Mujer

9/3/2017|1449

8 de Marzo: a la huelga y a la calle

Declaración del Plenario de Trabajadoras del Partido Obrero frente al Día Internacional de la Mujer Trabajadora

Plenario de Trabajadoras Partido Obrero

El 8 de Marzo, el Día Internacional de la Mujer se celebra, en decenas de países, mediante huelgas parciales y movilizaciones gigantescas, con el método histórico de las luchas de la clase obrera y de la mujer trabajadora.

En la Argentina, será la culminación de décadas de encuentros y de movilizaciones, como se manifestó en el Miércoles Negro y de huelgas y marchas, como la que realizamos en repudio por el femicidio ejercido por una banda de narcotraficantes en la ciudad de Mar del Plata contra la joven Lucía Pérez. En numerosos sindicatos se han votado medidas de huelga por parte de comisiones o colectivos de trabajadoras.

En momentos en el que el capital se empeña por descargar toda su crisis sobre las espaldas del mundo del trabajo, la celebración combativa, masiva e internacionalista del 8 de Marzo constituye un factor poderoso de convocatoria a una lucha más enérgica contra el ‘ajuste’ que desarrolla el gobierno macrista, con el apoyo de todo el arco político y parlamentario patronal, y la burocracia de los sindicatos. Es un arma aún más poderosa para poner fin al relegamiento de la mujer trabajadora en el movimiento obrero y desarrollar la unidad de organización, fraternidad y acción de la clase obrera. Es un acicate extraordinario para impulsar una huelga general que enfrente a toda forma de ofensiva antiobrera, que no se limita a la Argentina sino que se extiende al mundo entero. Como Partido Obrero, jerarquizamos la lucha de la mujer trabajadora como una herramienta insoslayable para reforzar el espíritu de lucha de los trabajadores y revolucionar las estructuras burocráticas obsoletas del movimiento obrero.

El Partido Obrero apoya esta movilización con todas sus fuerzas, mientras subraya con igual energía su alcance histórico. El llamado internacional a la huelga y a la manifestación de masas es el mejor homenaje que pueden recibir las mujeres socialistas que parieron el Día Internacional de la Mujer Trabajadora en 1910 y a las heroicas mujeres norteamericanas que sufrieron en Nueva York, en 1911, el mayor de los femicidios capitalistas.

Es, incuestionablemente, el mejor homenaje que pueden recibir las mujeres que, hace exactamente cien años, fueron el punto de partida para la Revolución Rusa -el mayor intento de emancipación humana de toda la historia.

La mujer trabajadora

La discriminación y el sometimiento de la mujer tienen un origen milenario, pero aparecen como una cuestión social y como una cuestión histórica bajo el capitalismo, que destruye la familia nuclear y arrastra a mujeres y niños a la explotación del capital. Pero bajo la presión violenta del capitalismo también se crean las condiciones para poner fin al sometimiento milenario de la mujer, que no son otras que la socialización de la vida colectiva y la universalización del ser humano.
La incorporación masiva de la mujer a la gran industria y al mundo del trabajo disolvió la unidad económica de la familia tradicional, artesanal o campesina, e introdujo forzadamente a todos sus miembros a la división capitalista del trabajo. El trabajo doméstico se convirtió en una rueda auxiliar de la explotación de la fuerza de trabajo por el capital, acentuando la explotación femenina y la alienación de la condición humana. La disolución de las estructuras familiares por el desarrollo capitalista ha convertido la cuestión de la emancipación de la mujer de un yugo ancestral en una cuestión histórica concreta.
La irrupción de la mujer en el proceso histórico no es, sin embargo, de hoy; ni siquiera reciente, pues fue la animadora, por momentos decisiva, de las grandes revoluciones que anticiparon la sociedad moderna. También en un pasado muy reciente, fue la fuerza fundamental del movimiento piquetero que enfrentó la mayor tasa de desocupación de nuestra historia y puso fin a la mayor tentativa de liquidación de conquistas históricas de parte de los gobiernos peronista de Menem y radical-peronista de De la Rúa.
La carga de la múltiple explotación de la mujer por parte del capital, lo sufre, por sobre todo, la mujer de la clase obrera -la violencia doméstica y extradoméstica, la prostitución y la trata de personas. La liquidación de estos flagelos supera, objetivamente, el marco social presente, o sea el capitalismo. De poco les sirve la consigna del Lean-in (“abrámonos paso”) con que las profesionales pretenden llegar a la paridad en los directorios de las empresas, donde ejercitarán un oficio de explotadoras, o en los ámbitos parlamentarios, donde servirán a las patronales si pertenecen a los partidos capitalistas.
La experiencia ha demostrado la insuficiencia incluso de grandes conquistas democráticas, como el sufragio universal o el derecho al divorcio, para ofrecer a la mujer una vía de emancipación social. El Estado, bajo una máscara más pretendidamente democrática, sigue siendo una máquina de opresión, que protege la pedofilia del clero, pero no el derecho a un aborto seguro y gratuito, y que no protege a las familias trabajadoras asegurando un salario mínimo que cubra el costo de la canasta familiar.
Reivindicamos, más que nunca, el derecho de la mujer a un salario igual por igual trabajo, pero por eso mismo denunciamos que el salario medio en la Argentina es de 8.000 pesos y exigimos una paridad salarial con un salario mínimo igual a ese costo de la canasta familiar.
Reivindicamos el derecho al aborto seguro y gratuito. La lucha consecuente por este derecho plantea otra lucha: por la separación de la Iglesia del Estado, la prohibición del financiamiento del clero por parte de las grandes corporaciones, la declaración de la religión como un asunto privado. Justicia Penal para los curas pedófilos. La formación de una comisión investigadora independiente de los crímenes cometidos por el clero contra la niñez y la mujer. Rechazamos que estas aberraciones obedezcan a las normas de celibato, que serían superadas por el ordenamiento sacerdotal de la mujer, en una suerte de cupo femenino en la Iglesia.
Reclamamos la licencia parental, para que la crianza no recaiga en forma exclusiva sobre la mujer, y la obligación de que las empresas grandes y medianas ofrezcan guarderías o jardines, al igual que los municipios.
Frente a las arbitrariedades del Poder Judicial contra los ciudadanos en general y la mujer en particular, y las denuncias de su completa corrupción, reclamamos la puesta en comisión del Poder Judicial y la convocatoria a una Asamblea Constituyente, para que establezca la elección y revocabilidad por voto popular de fiscales y jueces, y el establecimiento de una rama judicial para atender la violencia contra la mujer, electa por un padrón de electoras mujeres. En esa línea llamamos a reemplazar a la policía del gatillo fácil y femicida por una organización electa y controlada por los trabajadores.

Viva el 8 de Marzo

La crisis capitalista mundial ha desatado un ajuste violento a escala mundial contra el mundo del trabajo, incluidas guerras criminales y delitos de lesa humanidad. Las conquistas y avances obtenidos por la mujer en los años precedentes están siendo masacrados, en medida mayor que los del resto de la humanidad. Esto explica el nuevo nivel de intervención política que ha alcanzado el movimiento feminista a nivel mundial. El desafío es dar una respuesta mundial y una respuesta de alcance histórico, porque las vías de superación, bajo el capitalismo, se encuentran cerradas hace tiempo. En la Argentina, por ejemplo, un gobierno “nacional y popular” bloqueó todos los intentos de aprobar una ley de derecho al aborto y se empeñó, desde que fuera gobierno en Santa Cruz, en una cruzada contra los sindicatos docentes, de composición mayoritariamente femenina.
Las niñas y mujeres que son engullidas en los mares Mediterráneo y Egeo son la cruel manifestación de que la superación de la tragedia humana de migrantes, refugiadas, perseguidas y atormentadas solo será posible con gobiernos de trabajadores y una Federación Internacional de Repúblicas Socialistas. En la Argentina, llamamos a luchar por la derogación del decreto antimigratorio de Macri, y por la vigencia incondicional de todos los derechos políticos y laborales para las trabajadoras y trabajadores que han migrado al país.
La huelga y la marcha de este 8 de Marzo tiene lugar en medio de una huelga docente y de ocupaciones de empresas por parte de obreros despedidos. Esta coincidencia es, en sí misma, toda una caracterización. La Jornada de la Mujer se inscribe en una lucha de clases de todo el país. Ella forma parte del plan de lucha de hecho para acabar con el régimen formado por el gobierno de Macri y los bloques parlamentarios y gobiernos provinciales que han votado y apoyan este ajuste. Llamamos a reflexionar sobre el alcance objetivo de esta gran jornada, para que sumemos nuevas fuerzas a la lucha por un gobierno de trabajadores y una alternativa obrera y socialista.
Con esta comprensión del momento histórico que enfrentan la clase obrera internacional y las mujeres trabajadoras en todo el mundo es que llamamos a desenvolver todas las acciones de lucha, a parar y movilizarnos en este 8M en todos los lugares de trabajo, hospitales y escuelas.
Vamos por el derecho al aborto legal y gratuito, por la asistencia estatal integral a la mujer víctima de violencia de género y por un organismo autónomo de mujeres para la gestión y control de esa asistencia. Denunciamos a un Estado que aborda la violencia a la mujer como una mera cuestión penal, porque al mismo tiempo profundiza las condiciones sociales de miseria y de impasse que fomentan esa violencia.
Llamamos a las organizaciones obreras a desarrollar la lucha por las reivindicaciones femeninas, en primer lugar incorporándolas a los convenios colectivos de trabajo. Llamamos al desarrollo de un frente único entre la clase obrera y el movimiento obrero con las organizaciones independientes y de lucha de la mujer, con un programa de lucha independiente de los partidos e intereses de la burguesía.
El 8 de Marzo de 2017 quedará grabado en la conciencia de las generaciones presentes y futuras como la antesala de un gran movimiento obrero internacional que pondrá fin a la explotación capitalista.