Mujer

23/4/2020

Bajo cuarentena las mujeres necesitamos un verdadero plan de protección

A diferencia de otros delitos, la tasa de femicidios se mantuvo activa bajo la cuarentena y 27 mujeres fueron asesinadas por sus parejas, ex parejas o novios hasta el momento.


El esquema gubernamental de atención a la crisis sanitaria desestimó de entrada el gran problema social que antes del decreto de cuarentena del autodenominado “primer presidente feminista” Alberto Fernandez, expusimos las mujeres en las manifestaciones callejeras y luego a través de la modalidad virtual con el #ruidazo.


El “quédate en casa” es insostenible para quienes conviven con el violento, como también imposible para quienes no tienen estabilidad laboral con salario y el sustento de comida diario. Así y todo, los esfuerzos más drásticos son hechos por la población más castigada por la crisis económica acentuada por la pandemia, pero son las mujeres y las infancias quienes dejan la vida en ello. Es un combo explosivo que mata a las precarizadas, a las más silenciadas.


El gobierno que “tiende la mano” se olvidó de éstas mujeres para quienes reclamamos un subsidio de $30 mil para desocupadas, la habilitación de propiedades estatales y privadas para usarlas de refugios cada 20 mil habitantes.


Establecimos un protocolo de acompañamiento desde nuestra propia organización como lo viene haciendo todo el movimiento de mujeres callejero que se organiza constantemente para acompañar y tender redes. 



 


Porque con las fuerzas represivas estatales en las calles -que no son garantía para nuestras vidas-,  las mujeres fueron desaparecidas y asesinadas en plena vía pública o en los hogares. Se calcula que una de cada 5 habría denunciado previamente ante el Estado a su victimario.


El refuerzo de líneas telefónicas desde el Ministerio de la Mujer y a nivel provincial, es insuficientes no sólo por la demanda que creció sino porque no hay un plan real que sostenga económicamente los casos denunciados.


La asistencia económica es clave para la independencia política de las mujeres que deciden salir del círculo de la violencia, sin plata para cargar crédito al celular tanto para denunciar o activar el botón anti pánico, para irse de la casa o mantener sola su hogar y familia, etc.


¿Otra emergencia más en manos del Estado responsable?


Cada vez que suben las estadísticas de femicidios resurgen las propuestas trilladas de “declaración de emergencia en violencia de género” en el Congreso de la Nación, cuando la propia evidencia estadista a nivel provincial (Salta por ejemplo) muestra que no fueron capaces de frenar un flagelo social que tiene como responsable primero al Estado. Tengan o no presupuesto, sean éstos de altas o bajas partidas dinerarias son administradas por gobiernos que están de rodillas ante la política fondomonterista de ajuste y garantes de que la crisis la paguemos las y los trabajadores.


Las emergencias sanitarias declaradas por los gobiernos provinciales están siendo usadas para recortar sueldos de trabajadores estatales, para imponer endeudamientos exorbitantes, son siempre un arma de doble filo en manos de gobiernos contrarios a los intereses populares. Pero el discurso en contexto de pandemia para aplicarlas es: “estamos todos en el mismo barco” “somos uno”. Los llamados gubernamentales buscan borrar las fronteras de clase, detrás de las cuales se encuentran las mujeres, jóvenes, infancias y disidencias de la clase trabajadora.


Entonces ¿Por qué si…el movimiento de mujeres y disidencias en nuestro país se caracteriza por ser callejero, por desobedecer, por cuestionar el andamiaje estatal y clerical tiene que ceder en plena pandemia y confiar en los gobiernos de turno una emergencia que no podrá planificar, no podrá controlar, no le será propia?  


Proponemos avanzar en un Consejo Autónomo de las Mujeres y disidencias ¿es un ministerio? No, el actual esquema de ministerio es una política estatista con un funcionariado con “perspectiva de género” que no tiene ninguna incidencia en los planes del gobierno justamente porque no se apoya en la fuerza de movilización del movimiento de mujeres de nuestro país, sólo justifica al gobierno del “primer presidente feminista” que se cree tal por haber habilitado más líneas telefónicas de atención de denuncias, una verdadera provocación para un sector del movimiento de mujeres que en la historia hizo muchísimo más.


Nuestro poder reside en las calles movilizadas. De ahí sale la legimitidad para un Consejo Autónomo de las Mujeres que sea capaz de politizar y masificar aún más la participación masiva de nuestro género y de nuestra clase en el combate contra éste flagelo. Que sea un organismo de verdadero control con poder de revocatoria hacia dentro, y de presión hacia los gobiernos para garantizar efectivas medidas políticas, sociales y económicas para la protección de las mujeres y disidencias en situaciones de violencia.


Para conocer más del proyecto de Consejo Autónomo de Mujeres y Disidencias