Mujer

19/8/2010|1142

DESPENALIZACIÓN DEL ABORTO

Hagamos cumplir la declaración de la UBA

Hace pocos días, el Consejo Superior votó en favor de un proyecto de la mayoría estudiantil en el que se reclama la despenalización del aborto y el apoyo al proyecto de ley de la campaña por el aborto legal. En realidad, el Consejo Superior no desea que esto sea más que un saludo a la bandera.

El decano de Medicina se abstuvo en la votación. El consejero de esa Facultad, Rodolfo Rothlin, votó en contra, alegando un supuesto debate médico sobre el momento inicial de la vida humana. La gestión de Medicina -con el director del Pami a la cabeza, Rojo-  hace punta para privatizar la salud.

La Obra Social, Dosuba – dirigida por el directorio que puso Hallú, integrado por elementos de la camarilla de Medicina y el secretario general del gremio Apuba-  incumple con la ley de salud reproductiva, impone trabas burocráticas al acceso a la anticoncepción gratuita y aumenta los coseguros (se empezó a cobrar la atención ginecológica, por ejemplo). La obra Social no tiene la indicación de la UBA de practicar abortos de acuerdo con la decisión de las afiliadas, ni siquiera en los casos de abortos no punibles. Una institución que privatiza sus propios centros de salud y bloquea el derechos reconocidos al aborto, sólo pudo firmar esa declaración para incurrir en engaño con alevosía.

Los hospitales de la UBA no son a puertas abiertas. Cobran bonos para la atención para desanimar la afluencia de personas sin cobertura. Pero incluso las que la tienen deben recurrir muchas veces a servicios privados, porque la gestión de Hallú vació el Clínicas. No hay reactivos para hacer análisis, la maternidad está vaciada, los turnos se dan a meses.

En Medicina, se han entregado cátedras enteras a elementos de la curia, alguna de los cuales acompañan, con la autoridad académica que ofrece la UBA, las campañas de la Iglesia contra la legalización del aborto y contra el cumplimiento de la despenalización vigente. El Hospital de Clínicas, que está bajo el ala de la Facultad de Medicina, ofrece a la curia un lugar clave en las decisiones más importantes del hospital: un cura integra su comité de bioética.

La declaración de la UBA, progresiva en sí, pretende sumarse a la convocatoria de Carta Abierta, un servicio de los K, sobre la despenalización del aborto. Las charlas y reuniones de este grupo de intelectuales punteros exhortan al cumplimiento del artículo del Código Penal de 1921, sin hacer siquiera una mención a los agentes clericales en los hospitales que designan los funcionarios de su mismo espacio K.

No alcanza con las variables despenalizadas, se requiere la legalización del aborto y la protección integral de la salud de la mujer que decide interrumpir un embarazo. Las exhortaciones, cuando las firma el Consejo Superior de la UBA, se parecen a complicidad.

La cooptación de parte del movimiento de mujeres por parte de los K ha incidido en la adulteración de la cifras de mujeres que mueren por aborto clandestino. En el pasado reciente, se estimaba que por cada muerte que registraba la estadística oficial, había otras siete extraoficialmente. Este registro ahora ha caído ‘en desuso’. El gobierno habla de 100 muertas por año, especialistas de la Maternidad Sardá, dijeron 2.400 en el diario Clarín, y nadie se atrevió a desmentirlos. Los profesionales del Hospital de Jujuy manifestaron su asombro por el crecimiento de muertes de mujeres embarazadas en su provincia, incluso a pesar de una mayor utilización del aborto químico (uso del misoprostol). La clandestinidad del aborto es un vejamen que sufre una inmensa cantidad de mujeres. No están cuantificadas las mujeres que quedan mutiladas por la práctica del aborto clandestino.

Luego de la aprobación de la declaración en favor de la despenalización, vamos para enfrentar a la camarilla de la UBA con los hechos: que se apruebe una disposición para que Dosuba entregue la anticoncepción gratuita a sus afiliadas sin obstáculos burocráticos. Que en los hospitales de la UBA y en las prestaciones dependientes de la obra social Dosuba se practiquen los abortos sin intromisión de ningún agente externo a la propia decisión de la mujer o niña. Que sea retirado el cura y cualquier elemento clerical del comité de bioética del Hospital de Clínicas. Que se pronuncie la UBA en contra de cualquier apoyo de médicos de la UBA a las campañas clericales criminales que incentivan el aborto clandestino y la muerte y vejación de las mujeres pobres.