Hacia el Encuentro de la Mujer
13 al 15 de octubre, Córdoba
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Plenario de Trabajadoras
Miles de mujeres iremos al Encuentro Nacional de Mujeres, entre el 13 y el 15 de octubre, días antes de las elecciones nacionales. Llegamos a Córdoba indignadas, porque el kirchnerismo convirtió la cuna del Cordobazo en la capital nacional del fraude electoral. El voto —la única instancia de participación política que los “demócratas” le “reconocen” al pueblo- está viciado por la estafa a la voluntad popular. Pero el fraude en Córdoba no es ni el primero. En Tucumán, el kirchnerista Alperovich logró un porcentaje de votos mayor que Perón en cualquiera de sus presidencias; los otros votos, los que nunca se contaron, aparecieron tirados en zanjones. Preparan el fraude en la Provincia de Buenos Aires y también en la heroica Santa Cruz, donde los Kirchner no pueden pisar pero sus agentes falsifican avales y armaron 160 listas “colgadas” a la candidatura de Cristina K.
El fraude como método
¿Por qué extrañarse? Es el gobierno del fraude de las estadísticas, el de los índices truchos del Indec, que describen un mundo feliz sin inflación, con más empleo, con salarios en blanco, con descenso de la pobreza. Nosotras vivimos en el país de la carestía y el desabastecimiento, del empleo precario, de los salarios que no cubren la mitad de la canasta familiar, de los alquileres prohibitivos; en el país de los gasoductos truchos donde los chicos mueren de frío, y los tobas se mueren de hambre. Y estamos listas para frenar el tarifazo que impulsa todo el arco patronal para después de octubre.
Es el gobierno del fraude de la estabilidad económica, que se declara a salvo de la crisis financiera internacional mientras los bonos de la deuda se derrumban hundiendo a los futuros jubilados, el Banco Central quema las reservas para garantizarles un dólar alto a los exportadores, el aumento del créditos hipotecarios aleja aún más el acceso a la vivienda. Nosotras sabemos que la “recuperación”, sostenida sobre la miseria salarial y la destrucción de la salud y la educación, es dilapidada en un festival de subsidios a las privatizadas y a los grandes empresarios, en los recursos sin control de los fondos fiduciarios, en la corrupción.
Es el gobierno del fraude ambiental. El que entregó la causa de la Asamblea de Gualeguaychú y generalizó el saqueo a los recursos naturales. Nosotras sabemos de la expulsión de las familias campesinas por los patrones de la soja, de la catástrofe ambiental en Catamarca, en Salta, en La Rioja, en Dock Sud, en Capitán Bermúdez, en los basurales y las napas contaminadas del Gran Buenos Aires.
Es el gobierno del fraude de los derechos humanos, el del hijo de las Madres, el de la candidata que anda del bracete con Hebe de Bonafini. Nosotras sabemos que hace un año que falta Julio López. Que asesinaron a Fuentealba. Que siguen en la cárcel los presos políticos. Que los genocidas organizan desde su prisión de lujo los ataques a víctimas y luchadores. Que el aparato represivo está intacto e impune, y en las barriadas mata a nuestros jóvenes, viola a nuestras hijas y es la columna vertebral del narcotráfico y todo tipo de delitos.
¿Y las mujeres qué?
Las mujeres no hemos quedado al margen de esta política de la impostura. Mientras el gobierno y sus amigas celebran nuestros “avances” y pregonan que el 80% tiene acceso a la anticoncepción gratuita, explotó el embarazado adolescente y por primera vez se registran muertes de niñas por aborto incompleto. El ministro de Salud y algunos de sus colegas provinciales cada tanto opinan a favor del aborto legal. Pero las direcciones de los hospitales a su cargo judicializan los abortos no punibles y los jueces separan a las embarazadas de sus familias para impedir la interrupción del embarazo. ¡Hay mujeres procesadas por haber abortado! ¡Hay muertas y mutiladas por haber abortado en la clandestinidad! ¿Quieren disuadirnos de ir al hospital aunque nos desangremos?
Sus leyes contra la violencia familiar han servido para que se acumulen denuncias en los tribunales, donde presionan a las víctimas para que las retiren. Reducen las penas a los asesinos. Absuelven a los violadores. Y Romina Tejerina sigue presa, mientras la Corte dilata su liberación. Todos los informes internacionales señalan la complicidad del poder político y judicial con las redes del tráfico de mujeres -hay 460 desaparecidas sólo en 2006–. El gobierno del fraude vende como “solución” un proyecto de ley -con media sanción del Senado– que prácticamente legaliza la esclavitud humana. Dijeron que derogar la Ley de Patronato era “un hito histórico”. Dos años después, 22.000 menores siguen separados de sus familias porque son pobres. El Estado subsidia a los institutos donde los tienen secuestrados, muchos de la Iglesia. Los más chicos son vendidos en adopciones fraudulentas. En cuatro años no avanzó la causa por venta y tráfico de bebés en Añatuya (otro lucrativo negocio de la Curia) ni ninguna otra.
Las escaramuzas del kirchnerismo con la Iglesia no le impidieron ceder a todas sus presiones. La Curia -enemiga mortal de las mujeres– aumentó su control sobre la Justicia, la salud y la educación públicas, les aumentaron los subsidios a la educación privada. Todos los bloques del Congreso aprobaron una ley de educación sexual antiabortista, homofóbica y que predica la abstinencia como prevención del sida.
Las candidatas
Las principales candidatas de la oposición (Carrió) y del kirchnerismo (Cristina K.) son mujeres. ¿Significa esto una esperanza? Una recorre el mundo blandiendo la bandera de remate ante el gran capital. Les dice a los empresarios que “no es un pecado ganar dinero” pero aboga por un pacto social que eternice los topes salariales, los convenios a la baja, la precarización. La otra encabeza la coalición armada por Bergoglio, propone que se quiten las retenciones a los agroexportadores, su empresario favorito es el petrolero Bulgheroni. Las dos quieren “normalizar” el país, lo que significa sacarnos de las calles. La señora de la ética y la flamante sensible son antiabortistas militantes. Una mandó la Gendarmería contra las maestras en huelga, la otra dice que hay que expulsar a los asambleístas de los puentes. La vicegobernadora “socialista” de Santa Fe, Gabriela Tessio, hasta ayer fiscal federal, entregó a Romina Ojeda a las redes de trata.
Las mujeres necesitamos sacarnos de encima este gobierno fraudulento, pero no necesitamos otro de la misma clase. Llamamos a votar las listas del Partido Obrero, integradas por hombres y mujeres socialistas, que pueden probar una trayectoria de lucha y de verdad las manos limpias.