Mujer

3/10/1998|599

Anticonceptivos gratuitos para no abortar, aborto legal y gratuito para no morir

La Corte Suprema de la provincia de Santa Fe justificó, por unanimidad, en un fallo de 47 páginas, con fecha 12 de agosto, la denuncia de la médica ginecóloga Cortez contra Mirta Insaurralde, quien se presentó con un cuadro infeccioso producido por un aborto en condiciones sépticas en 1996. La paciente será ahora juzgada por los art. 85, 86 y 87 del Código Penal y puede ir a la cárcel. Con este fallo se pretende sentar nueva jurisprudencia a favor de la delación médica y condenar penalmente, como delincuente, a toda mujer colocada en esa situación, en especial a la mujer pobre, a la mujer trabajadora, pues ella es la que está expuesta a los riesgos del aborto mal hecho, por gente inadecuada.


Hay 30 abortos por cada 100 nacimientos, hecho que marca el extremo de su necesidad. La sociedad impone pautas sociales, culturales y económicas que obligan a la mujer a llegar al aborto, y en cambio excluyen al padre de todo compromiso, riesgo y/o responsabilidad, tanto por el feto como por el niño y la mujer, y hasta lo eximen de su responsabilidad frente al uso o no de anticonceptivos masculinos, y ante la decisión de realizar o no un aborto.


No hay ningún método anticonceptivo 100% efectivo que prevenga una maternidad no deseada, riesgo que es multiplicado por mil, por la falta de educación masiva para la libertad, para la sexualidad, para la planificación familiar, y ni siquiera hay campañas contra el Sida, que debieran ser responsabilidad del Estado y que, sin embargo, éste no encara, por sometimiento y complicidad con los dictados de la iglesia católica.


El régimen político y social es directamente responsable, y no la madre, frente a la desnutrición fetal, la mortalidad infantil, la desnutrición crónica, las enfermedades de la pobreza, el desmantelamiento de los hospitales públicos y de las obras sociales y de su arancelamiento, de la deserción escolar, de la falta de guarderías infantiles, de comedores públicos, de la doble escolaridad para las madres que trabajan o buscan trabajo, de la discriminación laboral de la mujer que cobra un 23% menos que sus compañeros varones, por realizar la misma tarea. De los bajos salarios, la desocupación y la inseguridad laboral, de que las mujeres no perciban la ayuda escolar ni la cuota alimentaria.


Quienes se rasgan las vestiduras en nombre del derecho a la vida desde la concepción y culpan a la mujer por interrumpir un proceso de gestación, consintieron el genocidio dictatorial sobre los jóvenes y los trabajadores, la violación y la tortura de hombres y mujeres y el secuestro de niños en cautiverio. Todos estos crímenes siguen impunes por la obediencia debida, el punto final y el indulto. No hay condenados, no hay encarcelados, no hay excomulgados.


Culpando a la mujer, encubren todos los crímenes sociales que ellos mismos producen, defienden y perpetúan: hay 4.000.000 de desocupados y subocupados; 9.000.000 de hombres, mujeres y niños que viven bajo el límite de pobreza y una tercera parte bajo el límite de subsistencia; un 25% de las mujeres están a cargo de sus hijos solas, son jefes de familia; todos carenciados en educación, salud, y vivienda, mientras los servicios básicos de agua, luz y gas se han privatizado y arancelizado. ¿Qué derecho a la subsistencia, qué derecho a la vida, tienen los padres y los niños de estos hogares?


En la República Argentina, sigue muriendo una mujer por día por aborto clandestino: un genocidio sobre las mujeres pobres, que crecerá junto con la miseria y la explotación.


Quienes debieran ser acusados se atreven a sentar a la mujer, es decir, a todas las mujeres, a sus propias víctimas, en el banquillo de los acusados.


A un mes del 13º Encuentro Nacional de Mujeres, que se realizará el 10, 11 y 12 de octubre en el Chaco, el movimiento de Trabajadoras Autoconvocadas reúne en una mesa de debate público a reconocidas profesionales y trabajadoras que luchan por la despenalización y legalización del aborto y que expondrán su experiencia y sus planteos. Por una visión femenina, social, científica, transformadora, del marco legal y cultural de la anticoncepción y del aborto, que se basa hoy en la negación de la vida y de la subsistencia, en la falta de medios y posibilidades, en la negación de derechos de la mujer y de las masas, en la destrucción de las familias humildes: Por el derecho a la vida y a la organización del movimiento de mujeres trabajadoras para defenderlo.