Gran triunfo en Lavalán

El martes 3 la policía provincial allanó la planta Lavalán, ubicada en Avellaneda, una de las casi 100 fábricas ocupadas y bajo gestión de los trabajadores. Los obreros habían reabierto la fábrica y logrado la aprobación de un proyecto de expropiación por parte de la Legislatura bonaerense.


La orden de allanamiento del juez se basó en el reclamo del stock de lana de uno de los antiguos dueños de la firma, a pesar de que la ley de expropiación comprendía todos los activos, incluyendo en forma explícita las materias primas.


Dada la arbitrariedad de la medida, no hay que descartar que detrás de la orden judicial esté la mano de un sector de la patronal que es partidario de una línea represiva contra las ocupaciones de fábrica y ve con desconfianza la política contemporizadora del gobierno, que viene echando lastre ante las gestiones obreras. Por lo pronto, asistimos al primer caso de una intervención policial contra una fábrica “expropiada”.


Esta provocación fue literalmente aplastada por la acción de los trabajadores, las asambleas, las organizaciones piqueteras y los partidos. En una verdadera guerra campal que se prolongó durante todo el día, se logró, al anochecer, que la lana no saliera del establecimiento. El juez no tuvo más remedio que dar marcha atrás.


Todo comenzo a la mañana, cuando la policía irrumpió a los garrotazos en la fábrica y desalojó a los trabajadores. A partir de ahí comenzó la resistencia, que se fue ampliando con el correr de las horas. La presencia de los trabajadores que se concentraron en la puerta fue engrosada con delegaciones de organizaciones populares y vecinos, quienes hicieron el “aguante” a lo largo de toda la jornada.


A media tarde, luego de varias horas de concentración en la puerta, los obreros de Lavalán habían logrado franquear el cordón policial y retomar el control del establecimiento. En asamblea general resolvieron desafiar la decisión del fiscal e impedir la salida de la lana. En la puerta, mientras tanto, se habían concentrado más de 400 compañeros, entre los que se destacaban el Polo Obrero, las asambleas barriales y delegaciones de obreros de otras fábricas ocupadas. Junto a los obreros de Lavalán formaron un verdadero escudo humano, sentados en los accesos a la planta para impedir la salida de los camiones que pretendían sacar la materia prima. Los compañeros repetían incansablemente a través de sus cánticos: “Lavalán es de los trabajadores, y al que no le gusta se jode, se jode”, y “La lana no se va, la lana no se va”… Y la lana no se fue.


¡Un gran triunfo de la lucha obrera!