Mujer

6/5/2017

Mujeres denuncian zonas liberadas en Capital Federal

El viernes 12 de mayo, marchemos con la Fuba


En el último tiempo circularon numerosas noticias por las redes sociales y otros medios sobre ataques a mujeres en la vía pública en la Ciudad de Buenos Aires. Los testimonios dan cuenta de que las calles son una verdadera zona liberada para los crímenes contra las mujeres. Entre las voces que denuncian –algunas en primera persona y otras  cercanas a las afectadas- aparecen diversas modalidades de ataques, cuya naturaleza debe ser investigada.


 


Por caso, una estudiante de la Facultad de Psicología de la UBA posteó en su Facebook: “Hoy de camino a la facultad, 6.40 de la mañana, caminando por 24 de noviembre me intercepta un auto palio celeste claro, se bajan dos tipos y me persiguen (…) un hombre salió del edificio y pudo ayudarme (…) La policía no hizo nada, ni demostró interés (…) siento la impotencia de pensar en tener que abandonar la facultad”.  


 


No es la primera vez que una estudiante denuncia algo parecido en Psicología. Hace un par de años el Centro de Estudiantes (conducido entonces por el EPA!) y la Asociación Gremial Docente de la UBA movilizaron hasta la Comisaría 8va para denunciar una zona liberada por la Policía Federal en la facultad, que se extiende por la línea de Av. Rivadavia desde la altura de Estación Loria hasta Plaza Once. Allí proliferan los robos, el narcotráfico y la explotación sexual a ojos vista, lo que motivó en su momento el desplazamiento del comisario de la 8va. Hasta el día de hoy muchas estudiantes se organizan en un grupo de WhatsApp para moverse de una sede a otra.


 


En Plaza Houssay, estudiantes de Medicina han realizado numerosas denuncias de intentos de secuestro y la Fuba ha movilizado también a la comisaría de la zona para exigir respuestas. Lo volverá a hacer con fuerza con un corte el lunes 8 de mayo a las 12hs y una marcha el viernes 12, dado que nuevos casos mantienen en vilo a la juventud universitaria. En las Facultades de Agronomía y Veterinarias, estudiantes y el Centro de Estudiantes, conducido por la agrupación Evet, denuncian la existencia de una banda que se dedica a robar a estudiantes, y han salido a reclamar nuevamente un “corredor seguro” que empiece por la iluminación de ambos predios.


 


 



 


 


La situación no se restringe a la juventud universitaria. Tanto en el Oeste de la Ciudad de Buenos Aires, como en la zona Norte, populosas movilizaciones marcharon a las comisarías de sus barrios arrastradas por la iniciativa de las estudiantes secundarias que fueron víctimas de distintos tipos de ataques, con denuncias de intento de secuestro.


 


El hecho de que muchos de estos episodios se concentren en la población juvenil femenina y que algunos de ellos hayan sido instrumentados por hombres en vehículos, hacen pensar en la posibilidad de que estos ataques tengan por fin el secuestro de la mujer violentada e incluso que tras estos intentos operen redes de trata de persona. Es por ello que resulta urgente una investigación en profundidad de estos crímenes. El Ministro de Seguridad porteño, Martín Ocampo, debería comparecer en la Legislatura a dar explicaciones frente a la proliferación de estas graves denuncias, como lo ha exigido el diputado del PO-FIT, Marcelo Ramal.


 


Este cuadro se replica en la Provincia de Buenos Aires, con graves denuncias en los municipios de San Martín, Quilmes y Berazategui, donde vecinos han salido a denunciar en los medios de comunicación una ola de intentos de secuestro con un mismo modus operandi para interceptar chicas a la salida de los colegios y en las paradas del colectivo. El abuso sexual de una estudiante de la Universidad General Sarmiento por un grupo de militares de la Escuela Campo de Mayo, es un caso emblemático de este cuadro de violencia contra las mujeres, en este caso, ejercida directamente por miembros del aparato represivo del Estado.


 


En el interior del país estas denuncias se multiplican, en muchos casos con denuncias   confirmadas respecto de la operación de redes de trata –como sucede en Chaco, entre otras provincias.  


 


 


Descomposición estatal


 


Este grave cuadro se da en paralelo con la detención del Jefe de la Policía de la Ciudad, José Potocar,  quien quedó detenido por su participación en una "asociación ilícita" conformada por Policías Federales, dedicada a recaudar fondos ilegales entre comerciantes a cambio de "seguridad" y de regentear el negocio de los trapitos, entre otros. Debemos recordar que este es el segundo jefe policial del macrismo desplazado, como sucedió con el "Fino" Palacios.


 


La multiplicación de delitos en las últimas semanas podría formar parte de las internas en el aparato policial y del cuadro revulsivo que se vive en las fuerzas.


 


La descomposición del aparato represivo del Estado es indisoluble de este agravamiento de la violencia contra las mujeres.


 


El entrelazamiento de las fuerzas represivas con el delito organizado se expresó claramente con el crimen de Araceli Fulles, a quien la Policía Bonaerense no sólo no buscó, sino que desvió deliberadamente la investigación para proteger al femicida y sus cómplices, aparentemente una banda de dealers y delincuentes menores -en este caso en un municipio gobernado por el Frente para la Victoria.  


 


Como sucedió con Candela Rodríguez en San Martín o con Lucía Pérez en Mar del Plata, la connivencia policial con las bandas narco y las zonas liberadas para el delito -como las redes de trata de personas- se cobró nuevamente la vida de una mujer. El poder judicial contribuyó para garantizar la impunidad de los responsables, como lo ha hecho numerosas veces amparado a los violentos. 


 


 


Por una salida independiente


 


Redoblemos la movilización popular contra las zonas liberadas. Exijamos a las autoridades y el gobierno todas las medidas necesarias para mejorar las condiciones urbanas que hacen a la seguridad ciudadana: luminaria, urbanización de los terrenos baldíos, transporte gratuito para el traslado entre sedes a cargo del Estado. Que todas estas medidas estén bajo el control de comisiones independientes de mujeres, estudiantes y trabajadores, para garantizar su cumplimiento y correcta disposición.


 


Desarrollemos la organización independiente de la mujer trabajadora, en oposición a un régimen social descompuesto.