Como en el ’76: una legisladora negacionista propone un sistema de denuncias en escuelas porteñas

Busca sancionar a docentes por su ideología, actividad gremial y actividad en las escuelas.

Docente, legisladora del FIT-PO y secretaria gremial de Ademys

Legisladora Porteña: Marina Kienast

La legisladora porteña, Marina Kienast, que junto a su bloque negó la dictadura militar en la última sesión de legislatura, acaba de presentar un proyecto de ley denominado “antiproselitismo escolar” de corte fascista, promoviendo un sistema de denuncias anónimas para sancionar a docentes por su ideología, actividad gremial y actividad en las escuelas que, según la legisladora, intenten “influenciar sobre temas de transcendencia social a los niños”.

Hay que recordar que los propios ministros de educación, Esteban Bullrich y luego Soledad Acuña, intentaron montar el 0800-buchon con motivo de las ocupaciones de escuelas secundarias, en las luchas estudiantiles, para denunciar y amedrentar estudiantes.

De todos modos, el proyecto en cuestión no deja de ser repudiable por su contenido y sus fundamentos que, en medio de una campaña negacionista de la última dictadura militar de 1976 (enarbolando, en algunos casos, la “teoría de los dos demonios” o declarándose directamente a favor de la dictadura genocida y sus métodos del terror), busca justificar la persecución dentro de las escuelas. Al igual que lo hicieron los milicos, quienes tuvieron como uno de sus objetivos al sistema educativo (tal como se puede leer en el “manual del subversivo” editado en 1977 por la dictadura), desapareciendo a docentes y estudiantes.

El proyecto del terror

En el articulado y los fundamentos del proyecto se promueve que, a través de llamados telefónicos, videos, documentos, denuncias escritas anónimas, se incite a marcar y sumariar a docentes que no coincidan con la ideología de estos sectores y de las familias de los estudiantes, con un claro propósito de perseguir la libre organización de los lugares de trabajo y la libertad de cátedra.

Para eso se ampara en el artículo 74 del reglamento escolar, que ya todos conocemos, sobre la imposibilidad de realizar propaganda partidaria, que no es lo mismo que ejercer el derecho a la enseñanza y de opinión.

Sobre esto habría que aclarar que el Estado, los diferentes gobiernos, son los que elaboran los contenidos a enseñar en las escuelas, no los docentes y estudiantes. Es decir, que tampoco estamos frente a contenidos “neutrales” porque reflejan los intereses sociales de un Estado que se vale de la institución escuela para legitimar su dominación, difundir la cultura burguesa, etc.

Si el estudio de la historia reciente sobre, por ejemplo, la condena a la dictadura militar se ha difundido en los últimos años en las escuelas, fue por la lucha por memoria, verdad y justicia que las propias víctimas y las organizaciones de derechos humanos vienen dando, desde hace décadas, contra el Estado y los partidos que apoyaron a la propia dictadura, no al revés. Y eso es un hecho para reivindicar, pues es el resultado de la lucha popular que permeó las escuelas, ya que finalmente también éstas son un terreno de la lucha de clases.

El proyecto mencionado busca exactamente lo contrario, partiendo de negacionistas no se puede esperar otra cosa. Y está a tono con el lanzamiento de la reaccionaria liga antipiquetera argentina de los Milei que tenemos que denunciar y combatir.

Por otra parte, es evidente que hay que advertir que busca enfrentar a la comunidad educativa entre sí, porque efectivamente considera que toda visión diferente, crítica de la sociedad actual, debe ser perseguida, lo cual generará alarma dentro de las escuelas, como se intentó hacer con el movimiento “Con mis hijos no te metas” contra la educación sexual integral.

Por último, hay que recordar que antes que los Milei y sus diputados saquen los proyectos anti piquetes o anti libertades democráticas, en el 2014 varios diputados del FDT como Kunkel, Conti, Bancalari, ya habían presentado proyectos anti protesta social o “anti piquete” que fracasaron, pues lo que crece es la lucha contra el hambre, la pobreza y por trabajo, contra todo un régimen social y político cuya única respuesta es la represión.

Rechazamos este proyecto y todos los ataques contra la memoria de las y los trabajadores, sus luchas y reivindicaciones históricas. Luego de la impresionante marcha del 24 de marzo en la Plaza de Mayo contra la represión de ayer y de hoy, contra el pacto del FMI, seguimos luchando por memoria, verdad y justicia.