Mujer

18/12/1997|569

El asesinato clerical de una mujer

Hay situaciones límite que tienen el valor de demostrar la iniquidad e irracionalidad de todo un sistema. Esto está sucediendo con el trágico destino de una mujer cuya vida y libertad dependen por entero de la justicia, la que, cuando se atreve a ser humana, se arriesga a ser ilegal.


María José Aveiro, 41 años, misionera, se presentó ante el juez Gallardo a fines de octubre para solicitar que le autorizara la realización de un aborto terapéutico. La mujer aportaba una recomendación de su psiquiatra en tal sentido, ya que como ella es epiléptica, los medicamentos que ingiere pueden afectar el normal desarrollo del feto y su supresión ponen en riesgo la vida de la mujer. El juez, luego de escuchar la opinión del psiquiatra, el fiscal, la defensora de menores y tres médicos peritos, autorizó el aborto terapéutico.


Pero cuando María José Aveiro se dirigió al hospital, se encontró con la negativa del jefe del servicio de ginecología, quien opinaba que lo único que se debía hacer era cambiar el medicamento. Pero este señor, a quien no le preocupó violar la orden de un juez, olvidó, o prefirió olvidar, que todos los medicamentos antiepilépticos son altamente peligrosos para la salud del feto y tienen consecuencias profundas en el metabolismo tanto de aquél como de la madre.


La negativa del hospital motivó la consulta del juez a una nueva junta médica, la que se expidió el miércoles 3 de diciembre también negativamente y se espera que, en breve, el juez Gallardo modifique su actitud original, negando la autorización a Aveiro para realizarse un aborto terapéutico.


Esta situación obligó a una toma de posición por parte de algunos dirigentes políticos. Justicialistas y aliancistas, tan supuestamente peleados en cuestiones de ‘ética’ y ‘estilo’, se unieron para pisotear los derechos elementales de la gente. Todos se pronunciaron en contra del aborto, sin percatarse de que en este caso preciso estaban pronunciándose a favor de la muerte de la mujer.


Por otra parte, el juez autorizó este aborto terapéutico porque la ley admite la operación en ciertas situaciones límite. Insistir con la cantinela “en contra del aborto” no tiene entonces ninguna relación con esta situación, sino que les sirve a esos políticos para congraciarse con la iglesia y nada más.


Reclamamos que se autorice este aborto particular y que todas las mujeres puedan disfrutar de su vida, de su sexualidad y que tengan derecho a planificar su maternidad, incluido el aborto, sin prohibiciones ni coerciones del Estado.