El 14 de octubre, refuerza a la Asamblea Piquetera

En la segunda Asamblea Nacional Piquetera se resolvió un plan de lucha por la derogación del ajuste, la libertad y desprocesamiento de los presos, el retiro del presupuesto confeccionado en base al Déficit Cero. Se resolvió también convocar a una tercera Asamblea Nacional de trabajadores ocupados y desocupados.


Desde entonces, los despidos y suspensiones tuvieron un nuevo récord. Los cierres de fábricas se han convertido en cosa cotidiana. Los planes de empleo están siendo “retirados” o se pagan en patacones. Los comedores escolares funcionan precariamente. Las lluvias han tornado aún más inhabitables los barrios obreros.


¿Y lo que viene? La tarjeta de crédito por 100 ó 150 pesos a ser entregada a cada jefe de familia desocupado, para ser utilizada solamente en los supermercados, convierte al desocupado en un paria total: sin movilidad propia, es confinado a un gheto. El ataque busca desintegrar las organizaciones de desocupados y alimentar a banqueros y supermercadistas.


Las elecciones, por otro lado, han sido un enorme revés para el gobierno y para los gobernadores peronistas. Ha sido un avance para la izquierda. Daer, sin embargo, acaba de afirmar que “la gente” le ha dado a De la Rúa “la última oportunidad” (Crónica, 16/10). No: para la “gente” las “oportunidades” de los De la Rúa se han acabado.


Es necesario, entonces, convocar Asambleas Piqueteras en todo el país y una Asamblea Nacional de ocupados y desocupados, para impulsar una huelga general.


Una huelga general para que se derogue el ajuste y el pago en bonos.


Para que se prohíban los despidos y se reabran las fábricas bajo control obrero.


Por un salario mínimo de 600 pesos, por una jornada de 8 horas.


Por el reparto de las horas de trabajo.


Por la transformación de los “planes Trabajar” en un plan de obras públicas bajo control obrero.


Organicemos una marcha y el acampamento a todas las sedes de gobiernos municipales y provinciales, y frente al Ministerio de Trabajo de la Nación.


Llevemos adelante, entonces, el llamamiento de la Segunda Asamblea Nacional Piquetera.