Semana de lucha contra la impunidad en La Plata


Foto: Camila Almada Meneses


El viernes 11 de septiembre, unas 500 personas se congregaron contra el gatillo fácil, ante el asesinato de un joven detenido dentro de un patrullero, y por las heridas de una bala policial que rozó el cuerpo de un estudiante de la UNLP; el miércoles 16, mil estudiantes se movilizaron en el aniversario de la Noche de los Lápices, y el jueves 17, dos mil platenses pidieron por la aparición con vida de la estudiante de ingeniería Rut Zambrana, desaparecida desde hace un mes, culminando el viernes con tres mil personas por Jorge Julio López junto a la Multisectorial de La Plata, Berisso y Ensenada.


Toda una semana de lucha contra la impunidad imperante de un régimen corroído hasta los tuétanos por la desidia y la descomposición del propio Estado.


Nueve años sin pistas de López, un mes sin pistas de Rut, y todo un aparato policial reforzado con agentes locales de la Bonaerense: la capital provincial es víctima de la política sciolista de reforzamiento permanente de una fuerza vinculada con el delito organizado, desde las redes de trata hasta el narcotráfico y el robo. Lo pone de evidencia que la izquierda, las organizaciones de derechos humanos y los sindicatos combativos hayan ganado durante toda una semana las calles hacia la gobernación y la fiscalía.


Una consigna recorrió estas movilizaciones: el Estado es responsable. La denuncia al poder político principal sostenedor de la impunidad absoluta en todos los casos; nueve años sin investigar al propio aparato policial, el cual es el primer sospechoso ante los testimonios que debía dar López en el juicio contra el ex comisario Miguel Etchecolatz. Los vínculos de la actual Bonaerense con los ex genocidas son amparados y apañados por el propio poder político, en primer lugar del gobernador Daniel Scioli, junto al gobierno nacional de CFK.



La cúpula de la Bonaerense es la que debería ser investigada, por sus nexos con el aparato represivo de la dictadura, por sus nexos con las redes de trata, con el delito organizado y con el amparo permanente al asesinato en cárceles, comisarías, patrulleros y barriadas. La izquierda lo viene denunciando incansablemente, en cada marcha por López, en cada lucha por los derechos humanos, desde hace más de una década, poniendo sobre el tapete que el kirchnerismo ha hecho de los juicios a cuenta gotas contra la represión de ayer, una demagogia tardía que se cobra la vida de los trabajadores de hoy.