Mujer

18/9/1997|557

Las manzaneras se rebelan

Un grupo de manzaneras de distintos barrios de Avellaneda (El Porvenir, Villa Corina y otros) acaba de protagonizar un movimiento reivindicativo en reclamo de una remuneración por la tarea que realizan. Las manzaneras elevaron un petitorio a la Municipalidad reclamando ser incluidas en el ‘Plan trabajar’ y recibir, por lo tanto, 200 pesos de ingreso mensual.


“El reparto de los alimentos nos lleva varias horas del día” —relató a Prensa Obrera una de las manzaneras involucradas—, “horas que tenemos que restarle a nuestra casa y nuestra familia. Pero además, recaen sobre nosotras todas las necesidades del barrio: si alguien precisa colchones o frazadas, nos vienen a ver a nosotras. Lo mismo con remedios, o una chapa para reforzar un techo. Las necesidades son inmensas y nos desbordan. En resumen —completaba la manzanera— somos trabajadoras sociales, pero sin recibir del Estado un sueldo, y ni siquiera una adecuada formación. Mientras tanto, vemos como la plata del ‘Plan Trabajar’ se destina al nombramiento de punteros y ñoquis, gente que no hace nada por la comunidad, pero sale a pegar afiches o arrastrar gente para los actos del gobierno”.


Las manzaneras de Avellaneda salieron a pedir el ‘Plan Trabajar’ y se movilizaron a la municipalidad con su petitorio. Como medida de lucha, resolvieron continuar con la entrega de víveres, pero sin completar las ‘planillas’ que detallan cuánto y a quién se le rinde la asistencia alimentaria.


Ante la medida adoptada, la Municipalidad resolvió inscribir en el ‘Plan Trabajar’ a algunas de las manzaneras, “aunque la mayoría de las compañeras quedó afuera”.


Un aparato con pies de barro


“La mayoría de nosotras no hace esto por ser de Chiche, o del gobierno. Necesitamos un medio de sustento, tanto como toda la gente a la que le damos comida. Si dar esa asistencia es un trabajo, entonces queremos ser tratadas como trabajadoras”.


El relato de la manzanera de Avellaneda nos muestra al famoso ‘aparato asistencial’ duhaldista como un gigante de pies de barro. Las manzaneras son parte integrante de la inmensa legión de desocupados y subocupados de la provincia: no han sido ‘asimiladas’ al aparato duhaldista por convicción, sino empujadas por su propia miseria y desesperación. El famoso “ejército de las manzaneras” está compuesto por rehenes del gobierno, y amenaza con romperse en mil pedazos ante el agravamiento de la miseria social y la multiplicación de los reclamos en las barriadas del Gran Buenos Aires.


Tomando la experiencia de Avellaneda, tenemos que llamar a las manzaneras a romper con el chantaje duhaldista y sumarse a la lucha de los desocupados: es decir, a reclamar 500 pesos de subsidio y capacitación a cargo del Estado; que la ayuda alimentaria se entregue sin discriminaciones de edad o condición política, que se repartan el conjunto de las horas de trabajo sin afectar el salario.