Hurlingham: Municipio mafioso

Pasaron sólo tres meses desde que asumiera Luis Acuña como jefe comunal en reemplazo del ascendido Juan José Alvarez. El año pasado, mientras era presidente del Concejo Deliberante, había mostrado la hilacha cuando sus esbirros recibieron en el recinto, con golpes y empujones, a los vecinos del Barrio San Alberto que se oponían a la instalación del cementerio privado, un negociado por el que se han repartido miles de dólares entre ediles y funcionarios del oficialismo.


Seguramente por consejo del capo Duhalde y la veta de su mentor, el ahora secretario de Seguridad de la Nación, Juanjo Alvarez, Acuña y su ladero, Eduardo Damico (secretario de Gobierno, militar retirado) han sacado sus perros a la calle para amedrentar a los trabajadores ocupados y desocupados, y a todo el pueblo de Hurlingham.


En el distrito, el gobierno del peronismo está acorralado por las manifestaciones cotidianas.


A mediados de mes, unos 250 compañeros del Polo Obrero y de comisiones barriales (San Damián, Mitre, Atepam, Roca, Jorge Newbery) le arrancaron el compromiso (“lo hice bajo presión”, se excusó Acuña por el canal local) de 200 planes o subsidios, bolsones de alimentos y medicamentos. Pero cuando el martes 22, delegados del Polo Obrero concurrieron a la sede municipal con el fin de hacer efectiva la promesa, ella fue negada con la muletilla de que “no hay plata” y Acuña, además, le prometió “romperle la cabeza” a un compañero de Mitre. Lo señaló a los veinte barrabravas del Deportivo Morón y del Sindicato de Municipales (que conduce el concejal del PJ, Nito Bertinat) que estaban en las puertas del municipio, “no para golpear a nadie, sino para impedir una olla popular”, reconoció el secretario Damico a los delegados que se entrevistaron con él.


Días antes, la compañera del Polo Obrero, Eva Gutiérrez, había sido amenazada con un “te voy a hacer desaparecer” por parte de la vicepresidenta de la sociedad de fomento del Barrio Atepam, Ana Domec, conocida puntera justicialista; lo que le valió un escrache en su domicilio.


El jueves 24, los secuaces de Acuña-Damico atacaron con armas de fuego a plena luz del día a la columna del MIJP de Castells, que se dirigía al Polideportivo municipal para hacer entrega a Damico de un petitorio por alimentos (¡Acuña está de vacaciones!). El ataque fue protagonizado por los mismos matones del Sindicato y de Morón que días antes habían agredido al Polo Obrero. Los móviles de la policía, que abrían y cerraban la marcha del MIJP, desaparecieron de la zona… Durante el hecho, los matones golpearon y robaron al fotógrafo de Crónica, amenazaron a un periodista local y casi matan al chofer del micro del MIJP, luego de que destrozaran el vehículo y pretendieran incendiarlo, lo que fue impedido por los comerciantes del lugar.


Estos hechos se sumaron a los negociados en puerta (recolección de basura, construcción del edificio municipal y del inútil boulevard en Av. Roca, distribución de planes y bolsones entre los punteros, etc.).


Los trabajadores ocupados y desocupados de Hurlingham, los comerciantes y la clase media debemos redoblar nuestros esfuerzos, nuestra organización, nuestra movilización y nuestra unidad de acción para echarlo y deshacernos de la lacra política que representan. Así quedó reflejado en el cacerolazo del viernes 25, cuando más de 500 vecinos se movilizaron por las avenidas céntricas de la ciudad bajo la consigna que une al país: ¡Que se vayan todos!


La asamblea que se llevó a cabo el sábado 26 en la Plaza de Hurlingham (que se repetirá cada sábado a las 19:30 horas), donde más de cien vecinos, junto a las organizaciones populares del distrito (Polo Obrero, CCC, IU, PO, Cabildo Abierto, etc.) ratificaron democráticamente lo resuelto por la Asamblea Interbarrial de Parque Centenario, es el inicio. Para que se vayan Acuña y Damico. ¡Para que se vayan todos!