Mujer

14/10/2004|872

El debate entre mujeres sindicalistas

Compañeras docentes, del sindicato de Publicidad, del gremio del pescado de Mar del Plata, mujeres desocupadas, organizadas en el Polo Obrero o militantes del Partido Obre- ro, entre otras, participamos de las comisiones que abordaron la situación del movimien­to sindical. El debate fue plasmado en una serie de conclusiones: nos pronunciamos por la libertad de los presos y presas por luchar, por el desprocesamiento de los luchadores populares, por romper con el FMI y no pagar la deuda externa, por un salario mínimo vital y móvil de 800 pesos, por llevar los planes de empleo a 360 pesos, por la reducción de la jornada laboral sin disminuir salarios para crear más puestos de trabajo genuino, por ter­minar con la flexibilización laboral.


Se denunció el fraude en el sindicato de la alimentación y se concluyó en la ne­cesidad de echar a la burocracia sindi­cal para democratizar la vida sindical, y poner en funcionamiento y fortalecer los cuerpos de delegados con mandato de asamblea.


Ante la miseria salarial de los estatales y el hecho de que el Estado emplea trabajadores en negro, y la responsabilidad patronal en las muertes de Río Turbio, privatizada mientras Kirchner era gobernador de Santa Cruz, se cuestionó a la CTA por no convocar a una lu­cha nacional. Frente al trabajo precario, la co­misión se pronunció por el pase a planta per­manente de los empleados monotributistas, pasantes, en negro, etc. con el mismo salario y condiciones de trabajo que el resto de los trabajadores.


La convocatoria a paritarias motivó posicio­nes por mayoría y minoría. Se denunció que el sindicato docente de Mendoza iba a paritarias a discutir condiciones de trabajo y no salarios, ya que el Ministerio de Trabajo las convoca para ma­nipularlas junto a la burocracia sindical. Diri­gentes de ATE, de sindicatos docentes de dife­rentes provincias defendían las paritarias y la li­bertad sindical. En contraste fue señalado que los trabajadores del Hospital Garrahan confor­maron una intergremial, sumando a todos.


A continuación, la opinión de compañeras independientes del Taller N 28, “Mujer y Sin­dicato".


“En Mendoza las/los delegados nos opusimos a la privatización”


Mabel, trabajadora de Luz y Fuerza de Mendoza, integró una de las tres comisiones que componían este Taller.


“Yo expresé lo vivido en el proceso de la pri­vatización y la gran desilusión que tuvimos en los dirigentes sindicales. Nos entregaron, mien­tras nosotros luchábamos, ellos negociaban nuestras cabezas. En una charla con el secreta­rio general delante del Cuerpo de Delegados que yo integraba, manifesté abiertamente mi oposi­ción a la negociación de personas. Eramos 1.490 en toda la empresa, y quedan 370. Con los des­pedidos -retiros voluntarios compulsivos, jubila­ciones anticipadas negociadas por la secretaría general… y dicen que no hubo despedidos- se ar­mó una empresa nueva y a la par microemprendimientos que en apariencia han funcionado has­ta ahora y que, al tener tantas denuncias labo­rales, están por cerrar, dejando definitivamente en la calle a unos quinientos trabajadores.”


“Con relación al debate en la comisión, me pareció enriquecedor porque existen muchas problemáticas laborales y sindicales, tenemos que abrir nuestra mente para participar activamente y volver a tener dignidad. Me pare­ció bárbara la lucha de los compañeros de Neuquén para que no se privatice la empresa de electricidad, que no se entregue algo que le pertenece a la provincia, que va más allá de un gobierno. También saber de otras luchas, de los judiciales de Buenos Aires, de los ma­estros, lo que contaron de la denuncia penal por los mineros de Río Turbio que fallecieron, por la maestra de educación física de Neuquén que murió en la escuela en construcción; estos accidentes fatales se pudieron haber evitado.”


“Yo no ataco al sindicato, a la institución, quiero que prevalezca, que siga funcionando para defender a los trabajadores, que se ocu­pe legítimamente de sus bases.”


“Susana Rueda no representa a las mujeres, sino al poder”


También conversamos con Ana Ferreyra, de la Universidad Nacional de Tucumán.


“Yo quería que se denuncie a Susana Rueda por el mal comportamiento, por la incoherencia de querer llegar para robar. Que nosotros este­mos medianamente bien porque tenemos traba­jo no quiere decir que olvidemos que hay gente que se está muriendo por hambre. No queremos a Susana Rueda porque no queremos que al­guien de nuestro género que carece de ideales se arrogue ser nuestra representante. ¿Acaso no te­nemos derecho a la educación, a la salud, a ir al dentista, a poder comer, a vestirnos? Gente co­mo Susana Rueda me avergüenza porque es una ladrona como West Ocampo, él la manda a apo­yar a la patronal. A ella el Encuentro le parece ordinario, vulgar porque -según ella- las muje­res debemos acatar la mala conducta de estos dirigentes sindicales. ¡No tenemos que reunimos y debatir! No la queremos en la CGT, no nos representa a las mujeres trabajadoras: representa al poder, a la parte patronal.”