Mujer

15/10/2009|1104

A “confesión” de partes…

Los talleres de Educación fueron otro botín preciado por la Iglesia para tratar de quebrar desde adentro el Encuentro. En la comisión 42.1, veinticinco mujeres debatíamos los problemas de la educación frente a la crisis capitalista, el rol de la burocracia, la lucha contra el gobierno, el apoyo a la lucha de Terrabusi y contra el golpe en Honduras, la necesidad de un plan de lucha nacional por salario, presupuesto y condiciones laborales. La primera jornada terminó con un intenso debate, donde las “creyentes” eran, hasta ese momento, la minoría y un importante número de mujeres no intervenía.

Cuando faltaba un rato para finalizar las conclusiones, las “mudas” desataron una intervención como simples mujeres, comprometidas docentes, buenas amas de casa y una batería clonada de argumentos a favor de la educación religiosa y sexual “integral” (cuerpo, alma y amor) con valores morales, dirigida por las familias y orientada por la Iglesia. Y una defensa férrea de la educación privada, subsidiada por el Estado. Ahí descubrimos que eran mayoría desde el principio.

Denunciamos la intervención organizada de la Iglesia en todas las comisiones, con patotas policiales y punteros. Y planteamos dejarlo escrito en las conclusiones: “Fuera el Estado, la Iglesia y el aparato represivo del ENM”. Las mujeres del PCR intentaron, sin éxito, modificar las expresiones y pretendieron “consensuar” las partes. Desesperadas, elaboraban textos “alternativos” que dejaran a todas “contentas”, en los que no apareciera la palabra “iglesia”.
Lo peleamos, lo impusimos. Las representantes clericales fueron a fondo ante el rastrero rol de las defensoras de la patronal rural y cómplices de la Iglesia: “Defendemos y agradecemos a la Iglesia católica que nos formó y nos preparó para participar en este Encuentro”.

A pesar de que el PCR procuró hasta el final que no quedara huella alguna de su complicidad con la Iglesia enemiga de las mujeres, las conclusiones (que les hicimos firmar) son una prueba irrefutable de su intervención conjunta con el clero.