La crisis del Consejo Consultivo de Córdoba Capital

El Consejo Consultivo local está envuelto en una crisis terminal, que se arrastra prácticamente desde mediados de año como resultado de la lucha despiadada por el manejo de los planes entre distintas fracciones del Pj, el intendente menemista Kammerath y una ristra de organizaciones de desocupados fantasma, creadas al calor de los planes. En esta lucha de buitres han quedado más de 8.000 planes que todavía no se han cobrado. El Consejo, que siempre se presentó como la contracara de los piqueteros y de los que cortan rutas, debió apelar a lo largo de los últimos meses a movilizaciones y acciones callejeras en demanda de los planes, en las cuales quedó evidenciada la escasa representatividad de las organizaciones que lo integran.


En enero el Consejo quedó acéfalo, como resultado de esta lucha punteril. El que era su presidente, Olmos (ex integrante de la Ftv), fue desplazado y el Consejo “se tomó vacaciones”.


Finalmente, el 22 de enero se parió una nueva conducción y un reparto de la presidencia del mismo con plazos de 3 meses, no renovables, para cada organización. El primer designado fue Ricardo Puchetta, dirigente de Barrios de Pie, que venía integrando el Consejo desde su pertenencia a la Cta.


El acuerdo es extremadamente precario: “En un primer momento, las organizaciones religiosas analizaron la posibilidad de abandonar el Consejo Consultivo, pero luego privó la idea de seguir y tratar de ampliar su conformación para que las organizaciones de desocupados justamente a quienes se debe controlar en la implementación del programa social no tengan el control absoluto del organismo”. “Todos los dirigentes consultados admitieron que se avecinan meses difíciles porque las próximas internas partidarias especialmente la del PJ y las elecciones nacionales del 27 de abril, pueden complicar el funcionamiento del Consultivo, en el cual conviven 18 organizaciones sociales y la mayoría de ellas tienen orientación política” ( La Voz del Interior, 23/1). Es decir, la crisis del Consultivo es el resultado de la crisis política de conjunto en lo que ha sido la orientación central del gobierno de Duhalde para desarmar al movimiento de desocupados.


La crisis no ha dejado el control de los planes en manos de los desocupados. La presidencia en manos de Barrios de Pie no es una garantía de ello, primero porque el control real sigue en manos de la Municipalidad y de la Iglesia, segundo porque tampoco es ésta la orientación de la organización. Puchetta ha declarado que su objetivo no es hacer política, planteando que la militancia política debe dejarse fuera del Consejo, y que el objetivo de su gestión es trabajar para los desocupados. El planteo indica cuanto menos una ingenuidad. Lo que sí es seguro es que no hay una política obrera para intervenir en el Consejo, la cual partiría por eliminar del mismo a la Iglesia, las organizaciones patronales y el Estado. El movimiento piquetero que más se desarrolló, que jugó un papel clave en la escena política, fue justamente el que no sólo no integró los consejos consultivos sino que luchó contra ellos, y es el que se nucleó alrededor del Bloque Piquetero.


La crisis del Consejo Consultivo de Córdoba es una oportunidad para acabar con él, para sumar a los desocupados, y sobre todo a los atrapados por el clientelismo, a la lucha contra el gobierno hambreador. La permanencia en el Consejo Consultivo no ayuda a romper con los punteros, como pretende Puchetta; por el contrario, les da oxígeno para seguir medrando con el hambre y la necesidad del pueblo. Llamamos a Barrios de Pie de Córdoba a no ser el instrumento de una política ajena a los desocupados, y por lo tanto a romper con el Consejo.