Se cae el abstencionismo piquetero

Con la decisión del Mijd de “imprimir un millón de boletas” con la leyenda “yo voto por Raúl Castells”, el no-frente votoblanquista-abstencionista ha sufrido otro golpe. La estrategia “contraelectoral” de Raúl es rabiosamente electoral, tanto que llama a votar aunque los votos no se cuenten. Se deduce que esta impugnación dura exactamente el tiempo y las tareas necesarias para conseguir personería electoral. Y, aunque se impriman un millón de boletas, jamás se sabrá qué alcance tuvo la táctica.


Tampoco se trata de una campaña, porque a dos semanas de las elecciones los volantes no estuvieron en el acto de Atlanta (11 de abril) y no podrían haber estado en el acto conjunto realizado en Plaza de Mayo con Barrios de Pie, la Ctd Aníbal Verón y otros grupos menores, porque se habría roto el frente que evidentemente encubre estrategias políticas absolutamente dispares. El acto no habría podido ser por el voto a Castells.


Este no-frente no realizó una sola acción más. El voto en blanco no tiene ningún peso en la campaña y mucho menos las organizaciones que lo propician en relación a la cuestión electoral. Expresión de esta falta de atracción fueron el acto conjunto mencionado, que reunió a unas dos mil personas (entre un grupo de organizaciones piqueteras con importante poder de movilización), y que tampoco le fue bien al Mijd en Atlanta, donde reunió a unos tres mil quinientos compañeros por el décimo aniversario, con un gran esfuerzo organizativo mediante. La mitad de lo que movilizó a Atlanta el 17 de enero. Claro que esta vez fueron oradores dos concurrencistas y no precisamente clasistas: Piumatto y Farinello.


En Catamarca, Tucumán y el Chaco se observa a sectores de estas organizaciones votar por punteros pejotistas, y la Verón reconoce que en Lanús es difícil evitar que muchos de sus compañeros voten por Quindimil. La Ftc directamente no ha realizado campaña y se rompió en relación a la Asamblea Nacional de Trabajadores, justamente porque planteó que no había que hacerla ni quiso concurrir, en función de transformar el voto en blanco en eje de la intervención política. La Cuba, una organización de votoblanquistas radicalizados, en un momento se vio enredada en un frente con la Ccc y el Pcr que luego no prosperó.


El caso de la Ccc es más crítico todavía, en vistas de que en Matanza concurrieron en masa al acto de Kirchner y juegan según el puntero provincial o nacional que les acerca planes. Sin contar que el socio D’Elía se presenta como candidato a gobernador en la provincia de Buenos Aires y sin olvidar que ambos caracterizaron al gobierno de Rodríguez Saá como una “esperanza para el pueblo argentino” en sus cortos siete días de gobierno.


Algunos de estos votoblanquistas son como Zamora y el Pts. No participan del tramo nacional de la “farsa electoral” y después se anotan en el tramo local de las no menos amañadas elecciones de la Ciudad de Buenos Aires, transformada en otra Catamarca; y en otros distritos. Es el caso de Barrios de Pie, que intervino en Neuquén y tal vez lo haga en algún otro distrito como Córdoba o Tucumán después de haberlo hecho antes con el Polo Social.


Al fin y al cabo, el Mijd, Barrios de Pie y una parte de la Ftc no quisieron hacer la ANT, planteando dejarla para después de las elecciones. Eso es muy electorero. El PO, en cambio, no dio tregua, haciendo la ANT junto a los demás compañeros, cumpliendo sus planes de lucha y no dando tregua siquiera en el terreno electoral, que es donde la burguesía se reagrupa para atacarnos.


Aunque finalmente haya una importante abstención, no significaría nada para el progreso político de estas organizaciones, no tiene contenido ni programa político de salida a la crisis, y tampoco responde a sus planteamientos. Pero, fundamentalmente, esta posición encubre la renuencia a construir un partido revolucionario. La asociación del Polo Obrero al Partido Obrero, a su programa político para agrupar al conjunto de los trabajadores y las capas explotadas, tiene un carácter revolucionario. Miles de activistas realizan una experiencia de organización y lucha política por un programa de carácter socialista. Se forman políticamente ellos mismos como candidatos obreros, pueden arrancar nuevos compañeros a la base del PJ y de los demás partidos patronales al voto al PO y, a través de él, a la organización piquetera, a la agrupación sindical clasista, a la corriente estudiantil, o a cualquier otra organización de lucha.


Nuestra base social y política se ha reagrupado en torno al voto a la fórmula Altamira-Salas, que lleva a las más amplias masas el impulso hacia otro Argentinazo y al reemplazo del régimen por una Asamblea Popular Constituyente que transforme el país a partir de las reivindicaciones sociales y políticas de la clase obrera.


La participación del PO desnuda a los candidatos de Bush como enemigos del movimiento piquetero; contribuye a sostener la alianza de los piqueteros con la clase obrera y las clases medias mediante un programa y una organización políticos.


El abstencionismo de buena parte del movimiento piquetero ayuda objetivamente a la burguesía a dominar el cuadro electoral a pesar de la enorme fragmentación que tiene, y hasta transformar esa fragmentación en un arma similar a la ley de lemas, valiéndose del no menos tramposo ballotage. La no formación de un frente político de los piqueteros, los trabajadores y la izquierda regaló terreno, que se podrá recuperar en la próxima etapa sobre la base de un balance político.


En tanto, cada voto al PO tendrá el enorme contenido de un voto a una fórmula obrera, piquetera, socialista e internacionalista que prepara a los explotados para la etapa que se avecina de grandes luchas y crisis políticas.