Verdú: “Echaron lastre para salvar a funcionarios y empresarios”

Entrevista a María del Carmen Verdú (Correpi), copatrocinante de nuestra querella junto a Claudia Ferrero, de Apel.

-¿Cuál es tu apreciación general de la sentencia?


-Como en una partida de ajedrez, los jueces entregaron dos alfiles y algunos peones para salvar a la dama y al rey. Seleccionaron a los más impresentables (Favale, Sánchez, González, Pipitó y Alcorcel), cuya condena no acarrea costos políticos; a sus jefes Pedraza y Fernández, ya largamente abandonados por el Ejecutivo nacional y reemplazados por otros burócratas en la Unión Ferroviaria, y a dos grises comisarios sin mayor futuro en la fuerza, totalmente desacreditados y prescindibles. Todos ellos son el lastre que arrojaron por la borda para mantener a flote a los realmente importantes: los funcionarios y los empresarios. Por eso fue una sentencia diseñada a medida para proteger los intereses que defiende el gobierno. Por eso era imperativo para el tribunal negar la existencia de un plan criminal conjunto de los tres sectores de la burguesía que históricamente debe enfrentar la clase obrera: la patronal, el Estado y la burocracia sindical. Por eso, también, debían negar la existencia, como política de Estado, de la represión selectiva contra los trabajadores organizados en forma independiente, y el uso sistemático de patotas y grupos de choque por el gobierno para disimular su verdadero carácter. Sólo conocemos el resumen de los fundamentos que hizo el presidente del tribunal en forma oral, pero lo que dijo alcanza para imaginar el esfuerzo que hicieron para dar una interpretación aviesa y tergiversada de la realidad, y convertirla en otra cosa. Basta como ejemplo la conclusión que sacaron de una de las escuchas de la instrucción, la de Pedraza con el ministro Tomada. Según el juez Días, la fraterna y cordial conversación, en la que el funcionario, tres meses después del crimen, da al burócrata una verdadera clase en materia de “reducción de daños”, es para ellos una prueba de que “Tomada se lo quería sacar de encima”… Peculiar manera de sacarse a alguien de encima, la de darle consejos y ponerse a su disposición.


-El tribunal sostuvo que Pedraza y la patota actuaron con ‘dolo eventual’.


-Hay dolo eventual cuando alguien sabe que su conducta puede producir un resultado (en este caso, que usar armas puede causar una muerte) y, aceptando ese riesgo, igual actúa. No hay diferencia, en cuanto a la pena, entre un delito cometido con dolo directo y uno con dolo eventual, porque, precisamente, la ley no distingue entre quien quiere expresamente el resultado y quien “no lo quiere”; es decir, se lo representa y no le importa. La trampa que usan los jueces es afirmar que el homicidio agravado por la participación premeditada de más de dos personas sí requiere dolo directo en ese acuerdo previo “para matar”. Sostuvo que Pedraza no pudo haber planificado expresamente que alguien (Mariano u otro) muriera, porque, como dijo, “una muerte es el final del juego”. Los ejemplos que puso (Carrasco, Maxi y Darío, Bulacio) no prueban eso, ya que la colimba o el gobierno de Duhalde terminaron, no por los homicidios sino por la movilización popular que causaron esos crímenes, por razones no previstas por sus autores, y, como lo padecemos a diario, gozan de excelente salud las razzias y demás formas de detenciones arbitrarias, así como las normas que las amparan y las sentencias que las convalidan. Lo que no explica el “razonamiento” del juez es cómo fue que todos los condenados por los homicidios confluyeron en circunstancias de modo, tiempo y lugar, para hacer, cada uno, exactamente lo necesario para consumar el crimen, si esa “convergencia intencional” no existía. Absurdo.


-¿Cuál fue el papel de la Dirección General de Operaciones de la Policía?


-Las penas simbólicas que recibieron los policías de la DGO, en particular el comisario Lompizano, sólo se explican por la necesidad de preservar la cúpula policial y su mando político, el gobierno nacional. No pesan lo mismo, en la fuerza, Mansilla y Ferreyra que Lompizano, jefe de la DGO, la central operativa de la policía, y nexo directo con el Ministerio de Seguridad y todo el Poder Ejecutivo nacional. Hubiera sido imposible condenar por el homicidio a los policías de la DGO sin subir hacia Aníbal Fernández y el resto de los funcionarios.


-¿Cómo sigue esto ahora?


-Con organización y lucha.