Continua la represión a los piqueteros y al PO crece la respuesta polular

En la noche del miércoles 20, los gendarmes ingresaron en la casa de Perico Raineri en Campamento Vespucio. Destrozaron una puerta, ingresaron y “dieron vuelta” su casa al mejor estilo de la dictadura. Ante la denuncia de los vecinos, una delegación del Colegio de Abogados verificó esta situación, que fue denunciada páblicamente en la Plaza del Aguante.


Casi a la mismas horas el gobierno provincial silenció a Radio El Sol de Tartagal, incautando sus equipos y suspendiendo su licencia bajo la acusación de propalar “mensajes favorables a la violencia” (ésta fue una de las radios que volcó una información rigurosa sobre los hechos y que, significativamente, había reporteado a Jorge Altamira en las jornadas previas).


Cuarenta y ocho horas después, en un reportaje radial, el gobernador Romero volvió a denunciar al PO como impulsor de la “violencia” en el norte de la provincia, pero fue aán más lejos, planteando la hipótesis de que existiría una “rama militar” en su seno, haciendo un símil con la ETA vasca o el IRA irlandés (extendió esta hipótesis a la CCC).


El domingo 24 esta campaña represiva fue reforzada con un comunicado del gobernador anunciando una negociación para el miércoles 27, pero vedada para aquellos “que han elegido el camino de las armas”, para los que “está reservado el camino de la justicia y de la cárcel”.


En consonancia con esta línea, el juez Cornejo mantiene presos y procesados a José Barraza, César Raineri y Carlos Gil e impulsa la captura de otros 11 dirigentes y activistas.


 


Se fortalece la Plaza del Aguante


A casi una semana de la pueblada que desalojó a la Gendarmería del pueblo, cada vez son más las carpas. La Coordinadora Departamental y los familiares de José Barraza y otros presos y procesados han instalado la propia, lo mismo que los aborígenes de la misión El Cruce. La “Juventud Estudiantil”, una coordinadora de estudiantes secundarios, organizó un festival solidario que contó con 14 grupos y una asistencia cercana a las 1.000 personas en la noche del domingo. Allí se reunió comida como para “aguantar” todo el tiempo que haga falta.


Mientras el pueblo rodea masiva y solidariamente a los dirigentes de la Coordinadora y de la UTD como ánica representación propia, se escucha por radio el mensaje del gobernador prometiendo cárcel para los compañeros.