar las consecuencias de parar una empresa después de catorce años sin paros. Llegaron lejos: nos privaron de la libertad, en mi caso por tres meses.


 


También entiendo que mi liberación y la de mi hermano no dejan de responder también a las necesidad de la empresa Indus, que necesita con urgencia soldadores cañistas para mantener sus contratos. Repsol está apretando a las empresas para que cumplan con los trabajos. En el mercado laboral somos muy pocos los soldadores cañistas, o son soldadores o son cañistas, por lo que deben contratar dos personas en vez de una.


 


Inmediatamente que fui liberado, me mandaron llamar para presentarme a trabajar. A los cinco días de obtener mi libertad ingresé a trabajar.


 


-¿Le atribuís alguna influencia a las movilizaciones por la libertad de todos?


 


-Creo que si esto no hubiera salido de Santa Cruz, posiblemente habríamos quedado pegados en la causa mucho más tiempo.


 


Todavía no logro entender cómo fui privado de mi libertad por tres meses y aún sigo procesado, en base al testimonio de una sola persona que luego se rectificó.


 


Lo que viví y aún vivo es una total injusticia. Todavía queda un compañero preso. Rosales es soldador, era el ayudante de mi hermano.


 


Quiero agradecer personalmente a la doctora Claudia Ferrero, de Apel, y a los compañeros de trabajo que ayudaron para que esté libre hoy, y a mi familia por su apoyo mientras estuve detenido.