Mujer

27/5/2020

Este sábado 30, charla virtual por la organización de las jugadoras de fútbol

En defensa del derecho al deporte para todes.

Con la participación de Florencia Montoya (profesora de educación física, jugadora de futsal en Pinocho, técnica de futsal) y Valeria Lobos, dirigente del Plenario de Trabajadoras, se llevará a cabo el próximo 30 de mayo, a las 18 horas, una charla vía Zoom, en la que debatiremos sobre la situación de las mujeres trabajadoras que jugamos al fútbol y cómo seguimos organizándonos para arrancar nuestro derecho al deporte. 


Las mujeres que jugamos al fútbol debemos enfrentarnos a muchos obstáculos a la hora de practicar este deporte. El primero de ellos (cada vez más lejano gracias al avance del movimiento de mujeres) es el prejuicio social con respecto a la práctica del fútbol como algo inherente a la masculinidad, y, por lo tanto, a los varones que son los “dueños de la(s) pelota(s)”. 


Otro de estos obstáculos tiene que ver con el lugar en el que nos colocan a las mujeres en las instituciones deportivas, en los clubes sociales, en los cargos y responsabilidades dentro de los mismos, en el ámbito del periodismo deportivo y aún en los profesorados de educación física donde, hasta hace no mucho tiempo, había una división sexual de los deportes. 


Siempre para las mujeres los espacios están relegados: somos las últimas en tener un lugar y horario para el entrenamiento y no lo hacemos en las condiciones requeridas para desarrollarnos como deportistas. Ni hablar de una mujer que quiere formar parte de un cuerpo técnico; pareciera que debe rendir examen ante todos todo el tiempo, demostrando sus saberes y conocimientos de manera constante.


Por otro lado, las mujeres periodistas no perciben el mismo sueldo que los hombres periodistas, son mucho menos reconocidas en el ambiente del fútbol y tienen mayores dificultades para conseguir empleo.


No creemos que solo por el hecho de ser mujeres debemos ocupar cargos o alcanzar responsabilidades. Se trata de reflejar las condiciones desfavorables en las que las mujeres (doblemente oprimidas) debemos desarrollarnos en esta disciplina que, a priori, pareciera no pertenecernos.


Además, las mujeres, no por el hecho de serlo, representan los intereses de las que jugamos o queremos jugar al fútbol. Hemos tenido numerosas experiencias que demuestran que mujeres colocadas en puestos de poder pueden actuar de manera similar a aquellos hombres que son un obstáculo para nosotras.


El meollo de la cuestión, entonces, es dar cuenta de los intereses que representa cada una. 



Un poco de historia


Las mujeres debemos luchar fuertemente por derechos elementales. Ya sea el derecho a decidir sobre nuestros propios cuerpos, el derecho a percibir igual salario por igual trabajo, el derecho al sufragio, en su momento, y, en este caso, el derecho a jugar al fútbol, ser profesoras y técnicas de fútbol, ser periodistas deportivas, ser referís.


En el año 2015 se realizó la primera movilización del #NiUnaMenos. Esa movilización fue la punta de lanza que puso en pie más firme que nunca a un movimiento de mujeres en Argentina que desde ese entonces se encuentra a la vanguardia de las luchas populares y de las grandes movilizaciones en nuestro país, siendo una referencia de lucha en todo el mundo.


A partir de todo esto, sabemos que las mujeres comenzamos a “hacernos lugares” donde no los teníamos, a cuestionarlo todo y a luchar por nuestros derechos.


A un año de esa histórica movilización y al calor de estos acontecimientos, surgió Jugadoras Organizadas.


Con la organización de las jugadoras de futsal de la liga de AFA, asambleas, reuniones y demás actividades, logramos preparar el terreno que llevó  a Oscar Ríos a presentar su renuncia de la AFA.


Los principales reclamos fueron: el problema que se presentaba por el hecho de que el torneo empezara en mayo/junio cuando las pretemporadas comenzaban en febrero/marzo; el que los pases no pertenezcan a las jugadoras porque, de esa manera, los clubes apresaban a las mismas teniendo la potestad para prohibirles que jueguen si así se lo proponen (siendo un deporte totalmente amateur) y las consecuencias de las lesiones, por la falta de responsabilidad por parte de los clubes y de la AFA en ese sentido, que dejan a las jugadoras libradas a su suerte. 


Esa organización sentó un precedente en la historia del fútbol y futsal femenino específicamente. 


Por otro lado, a principios del 2019 la jugadora Macarena Sánchez denunció a la UAI Urquiza por haberla despedido. Es una de las expresiones de las precarias condiciones en que las jugadoras debemos desenvolvernos.


Vale mencionar que quienes practicamos este deporte no “vivimos de él”. Todas, además de jugar y entrenar, tenemos otros trabajos y/o estudiamos, estamos al cuidado de familiares, etc. Son contados los casos de futbolistas mujeres que sólo se dedican a jugar al fútbol y que puedan vivir de él, ya que concretamente las condiciones no están dadas para eso. 


La falsa profesionalización que propuso la AFA consta de sueldos muy por debajo de la canasta básica (son de aproximadamente $15.000) y esto sólo para algunas de las jugadoras de los planteles de cancha de once, que juegan en la división A de la liga de AFA.  Es decir, la gran mayoría de las mujeres que jugamos al fútbol quedamos por fuera de esa “profesionalización”.


Cómo seguimos


Debemos seguir organizándonos para lograr las condiciones que necesitamos para desarrollarnos como deportistas. Hoy en día la masividad de la práctica del fútbol llegó a niñas de muy corta edad, en contraposición con hace unos años, cuando las mujeres empezábamos a jugar cuando éramos adolescentes o adultas, ya que nuestras familias no nos apoyaban de niñas, ni había ligas o torneos de fútbol femenino infantil.


Debemos aprovechar este momento para defender nuestro lugar, en consonancia con los derechos de los jugadores (principalmente los de las inferiores y los de categorías que no son la primera división de AFA) y denunciando el negociado y la mercantilización que hay detrás del fútbol. 


Vamos:


Por la organización de todas las futbolistas.


Por la profesionalización real de las mujeres que jugamos al futbol.


Por el derecho al deporte para todas, desde la primera infancia.


Por la incorporación de las diversidades sexuales a los torneos, ¡basta de discriminación y exclusión!