Cumbre piquetera

Unidad solo con un programa común y un plan de lucha.

Rueda de prensa luego de la reunión (15/7)

La reunión de casi todas las organizaciones sociales y piqueteras en el local central del Partido Obrero concitó por lejos una atención periodística y política mayor que la reunión de la CGT que se hizo dos días antes.

Toda una foto del momento del movimiento obrero argentino, donde particularmente la fracción desocupada agrupada en la Unidad Piquetera es una clara vanguardia movilizadora que lucha efectivamente contra la catástrofe social de pobreza que sacude a todo el pueblo trabajador. De hecho, venían de una enorme movilización en todo el país con centro en la Plaza de Mayo el día anterior. Por contraste, la CGT, que puede parar el país y no lo hace desde hace años –nunca bajo este gobierno del que se considera parte-, resolvió una movilización que no será contra el gobierno sino abstractamente “contra la inflación” para el 17 de agosto, dentro de un mes, tiempo tan largo que habrá que ver si se hace.

Y claro, si uno mira el potencial movilizador de los representantes que se reunieron en Bartolomé Mitre 2162, superan largamente el medio millón de personas. Algo que podría potenciarse si se convoca a todos los sectores organizados o no que sufren no solo la precarización laboral y la pobreza, sino que ante la carestía descontrolada no saben si comen al otro día.

Pero, ¿estamos ante un escenario de acción común de las organizaciones en lucha de la Unidad Piquetera con las llamadas “organizaciones sociales” con altos funcionarios integrados al gobierno? ¿Qué condiciones llevaron a la realización de esta reunión sin precedentes?

Hay una realidad común que es la base social de todos los sectores que sufren de manera simétrica el agravamiento de la miseria social. Y eso pone en jaque a las propias direcciones integradas al Estado. Hay también una ofensiva política, mediática y judicial para estigmatizar a todas las organizaciones que de una u otra manera han salido a organizar a los más sumergidos fuera del control de los punteros tradicionales del PJ y el resto de los partidos del sistema.

Pero es imposible desligar estos factores de la tendencia a la disgregación del Frente de Todos. De hecho la propia Utep se ha dividido porque el sector de Juan Grabois (MTE) junto a la CTA Autónoma convocan a una movilización el 20 de julio de la que no participan los sectores mayoritarios: el Evita, la CCC y Somos mantienen por ahora solo su convocatoria a San Cayetano el 7 de agosto, una procesión de fe religiosa ajena a toda posición de lucha.

El trío San Cayetano está alineado con Alberto Fernández y los agrupados con Juan Grabois militan en los márgenes del kirchnerismo, de tal suerte que el eje de su convocatoria el 20 es el meneado salario básico universal de $14.000 que Patria Grande presentó como proyecto y que desde estas páginas hemos caracterizado como “miseria general” para colocar un nuevo piso a la baja en el salario argentino. Que atrás de eso está Cristina Kirchner lo está demostrando que la fiel Juliana Di Tullio, ahora senadora, está elaborando un proyecto similar pero más acotado en su universo que entonces además de miserable no tendría nada de universal. Algo, digamos, más tragable al ajuste recargado de Batakis y el FMI.

El otro sector, el alineado con Alberto Fernández, habría “logrado” que no echen a Emilio Pérsico de Desarrollo Social, una exigencia de CFK que trascendió habría sido parte de la tensa llamada en la noche de la designación de Batakis. La reunión presidencial con este ala de la Utep (no fue completa) tendría el valor de un gesto en ese sentido, más allá de la formal solidaridad presidencial frente a la ofensiva judicial.

Para el Polo Obrero, tal cual lo definió Belliboni con claridad, la cuestión frente a la escalada inflacionaria, de ajuste y parate económico es con qué programa y con qué plan de lucha la llevamos adelante. El Polo Obrero llevó un combo de puntos a la reunión: 1) Bono de $20.000. 2) Plan de Obras Públicas y un millón de viviendas populares para generar puestos genuinos de trabajo. 3) Universalización de los planes sociales. 4) Salario Mínimo de $100 mil. 5) No a la criminalización de los que luchan. 6) Abajo el ajuste de Batakis y el FMI.

Sobre esta base se puede coordinar un plan de lucha. Es una perspectiva que objetivamente plantea la ruptura de las organizaciones oficialistas con el gobierno. Hay un punto en que no se puede estar en dos orillas antagónicas. Puede haber gestos solidarios frente a la criminalización, hasta alguna iniciativa común en ese sentido. Pero el gran tema planteado para la clase obrera en su conjunto y para los más sumergidos en particular es intervenir con nuestras reivindicaciones en este momento crucial, donde el pacto del gobierno (y la oposición de derecha) con el FMI se hunde en el fracaso, para que la crisis la paguen los capitalistas y no los trabajadores.