PROGRAMA "ARGENTINA TRABAJA"

Extendamos la organización

Por el salario y el pase a planta

La bronca salarial de todo el movimiento obrero se siente también en el programa Argentina Trabaja. El salario está congelado en 1.200 desde su lanzamiento hace un año. O sea, más de 500 pesos por debajo del salario mínimo. Mientras tanto, el medio millón de despedidos con el primer impacto de la crisis no han recuperado sus puestos de trabajo.

La pelea por la estabilidad laboral es parte de la defensa obrera frente a la confiscación capitalista, igual que la pelea por la reapertura de las paritarias y la movilidad jubilatoria. Y el programa Argentina Trabaja es justamente un trabajo profundamente precarizado, sin estabilidad ni garantías. Siguen la falta de herramientas, materiales y ropa de trabajo. A muchos no les asignan tareas y a aquellos que se encuentran bajo las cuadrillas municipales, los exprimen por productividad, reemplazando contratados anteriores. Se trabaja sin obra social ni seguro, aunque como todo lo otro, tiene presupuesto asignado. A seis meses de que Alicia K respondiese los cuestionamientos al programa anunciando una auditoría de la Sindicatura General de la Nación, no existe información disponible sobre el manejo presupuestario del plan en cuanto a herramientas, materiales, ropa; sobre los organismos que lo iban a controlar ni sobre las tareas asignadas (La Nación, 17/8).

El piquetazo del 18

La desorganización del trabajo pretende someter a los trabajadores a las presiones y peajes de los punteros, y diluir la tendencia a la organización. Frente a esto, la movilización al Ministerio de Desarrollo Social, realizada en Buenos Aires el miércoles 18 de agosto, fue un punto de reagrupamiento para pelear por las condiciones de trabajo, en el camino de imponer el pase a planta. Ocho mil trabajadores del programa interrumpieron ese día el trabajo o las capacitaciones y se movilizaron, realizando un paro de hecho. La marcha fue imponente por la presencia de las cuadrillas de trabajo con sus herramientas, ropa de trabajo y carteles hechos en cada barrio. La convocatoria del Polo Obrero, Barrios de Pie, la CCC y el MST arrancó compromisos de regularizar en el curso del mes la ropa de trabajo, el seguro y la obra social.

El Ministerio de Desarrollo se comprometió a organizar, junto a la Provincia de Buenos Aires, el trabajo para las cuadrillas de las organizaciones respetando su composición.

Al terminar la marcha, se abrieron caminos distintos. La CCC ya había adelantado la mitad de su columna para apoyar el acto patronal de la Federación Agraria por la rebaja de las retenciones. El Polo Obrero marchó al Congreso, junto al Partido Obrero, para realizar el único acto del día reclamando el 82% móvil, saludado por las organizaciones de jubilados presentes.

La jornada tuvo un importante alcance en el interior, con cortes y movilizaciones en doce provincias, donde se reclama la extensión del programa. En Chaco, Mar del Plata y Misiones, se han conquistado cuadrillas similares, con fondos nacionales. El gobierno evita un lanzamiento formal del programa en las provincias para esquivar una lucha más extendida y masiva. Las conquistas locales logradas muestran que se puede forzarlos a echar lastre.

Sindicalización o regimentación oficial

Queda planteada la tarea de extender este reclamo propuesto a todos los trabajadores del programa, realizando asambleas por cuadrilla y eligiendo delegados, como paso hacia una organización sindical clasista, para luchar por aumento salarial (empezando por cumplir con el salario mínimo) y pase a planta.

Opuesto a la deliberación que camina por abajo, Edgardo De Petris, funcionario del Ministerio de Desarrollo y parte del armado K de la CTA, ha anunciado la formación de una mutual y obra social para los cooperativizados, así como un Sindicato de Trabajadores de la Economía Social, enrolado en la CTA (La Nación, 8/8). Esta movida de aparato no denuncia el trabajo en negro ni impulsa reclamo alguno. Estos sellos ya tienen papeles presentados para que los apruebe el Estado, sin haber convocado a una asamblea a ningún trabajador.

Son consecuentes con el método burocrático de afiliación individual de los desocupados y cooperativizados que han impulsado en la CTA; inflan el padrón, sin por eso comprometer a ninguna de las alas de la burocracia con los reclamos de estos sectores. Micheli denuncia a Yasky por maniobrar junto a transversales e intendentes; sin embargo, su lista va unida a la Tupac Amarú de Milagro Sala en Jujuy, con una enorme masa de trabajadores sometidos a un régimen de trabajo a destajo.

Esta “sindicalización” desde el Estado se propone bloquear los reclamos y constituir a nivel nacional lo que es la Tupac en Jujuy, un aparato de contención organizado alrededor de la explotación del trabajo en negro y su movilización regimentada como fuerza de choque. El Polo Obrero lucha por la sindicalización como proceso asambleario, colocando la lucha por las condiciones de trabajo, el salario y el pase a planta por encima de capataces y capangas.