“Ganamos, ganamos”

Victoria y alegría en El Dorado

La Gendarmería detuvo a Tato Zeretzki frente a nuestra casa a las 7 de la mañana, siguiendo órdenes del juez Casals, quien actuaba por órdenes del ministro de gobierno, Franco. En la ruta, lugar acordado para manifestarnos, había comenzado el operativo para impedir el corte con 400 gendarmes, 70 policías de la provincia y el GOE, emplazados en los montes cercanos. El operativo para detener a Tato implicó la militarización de todo el barrio.

El gobierno había acordado el día anterior una reunión con un representante del gobierno nacional, que había bajado a discutir sobre posibles puestos de trabajo. Ante la ofensiva del gobierno, decidimos ir a la reunión y plantear que “primero liberen al compañero y después hablamos”.

La reunión –realizada en las oficinas de las intendencia con el secretario del gobernador, el representante de la Nación y el intendente– comenzó a las 9:30 horas, cuando nos llegaran avisos de que había orden de detención para el delegado de Iguazú y para los delegados de los barrios de Eldorado, que nos encontrábamos reunidos.

Ante esta situación, decidimos no abandonar la intendencia. Entretanto, tratamos de contactarnos con Tato, recibiendo todo el tiempo negativas de parte de las autoridades. Hacia las 15 horas nos informaron que sería liberado, por lo que comenzaron una serie de idas y venidas para que nos informen dónde lo soltarían.

En ese momento, el gobierno inició una provocación, ya que al lugar al que íbamos nos negaban que estuviera allí. Durante tres horas tuvimos a nuestro compañero desaparecido.

Los compañeros de los barrios, que aguardaban frente a la municipalidad, comenzaron a impacientarse y a pedir a gritos su liberación. Al mismo tiempo se empezó a llamar a los vecinos para que se manifestaran en la plaza. Lentamente comenzaron a llegar, incluso de Piray. Los compañeros vinieron preparados para el enfrentamiento con palos y machetes. También llegaron compañeros de Colonia Delicia. Hacia las 18 horas, la situación no daba para más.

Ante el manoseo del gobierno, los delegados decidimos salir de las oficinas para manifestar con los compañeros nuestra furia contra el gobierno. En ese momento, desesperado, el intendente nos comunica con Tato, quien también nos dijo que venía a la plaza con el secretario de Gobierno de la municipalidad.

Imposible describir la alegría y la emoción que sentimos cuando llegó. Cuando lo recibieron los compañeros, entendimos que fue un triunfo de la movilización. Así lo entendieron también los compañeros. Las imágenes de ese momento fueron pasadas por el noticiero local casi en el mismo momento, teniendo gran repercusión entre la población.

Entonces comenzó la negociación, llegándose a un acuerdo que implicó 100 puestos de trabajo provinciales y unos 140 municipales, tarjeta social, bolsones de alimento, ayuda sanitaria, becas escolares, colchones y una mesa de trabajo para incorporar compañeros mes a mes. Este acuerdo tiene alcance sobre Eldorado, Piray, Montecarlo, Delicia, Iguazú, Candelaria y Posadas.

En los días siguientes, compañeros y compañeras de otros barrios y localidades pidieron incorporarse al Polo Obrero. En los barrios se discute la necesidad de una organización política propia: el Partido Obrero. Se inició una fuerte campaña por la legalización del partido.

Fue un avance en la conciencia de clase. Cuando volvían a los barrios, los compañeros cantaban. “¡Ganamos, ganamos!”.