Mujer

26/2/2004|839

Libertad para Romina Tejerina

Argentino Juárez, el juez de San Pedro de Jujuy a cargo de la causa de Romina Tejerina, a un año de haberle tomado declaración, decidió procesarla con prisión preventiva por "homicidio agravado por el vínculo". Si en el juicio la declaran culpable, recibiría una pena de prisión perpetua.


Esta joven fue violada, quedó embarazada, mantuvo en secreto ambas situaciones, trató de interrumpir su embarazo, ocultó el crecimiento de su vientre y luego de un parto prematuro, ocurrido en el baño de su casa, fuera de sí, al ver el rostro de su violador en el recién nacido, lo mató.


Pasó por cada uno de esos sufrimientos provocados por un orden social que permite e inclusive estimula la violación –represores, torturadores, violadores en libertad–, que niega ferozmente la suspensión de embarazos no deseados, aún en situaciones desesperantes, como la de Romina, o como la de la niña violada y embarazada por su padrastro, en Bahía Blanca. No permite el acceso a la pastilla del día después, no permite el aborto en ninguna situación (las escasas excepciones legales requieren, en los hechos, de orden del juez que, si se consigue, llega tarde). El entrelazamiento de las aberraciones del sistema capitalista con las alteraciones de la psiquis es rotundamente evidente en el caso de Romina. Como consecuencia de esta locura estatal, el juez desconoce la realidad de la violación, que ni siquiera nombra en su resolución. El propio violador está libre: en una causa distinta, el juez lo absolvió simplemente porque entre la fecha del parto y la violación que denuncia Romina, no habían transcurrido nueve meses.


La condena a prisión perpetua –prisión perpetua a la víctima de violación y embarazada por su violador– es un ensañamiento notable, es una amenaza dictatorial contra cada una de las miles de mujeres que se han movilizado en las marchas por la libertad de Romina. Funcionaría como castigo ejemplar para todas las mujeres que se rebelan de su condición de explotadas y oprimidas.


Todo esto sucede en la Argentina de Kirchner, que trata de lavar su cara con una posible designación de Argibay –que se ha pronunciado por el derecho al aborto–, y con funcionarias "feministas" que declaran que no es el momento de presionar al gobierno, que hay que acumular poder en las instituciones, a la espera de progresos paulatinos de la legislación.


Queda descarnadamente a la vista lo retrógrado e impotente que es un gobierno capitalista y la necesidad de que las acciones emprendidas por los derechos más elementales apunten al gobierno, en su conjunto.


Este 8 de marzo, la causa por la libertad de Romina Tejerina será uno de los ejes de reclamo de miles de mujeres en todo el país