Rosario: nuevas sospechas de violencia policial en una comisaría


Nuevamente, la policía rosarina vuelve a ser noticia por otro caso “confuso” dentro de sus comisarías. Recientemente, vivimos un episodio en la comisaría 10º donde falleció esposada la bibliotecaria María Ángeles dentro de un calabozo del destacamento en circunstancias que aún no han sido esclarecidas.


 


Por tal motivo, Amsafe de Rosario desarrolló una movilización en reclamo del esclarecimiento de los hechos.


 


Hoy  nos toca hablar de la comisaría 7º, cuyos efectivos detuvieron el fin de semana pasado a Paola R de 27 años a la salida de un recital ante  un supuesto “estado de ebriedad” y acusándola de “generar disturbios en la vía pública”.


 


Los efectivos, “en calidad de resguardo”, dejaron a la joven en un cuarto del destacamento en soledad. Más tarde, Paola fue trasladada al Hospital Centenario y posteriormente al Hospital de Emergencias Clemente Alvarez (Heca), donde se encuentra internada con traumatismo de cráneo y en grave estado. Según la versión policial, la joven se autolesionó y se golpeó reiteradas veces la cabeza contra la pared.


 


Pero el prontuario de esta comisaría (involucrada en las muertes de Franco Casco, cuyo cuerpo fue hallado sin vida en el río, y en el de la referente de la Asociación de Meretrices, Sandra  Cabrera), sumado las dudas que despierta la muerte de la bibliotecaria, generan una obvia desconfianza.


 


Allegados a Paola denuncian que durante todo el fin de semana el Ministerio Público de la Acusación no respondió a los insistentes pedidos de información sobre el episodio.


 


Reclamamos una investigación independiente de los hechos.


 


La violencia institucional es fuertemente respaldada por el gobierno provincial de Miguel Lifschitz  y su ministro de seguridad Maximiliano Pullaro, que ante cada hecho escandaloso en el que se encuentra involucrada la policía santafesina sale a minimizarlos en los medios, como en el caso de la bibliotecaria María Ángeles.


 


El amparo del gobierno hacia la policía tiene como objetivo sostener el funcionamiento de negocios delictivos millonarios como el narcotráfico y la explotación sexual. A la vez, procuran sostener un aparato de represión e intimidación de las masas en el cuadro de las políticas de ajuste.