Una gran conquista

La Asamblea Nacional de Piqueteros, y con ella el movimiento de lucha de la clase obrera, se ha erigido en un factor de la situación política nacional. Sus resoluciones pueden condensarse en cinco líneas, pero la decisión de ir a un plan de lucha de cortes de ruta progresivos para derogar el séptimo ajuste y arrancar la libertad y el desprocesamiento de los presos, llamando también a las centrales sindicales a convocar a una huelga activa, es una declaración de guerra política al gobierno y al régimen.


*¡Se hizo!* El comentario es de Silvia Barraza, de la Coordinadora Departamental de Trabajadores y Desocupados del Norte de Salta, y traduce la expectativa de quienes, junto al Partido Obrero, plantearon la necesidad de un Congreso Nacional de Piqueteros y representantes de la clase obrera en noviembre del año pasado y reclamaron tozudamente su convocatoria ya.


La Asamblea se convirtió en el centro de agrupamiento de todas las organizaciones que han canalizado la rebelión popular y han cambiado la fisonomía del movimiento obrero en los últimos cinco años. Nadie puede discutir la representatividad de la Asamblea. Estaban las organizaciones piqueteras de La Matanza (CCC, FTV, FuTraDe), de Tucumán, de la Ciudad de Buenos Aires (presentes en la movilización del Polo Obrero del 29 de mayo), de Catamarca (en donde se han constituido nueve comisiones), del Norte de Salta, del Chaco (Movimiento de Desocupados 17 de Julio), del Plenario de Organizaciones en Lucha de la Zona Sur (MTR, MTD).


*Estaban los que pueden concretar los cortes*, dice La Nación, y agrega: *No parece ésta (la decisión de ir a cortes de ruta progresivos) una amenaza sin sustento* (25/7).


Aunque la convocatoria original no preveía la concurrencia de organizaciones sindicales de base, este criterio fue variando con el correr de las horas y el encuentro en La Matanza terminó convirtiéndose en un primer congreso nacional de representantes del conjunto del movimiento obrero en lucha, que agrupó a seccionales de la CTA (Neuquén, Santa Cruz), a bastiones de la clase obrera industrial (Congreso Obrero Minero convocado por ATE Río Turbio), a comisiones internas gráficas y del transporte, e incluso a expresiones de la lucha agraria contra la masacre social de los pequeños productores. En la Asamblea no se hizo presente la Ctera, encadenada a la negociación con el gobierno que anula el Estatuto del Docente (una lucha que se hizo franca en la Asamblea cuando Mónica Galván, de Adosac, anunció la constitución de la lista opositora docente para lograr una *Ctera piquetera*).


La convocatoria a la Asamblea, su inmensa representatividad y el propio resultado de sus deliberaciones, son un resultado neto de la crisis política; provocaron desplazamientos políticos en el lapso de horas en organizaciones que habían resuelto no concurrir. Si se considera que la propuesta de convocar a un Congreso Nacional Piquetero fue rechazada tres meses atrás, se puede constatar el inmenso avance producido desde entonces. En el interín se produjo la provocación de los gobiernos en el Norte de Salta, la invasión de la Gendarmería, la detención de los compañeros, la negativa a conceder nuevos planes de empleo, el fracaso total y absoluto del *plan* Cavallo, el derrumbe del gobierno y la volatilización del centroizquierda *oficial*. Es en este escenario que fue posible obtener la convocatoria a la Asamblea, no en otro, y en él la conciencia de miles de piqueteros de que era necesario poner al movimiento de lucha que se expresó en los cortes como alternativa de la clase obrera y los explotados al desbarranque capitalista.


La crisis produjo una quiebra dentro de la propia Iglesia en torno al lugar físico donde se realizó la Asamblea. El Obispado de San Justo, constructor en su momento del *comité de emergencia* junto a la Intendencia para impedir el manejo de los planes por las organizaciones de desocupados, se opuso a conceder la Iglesia del Sagrado Corazón para la Asamblea (*no se recabó la autorización que corresponde por tratarse de un lugar sagrado*, Clarín, 25/7); un planteo desoído por la congregación salesiana.


 


Planteo


Jorge Altamira hizo girar su informe sobre la propia Asamblea convertida en un factor de la situación política, el crecimiento de la resistencia popular, la enorme crisis de poder y la necesidad de oponerle una alternativa, llamando a poner fin a los impotentes gobiernos del capitalismo y reemplazarlos por Asambleas Constituyentes en la nación, las provincias y los municipios.


Este punto, la crisis de poder y la necesidad de oponerle una alternativa, fue un debate presente entre los propios protagonistas de la Asamblea. D*Elía (FTV) había planteado el agotamiento del gobierno y la necesidad de oponerle una Constituyente en el corte común de la ruta 3, el lunes 16; y Alderete (CCC) había planteado: *Queremos una Asamblea Constituyente que elija sus representantes y no el Parlamento que solo sirve para defender los intereses de los poderosos* (Crónica, 22/7). El debate sobre la existencia de una crisis de poder y qué alternativa oponerle recorrió la Asamblea en distintos tramos. El debate quedó abierto y la Asamblea expresó una maduración en esta perspectiva que fue inocultable. El cronista de La Nación abusa, adrede, cuando dice que *el denominador común fue la búsqueda del poder a través de una pueblada* y que *Alderete y D´Elía procuraron bajar el nivel de efervescencia revolucionaria y lograron que la asamblea votase como objetivo la derogación del decreto de ajuste* (25/7). Pero es claro que se manifestó una elevada politización y un gran espíritu de lucha y de organización.


La intervención de Claudio Lozano (CTA) trazó una estrategia de *shock redistributivo*, para lo que propuso poner en pie un *Frente Nacional contra la pobreza*, junto a las Apymes y la banca cooperativa. Destacó la movilización por una *consulta popular* por un seguro de empleo y formación de 380 pesos para los jefes de familia desocupados y una asignación de 60 pesos por hijo como centro de su estrategia (la excelente intervención del representante del Sutrade de Córdoba cuestionó, en medio de una ovación, el concepto de subsidio para *jefes de familia*, exigiéndolo para todos los desocupados). Lozano anunció una larga agenda de la CTA con el objetivo de la *consulta* (marcha el 11 de setiembre desde Buenos Aires a puntos del interior, regreso a Plaza de Mayo el 20 de noviembre y una consulta popular para el 10 de diciembre), una agenda que la Asamblea, volcada al plan de cortes de ruta progresivos, no consideró.


Jorge Altamira había expuesto los límites de esta estrategia: la experiencia del movimiento piquetero demostraba que la menor de sus reivindicaciones, desde un plan Trabajar hasta el sustento para un comedor, era incompatible con el actual régimen capitalista en descomposición.


 


Cafiero y Moyano


El anuncio de la presencia de Mario Cafiero (PJ) y otros parlamentarios, fue recibido con abucheos generalizados por la concurrencia. La masa piquetera expresó su desconfianza de conjunto en el régimen político pero en particular en los abogados del fracasado centroizquierdismo.


El recibimiento a Moyano dividió tribunas entre quienes lo silbaron y quienes reclamaron la huelga general, un planteo que De Gennaro había acogido minutos antes, comprometiéndose a cumplir con lo dispuesto en la Asamblea y a *construir el paro general* junto a los cortes de ruta. Moyano hizo la defensa de los paros hechos a este gobierno y se comprometió a *acompañar*.


 


Todos juntos


La Asamblea piquetera votó por unanimidad los cortes progresivos de ruta para arrancar dos objetivos: la derogación del decreto y la ley de ajuste y la libertad de los presos, el retiro de la Gendarmería de Salta y el desprocesamiento de los luchadores. Se llama a participar a los docentes, los estudiantes, los trabajadores de Aerolíneas, los jubilados, todos los afectados por la nueva embestida contra las masas. A mano alzada, los 2.000 representantes que congregó el encuentro votaron también una coordinación nacional y distrital de las organizaciones en lucha.


Está planteado el enorme desafío de convertir a los cortes de ruta en un hecho masivo, acompañándolos por las reivindicaciones sociales presentes en cada lugar. El plan de lucha piquetero plantea una lucha política contra el régimen. El llamado a una Constituyente soberana puede ser la vía que eduque y prepare a las masas para luchar por su propio gobierno de trabajadores.


Asambleas, reuniones de coordinación, organizar el masivo desembarco en las rutas, continuar el debate sobre la alternativa política de los piqueteros.


La Asamblea abrió una perspectiva.