En la cuarta semana de agosto las colas de los “beneficiarios” del programa Jefes y Jefas de Hogar se convirtieron en centros de movilización. Miles y miles de trabajadores desocupados no pudieron cobrar los miserables 150 Lecops de asignación del programa nacional ni, en muchos casos, los programas provinciales. Aunque el centro del no pago fue la provincia de Buenos Aires, y corrió en paralelo con las denuncias sobre el complot de la camarilla duhaldista para controlar al gobierno de la provincia, la espera inœtil de los desocupados se repitió en la mitad de las provincias.

El Bloque Piquetero Nacional y el Mijd convocaron a un corte general de puentes en reclamo del pago inmediato de los ” beneficios” demorados, junto al planteo ya enarbolado de la duplicación del monto asignado al programa Jefes y Jefas y su extensión a todo desocupado mayor de 15 años. La ocupación, masiva, tuvo su punto culminante en el Puente Pueyrredón, donde cerca de cuatro mil piqueteros bloquearon el acceso durante varias horas. Pero los cortes se cumplieron masivamente en Liniers, Puente Saavedra, Córdoba (ver nota), y varias capitales de provincia, y tuvieron su cierre simbólico en Resistencia, Chaco, al momento de cerrarse esta edición. Una entrevista concedida con los manifestantes en los puentes por la ministra de Trabajo no arrojó otra respuesta que excusas y la promesa de una pronta regularización. Pero en las horas siguientes comenzaron a cumplirse pagos en una serie de localidades del interior de la provincia de Buenos Aires, en una aceptación muda del peso de la movilización desplegada y el anuncio de nuevas medidas en caso de no producirse el pago.

La acción de las organizaciones piqueteras fue anunciada en el Encuentro de Empresas Ocupadas y en Lucha y cumplida masivamente 48 horas después.

El primer punto de las iniciativas de lucha votadas en Grissinópoli ya fue cumplido, pero el compromiso para arrancar el pago de todos los planes sigue en pie.