Gran marcha de los desocupados

Con la participación de mil compañeros, el martes 14 se llevó a cabo la movilización de desocupados convocada por el MTD, el Polo Obrero, Barrios de Pie y Teresa Vive. Fue apoyada por trabajadores ocupados y las organizaciones que integran la Mesa Coordinadora Regional, como docentes, trabajadores de la salud, ceramistas, estudiantes y la Agrupación Mapuche.


La marcha unificó distintos reclamos de trabajadores ocupados y desocupados y de la comunidad mapuche, como el pago de los salarios en tiempo y forma y su indexación, el repudio al robo sufrido por los ceramistas (donde se ve la mano de los servicios de inteligencia), el repudio a la causa abierta contra los compañeros del MTD, un plan de obras públicas para crear trabajo genuino, el pago sin discriminaciones del “plan jefes” a todos los inscriptos, que los inscriptos en los planes provinciales y municipales no sean transferidos al “plan jefes”, y la defensa de las tierras mapuches usurpadas y contaminadas por Repsol. En las reuniones mantenidas con el gobierno provincial y el municipal, no hubo ninguna solución a estos reclamos.


Antes de finalizar con un acto frente a Casa de Gobierno, la marcha se dirigió a las instalaciones de Repsol. La lucha para que la petrolera se haga cargo de la desocupación es de extrema importancia, más aún cuando Sobisch ratificó su alianza “estratégica” con el pulpo, aunque esto haya llevado a que Neuquén tenga el récord de pobreza en la Patagonia (30% de la población).


La llamada “regionalización” que impulsa Sobisch no es “para unir a la Patagonia”; es para unificar a las provincias productoras en defensa de los intereses de las petroleras, despedir a miles de empleados estatales y municipales, cerrar organismos del Estado y, finalmente, unificar Legislaturas para impedir el ingreso de organizaciones políticas de los trabajadores.


Por eso no es casual que para impulsar esta “regionalización”, Sobisch viaje a Salta, que no queda en la Patagonia pero que está gobernada por Romero, otro gendarme de Repsol y las petroleras, que levanta el mismo planteo.


La profundización de la lucha de los ocupados y los desocupados pone en el primer plano la consigna de que se vaya Sobisch y el poder pase a una Asamblea Popular Constituyente, que lleve adelante una reorganización social y política, comenzando por la expropiación de las privatizadas y su puesta en funcionamiento bajo control de los trabajadores.