Mujer

11/7/1996|502

El Encuentro Nacional de Mujeres, el Mas y el orgasmo

Solidaridad Socialista, periódico del Mas (nº 524 del 20/6/96), publica una nota sobre la participación de mujeres del Mas en el Encuentro Nacional de Mujeres.


La compañera Marina —que suscribe el artículo central— participó, o por lo menos relata lo que habría pasado, en el taller “Mujer joven: salud y sexualidad”. El Mas considera que “la opresión de la mujer y en particular… su opresión sexual, implica revalorizar el goce pleno de las mujeres, el derecho que todas tenemos al orgasmo”. El planteamiento “socialista” —“enfocado como una revolución total”, Marina dixit— implicaría reivindicar el derecho al orgasmo.


¿Será por esto que el Mas considera que la “problemática específica” de la mujer está “más allá de la política del gobierno actual”? El reclamo del “derecho al orgasmo para todas” no estaría dirigido contra los Menem y Cavallo, o sea, contra el Estado capitalista, es decir que se trataría de una reivindicación apolítica y asocial. Sin embargo, y aunque puede sonar ridículo, el derecho al orgasmo tiene que ver con ellos —con los Menem y Cavallo. La posibilidad de disfrutar de unas horas de tranquilidad junto con la pareja en un lugar apropiado y con la seguridad de que no será interrumpida la velada —condiciones en general elementales para el orgasmo reclamado— también implican un dinero y condiciones sociales del que hoy los trabajadores carecen. Imaginemos las posibilidades del orgasmo en una pieza compartida con los chicos, sin estufa, con hambre y cansados de trabajar durante doce horas.


Por otro lado, no veo porqué el orgasmo —Mas mediante— se ha convertido en una reivindicación “femenina”. En la medida en que afecta al goce de una relación con otra persona, masculina, sería una reivindicación que trasciende lo femenino.


Por último, la compañera Marina declara que su actividad está en el “camino de construir un movimiento de mujeres socialistas”. Pero el movimiento socialista es siempre y antes que nada un movimiento de clase, de unidad de explotados de ambos sexos. Es necesario organizar un frente de lucha de las mujeres por sus reivindicaciones con el conjunto de los trabajadores. Las mujeres de los choferes de la Río de la Plata, que fueron un factor en el triunfo de la lucha, son un ejemplo de lo que pretendemos. La lucha por las reivindicaciones de las mujeres , como la de los oprimidos en general, es en primera y última instancia, la lucha por derrocar al régimen social y político capitalista. En esa medida es socialista.


Nota aparte merece el recuadro —en la misma página 10— sobre el crimen de 113 puñaladas de Carolina Aló. El reclamo final es “Ni una más Carolina Aló”.


Acá, aunque muy confusamente, la compañera socialista —en este caso Inés— comete la torpeza de plantear una lucha contra los hombres, que se creen dueños de hacer lo que quieren con su propiedad: la mujer. Los casos de violencia familiar son extremos de la violencia social que es, además de machista, clasista. No es una reivindicación exclusivamente femenina, sino también masculina. Carolina quizás tenga padre o hermanos.


Se trata de unir la lucha de hombres y mujeres oprimidos para terminar con la violencia propia del sistema capitalista. No de emprenderla contra los hombres. No más Carolina Aló, claro que que sí, pero tampoco no más Fabián Tablado.