Toda la causa es trucha

El 27 de julio fue liberado Marcial Cuenca, un trabajador de los planes que era el áltimo apresado en el Norte y el 1° de agosto lo fue Rubén Darío Zárate, un joven de 17 a”os, miembro de la Coordinadora Departamental de Trabajadores y Desocupados del norte de Salta. A ambos se les había denegado la excarcelación una semana antes bajo la acusación de asociación ilícita, interrupción de transporte terrestre, sedición, tenencia ilegítima de armas de fuego y el argumento absolutamente antijurídico y anticonstitucional de que “intentarán eludir la acción de la justicia en caso de recuperar la libertad”. El juez ha resuelto su libertad porque quien los incriminó había cambiado su declaración original, denunciando que ésta había sido tomada “bajo presión”, es decir, por medio de torturas. Las torturas (no sólo a Cuenca y Zárate) han llevado a la presentación, en otro juzgado, de una causa por apremios ilegales.


La libertad de los compa”eros es una victoria del movimiento de lucha por la libertad de los militantes populares. Esto revela un cambio más general en las condiciones de la movilización y una descomposición de la ofensiva “judicial” del gobierno. Las acciones y los reclamos por la libertad de los presos del Norte se intensifican y el importante pronunciamiento del Colegio de Abogados de Salta, demorado hasta ahora, es un signo político de esta evolución.


La causa se cae por la falta absoluta de pruebas, por la apelación a torturas para “fabricar” incriminaciones y por las revelaciones que indican que la provocación en el Norte fue armada paso a paso por Refinor, la empresa de Perez Companc (ver nota). Como el abogado de Cuenca y Zárate es el doctor Adet, un hombre ligado al diputado Belmont del PJ y más precisamente del ala que responde al gobernador Romero, el propio victimario trata de sacar ventaja aán en la retirada, tratando de colocar bajo su “protección” a los piqueteros y aliados de los piqueteros.


Lo concreto es que hay que profundizar la movilización y la pudrición de la causa, extendiendo la tarea de denuncia, llevando todos los testimonios que existan por torturas, revelando a los ojos de toda la población que la causa es insubsanablemente trucha.