Viernes 28 de junio, mediodía. Regularmente, como desde hace meses, la protesta de los ahorristas se había detenido frente al Citi de Florida y Perón. Como en cada protesta, cientos de personas golpeaban prolijamente las “amuralladas” paredes del banco.

En ese momento, uno de los ahorristas pidió “un minuto de silencio por los compañeros piqueteros asesinados”.

De inmediato, los ahorristas dejaron de golpear con sus cacerolas y sus martillos. La habitualmente bulliciosa calle Florida guardó silencio e incluso mucha gente que pasaba detuvo su marcha.

Fue un minuto interminable, por la emoción y por el significado: la clase media piquetera, la que desde hace meses viene sitiando a los bancos con sus movilizaciones y sus escraches, rindió así su homenaje a los piqueteros caídos.