Mujer

2/11/2000|686

Las desocupadas coparon el Encuentro

Tal vez debido a que en esta opor­tunidad el Encuentro de la Mujer, realizado en Paraná, contó con me­nos compañeras, en su composición predominaron las mujeres desocupa­das que concurrieron de todo el país. El otro aspecto fue que participaron militantes y activistas de distintas organizaciones de izquierda, lo que provocó la hostilidad de los núcleos del PJ (Ensenada y otros), como de­nuncias ante la comisión organizado­ra, disturbios en los debates en las comisiones, gritos y altercados en la marcha por las calles de Paraná.


La Iglesia desorbitada


Mientras que en el Encuentro de San Juan (1997) la Iglesia organizó un encuentro paralelo y recibió a las delegaciones con carteles que decían “aborteras asesinas”, o así como en el Chaco, se metió ‘pacíficamente’ en las comisiones para introducir su cu­ña; esta vez, en Paraná, mandó como grupo de choque a estudiantes de las escuelas católicas, que salieron a gri­tar contra las mujeres del Encuen­tro.


Por pan y trabajo 


La presencia militante de más de cuarenta mujeres de la Carpa de San Fernando, que recorrieron los talleres propagandizando su conflic­to; la desbordante intervención de otros núcleos de desocupadas de to­do el país; el rechazo a la constitu­ción de una Comisión de claro corte oscurantista -la de “Mujer y modos no convencionales del conocimiento” (tarot, péndulo, etc.)-, determinaron que prosperara la autoconvocatoria del taller “Mujer y desocupación”.


De más de 30 talleres (Juventud, Sindicatos, Trabajo, Anticoncepción y Aborto, Crisis global, Derechos hu­manos, Trabajo barrial) salió: que la marcha en Paraná se hiciera por Pan y Trabajo, cosa que efectiva­mente se concretó, y que el Encuen­tro convocara para el Día de la No Violencia hacia la Mujer (25 de no­viembre) a una Jornada Nacional por el Pan y por el Trabajo, por la anulación de la reforma laboral, por los 500 pesos de subsidio al desocu­pado sea hombre o mujer, por 600 pesos de salario mínimo, por el re­parto de las horas de trabajo sin afectar el salario.


Fue objeto de discusión y de re­clamo por parte de muchas compañe­ras que el Encuentro debía tener ca­rácter resolutivo. Si bien esto no se generalizó, cada vez son más las compañeras que lo plantean.


El Plenario fue organizado


Este año el Plenario de Trabajado­ras montó una organización que per­mitió la intervención activa de todas las compañeras que concurrieron: se juntó dinero para garantizar la comi­da que preparaba un grupo de compa­ñeros varones que actuaron solidaria y militantemente colaborando con las compañeras; y otro grupo de jóvenes varones cuidaba a los más de 40 chi­cos de las mujeres de San Femando. Este sistema, instrumentado por el Plenario, va a ser adoptado por otros nucleamientos en los próximos en­cuentros para evitar la penuria que significa “ser llevadas hasta allí y de­jadas para que se arreglen solas”.


Próxima tarea


La Jornada Nacional por el Pan y el Trabajo puede llevarse adelante el 24 de noviembre en las principales ciudades del país.


Es la oportunidad para que las mujeres consoliden su organización y hagan oír en un mismo puño su gri­to de salida a la crisis. Tomando lo que planteaban las desocupadas de María Elena (Laferrere): Nosotras nos movilizamos siempre con corte de ruta por trabajo.


Ahora se trata de movemos todas juntas y al mismo tiempo.