Yerba Taragüi: el juicio y la impunidad de los Navajas Artaza

Esta semana se llevó adelante el primer juicio por las desapariciones en Virasoro, Corrientes, durante la dictadura militar. Fue llevado a juicio por la desaparición de obreros rurales de la estancia Las Marías el intendente de Virasoro durante la última dictadura: Héctor Torres Queirel. Será juzgado por la desaparición de Marcelo Peralta, en la causa que investiga los secuestros y desapariciones de obreros rurales y de alimentación del pueblo. 


En realidad, la cantidad de secuestrados y torturados fue mucho mayor: veinte trabajadores, al menos. En el juicio, debieron haberse sentado en el banquillo de los acusados los dueños de la empresa Las Marías, productora de la yerba mate Taragüí. La empresa organizó, junto a los militares y el intendente, el secuestro y la desaparición de los dirigentes y activistas sindicales rurales y de alimentación con el objetivo de terminar con la organización sindical que había venido a ponerle un límite a la voracidad patronal y la explotación. Inmediatamente luego del golpe, Adolfo Navajas Artaza, uno de los pesos pesados de la oligarquía correntina, llevó a los trabajadores a hablar con el capitán Secco, comisario a cargo de Virasoro luego del golpe militar, para advertirles: "acá se terminaron los sindicatos" (Pagina 12, 4/7). Posteriormente, se produjo una denuncia formal de la familia Navajas Artaza contra los dirigentes sindicales del STIA y Fatre, acusándolos de asociación ilícita. Como ocurrió con los Blaquier en Ledesma, la empresa organizó la represión y el secuestro de sus trabajadores para terminar con la organización sindical.


La esposa de Neris Perez, detenido por su participación y que continúa desaparecido, sostuvo: “La primera vez que nos ‘visitaron’ fue una madrugada en marzo de 1977 y eran como diez hombres; mi marido estaba en el campo trabajando, recorrieron la casa, le apuntaron en la cabeza a mi hijo mayor que tenía 14 años y voltearon un aparador que había en el comedor porque buscaban papeles', relató la esposa de Pérez. Y agregó: ´Cuando agarraron unos carnet que la obra social del sindicato nos daba dijeron ‘acá está’ y se fueron pero me dijeron que en tres meses iban a volver”. (El Diario de la Región, 4/7)


Navajas Artaza fue salvado de ir a juicio en un episodio que muestra a las claras la naturaleza de clase del poder judicial. Cuando se inició el juicio, veinte jueces federales se excusaron de continuar la acusación contra este peso pesado de la oligarquía correntina. Finalmente, el magistrado Tomás Chalup, lo absolvió sin ni siquiera tomarle declaración indagatoria.


Las Marías, ayer y hoy


La lucha por justicia por los obreros desaparecidos y torturados en Las Marías conserva toda su actualidad. El objetivo de los secuestros fue quebrar la resistencia sindical a la explotación patronal en la fábrica y las estancias. A cuatro décadas, el problema de la organización sindical, de enfrentar la dictadura patronal en Las Marías y en el pueblo de Virasoro sigue estando plenamente planteado. 


Mientras el grupo empresarial encabezado por Navajas Artaza expande su red de negocios, avanza en mecanizar la cosecha de yerba mate, y capta enormes ganancias, los obreros de Virasoro sufren condiciones de explotación brutales. La empresa no paga las horas extra. Los trabajadores que sufren accidentes de trabajo son responsabilizados por los mismos, se los persigue y sanciona. La miseria salarial resultante de este régimen de trabajo pesa sobre un pueblo que produce una enorme riqueza acaparada por la oligarquía correntina en desmedro de todos sus trabajadores. El trabajo sucio de someter a los obreros a estas condiciones hoy lo realizan la burocracia del propio STIA y de la Uatre, que actúan como cómplices de la patronal dejando pasar todos los atropellos.


La Fundación Las Marías, mientras tanto, realiza "obras" que le permiten, por ejemplo, tener convenios con universidades, influir en la educación mediante escuelas privadas, intervenir a partir de su instituto de capacitación, etc. La contracara de esta tarea "social" es la superexplotación laboral y el dominio del pueblo como verdaderos "patrones de estancia". La Estancia Las Marías posee 30.000 hectáreas de cultivos en la zona.


Los obreros desaparecidos y torturados de Las Marías tendrán justicia cuando los trabajadores terminen con la dictadura patronal de los Navajas Artaza, y puedan ser dueños de la enorme riqueza de la yerba mate.