Mujer

9/3/2020

Fátima Acevedo: los audios revelan la responsabilidad del Estado

Las conversaciones de Fátima dan cuenta de un régimen de impunidad.

El femicidio de Fátima Florencia Acevedo ha conmovido a la población. La aparición de su cuerpo sin vida en un nuevo aniversario del Día Internacional de la Mujer Trabajadora no fue el único hecho agravante. La difusión de los audios de Fátima, donde descarga su frustración ante la escucha de una de sus amigas, revela la falta de contención por parte de las instituciones del Estado, y dan cuenta de la impunidad de su agresor amparada en la inacción de la policía, la justicia y las autoridades, dejando de manifiesto los alcances profundos de la responsabilidad del Estado en este crimen.


Crónica de un femicidio anunciado


Fátima anticipó su propio final, como resultado de una situación de calvario que padecía por parte de su agresor y victimario.


En los audios, los cuales dan cuenta de la situación a mediados de noviembre, Fátima traza un escenario angustioso y desolador, luego de haber recurrido a la justicia y a la policía, con poco éxito.


"Ya estoy podrida de cagarlo denunciándolo y que la Policía no haga nada, ni la Policía ni el juzgado ni nadie. Ayer fui al juzgado a ver qué pasaba con las últimas denuncias que yo había hecho y que nunca me llegaron los papeles de la orden de restricción ni nada", manifestó en uno de ellos. "Puede ser que cuando termine muerta por culpa de él, la Policía y el Juzgado y toda la mierda que tienen que hacer algo puedan hacer algo, pero bueno, mientras tanto tendremos que seguir pagando las consecuencias con el gordo". Las denuncias de Fátima venían de larga data, desde el 2017, donde ella reclamaba que la justicia termine con el asecho permanente de su expareja. De acuerdo a lo consignado en el Juzgado de Familia N° 1 de Paraná, el hombre la golpeaba cuando se negaba a tener relaciones sexuales y la perseguía: "Si no sos mía, no sos de nadie" (Perfil 9/3).


"Ya no sé qué hacer, no veo la hora de que ese hijo de puta caiga preso y que pague todo lo que está haciendo pero bueno, como tiene gente en la Policía, como el juez Toloy es amigo de él y de toda su familia, nunca va a pasar nada". Fátima denuncia un entramado de complicidades entre las fuerzas policiales y la justicia, que aflora ante sus denuncias, las cuales no prosperan en medidas de ningún tipo y la colocan a ella en un estado de indefensión total. A quien denuncia como “el juez Toloy” es en verdad un exjuez vinculado a la impunidad en materia de crímenes de femicidio y actual abogado defensor de policías y femicidas.



En otro audio del mes de diciembre da cuenta de la carencia de todo tipo de sustento económico, lo cual adicionaba a las amenazas la situación de vulnerabilidad a la que Fátima y su hijo se encontraban expuestos: "Nicolás [expareja] sacó licencia sin goce de sueldo, por lo tanto desde el 10 de diciembre estamos en la calle con el gordo, sin comida ni nada. Aparte, el viejo vino anteanoche y nos cortó la luz. Así que nos pidió que nos vayamos. Por lo tanto estamos en la calle, el gordo sin comida ni nada y yo no sé qué mierda hacer".


La justicia recién emite una orden de restricción de acercamiento a principios de febrero tras una nueva denuncia de Fátima que daba cuenta de un ataque que podría haber terminado con su vida. Su expareja la golpeó, la amenazó de muerte y le quiso echar ácido muriático en el rostro. La casa del agresor tuvo que ser allanada para recuperar las pertenencias de Fátima.


En otro mensaje a su amiga le comenta que se encuentra “encerrada” en la Casa de la Mujer: ella impedida de moverse con libertad mientras su agresor se manejaba impunemente. El 11 de febrero reitera una denuncia al advertir que su expareja acechaba las inmediaciones del refugio donde se albergaba, razón por la cual se le brindó un botón antipánico, pero donde la justicia nada hizo respecto a la violación de la restricción perimetral que aún se encontraba vigente.


El 1° de marzo fue vista por última vez cuando salió de la Casa de la Mujer hasta el día de ayer donde se encontró su cuerpo arrojado en un pozo de agua. Como Fátima había denunciado, su victimario merodeaba su entorno.


El hilo de las responsabilidades


A la política de la justicia y la policía se suma ahora el intercambio de la Municipalidad de Paraná con los concejales radicales respecto a la tenencia o no del botón antipánico y al cumplimiento de los protocolos institucionales. Desde el municipio aseguran haber cumplido con todas las medidas, sin embargo Fátima fue asesinada ¿Qué valor tiene afirmar haber otorgado el botón cuando la víctima señaló, sin ser oída, que su expareja merodeaba sus alrededores? El botón antipánico es insuficiente como medida de protección ante un ataque en curso, el cual Fátima esperaba en cualquier momento. Estamos ante un intento de utilización política del caso por parte de la oposición patronal y a una justificación estéril de la intendencia paranaense.


En el acto que se realizó ante la Casa de la provincia de Entre Ríos una compañera del Polo Obrero de Paraná señaló que la aparición del cuerpo fue postergada en virtud de intentar preservar la realización del Festival del Mate previsto para el domingo 8, noticia que trascendió en algunos medios.


El femicidio de Fátima fue largamente precedido por una serie de denuncias y acciones de la víctima enterradas por el Estado. Cuando este se vio obligado a actuar lo hizo omitiendo las nuevas denuncias respecto a la inminencia de una nueva agresión de su ex pareja. El encubrimiento policial, las negativas de la justicia, la ausencia de políticas efectivas, se trata de mucho más que de la “ausencia” del Estado, estamos ante la radiografía de un régimen social responsable de los femicidios y las violencias contra las mujeres, con sus instituciones a la cabeza.


Exigimos justicia por Fátima y el castigo a todos los implicados en este crimen. El Estado es responsable.