Mujer

10/3/2017

#8M: la lucha de las mujeres en Unilever


Prensa Obrera comparte con sus lectores el posteo del delegado de la Alimentación en Unilever, Pablo Busch, al respecto del Día de la Mujer trabajadora en la fábrica del parque industrial de Pilar. 


 


La reorganización gremial de la fábrica tuvo como punto de partida la decidida respuesta al abuso contra una compañera en 2009, que los puso de pie nuevamente luego de los embates de la patronal.


 


En una fábrica mayoritariamente de trabajadores varones, las mujeres lograron protagonismo en la lucha sobre la base de la organización clasista y antiburocrática del conjunto de los trabajadores.


 


El #8M Rodolfo Daer, secretario general de la Alimentación, no llamó al paro. Contra la falta de apoyo de estas Directivas integradas a la coalición de ajustadores, este sector de trabajadores puso en pie asambleas por turno y la reivindicación de su organización. Ellos no son noticia en los medios, ni siquiera en aquellos que dicen tener sensibilidad con la problemática de la mujer. Te lo compartimos desde este diario obrero, difundilo.


 


 


En el año 2008 (diciembre) Knorr abandonó su planta histórica en Florida, trasladando su fábrica al Parque Industrial de Pilar. Quedamos sin delegados ni representación gremial alguna.


 


Ante tal orfandad, los abusos de la empresa se reprodujeron. Sin comedor, sin ventilación, sin categorías, ni nadie que nos defienda. Como los ascensores no funcionaban casi nunca, los jefes nos hacían bolsear la materia prima dos pisos por escalera. Los despidos desarmaron los turnos.


 


En ese mar de abusos, uno de los coordinadores se pasó de la raya con una compañera. Como los jefes eran todopoderosos, la compañera volvió a trabajar a su línea, paralizada por el pánico. Su maquinista ante esta situación decidió parar la línea y denunciar la situación, que corrió como un rayo línea por línea.


 


La respuesta del abusador fue que mejor que no hable porque la echada iba a ser ella y que como podía considerarse un abuso si ella había tenido varios novios. Los jefes se hacían los buenos y aconsejaban a las mujeres que la cosa no pase a mayores. La situación enardeció el clima, al punto que el Gerente de Producción tuvo que armar una reunión antes de la salida.


 


Las maquinistas más antiguas, por lo general las más conservadoras de la fábrica, tomaron partido rápidamente, en apoyo de la compañera. Fueron en patota a la reunión y cuando la compañera se quebró y no pudo hablar más, declararon que si el abusador no era despedido, que se preparen para el paro.


 


El gerente, ante la rebelión de las Mujeres de Knorr, tuvo la cintura necesaria y lo despidió. Las mujeres habían ganado, la justicia por una vez era realidad. Las mujeres habían podido más que los todopoderosos.


 


Mucha agua corrió en estos diez años en Knorr. Pero todo ese agua corrió gracias a que esas mujeres, en un acto de coraje supremo demostraron eso de que "si las mujeres bajan los brazos, hasta el cielo se caería". Y por esos días, hicieron caer del cielo a unos cuantos.


 


Vamos la Comisión de Mujeres de Unilever.