Mujer

18/12/2018

#PicNicPO2018 Extraordinaria mesa redonda sobre la lucha de las mujeres

Mirá el video de la charla con Laura Azcurra, Muriel Santa Ana, María Julia Constant y Vanina Biasi.

Fotos: Ojo Obrero Fotografía

En el marco del Picnic del Partido Obrero se realizó la mesa debate sobre “Los desafíos del movimiento de mujeres”, con María Julia Constant, de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto; Laura Azcurra y Muriel Santa Ana, de Actrices Argentinas (AA); y Vanina Biasi, del Plenario de Trabajadoras.


“Juntas y organizadas”


La charla, convocada inicialmente para balancear un año que tuvo a las mujeres de protagonistas en su lucha por el aborto legal, tomó un carácter central a partir de la denuncia de violación de Thelma Fardín contra Juan Darthés y la irrupción del #MiráCómoNosPonemos -que despertó una ola de denuncias de abuso en las redes sociales.



Ante varios centenares que se acercaron para escucharlas, las actrices relataron su proceso de organización al calor de la “marea verde”, y cómo eso fue un puntapié para debatir sus condiciones de trabajo y tomar conciencia de la violencia estructural que atraviesan, como marcaron en la declaración que acompañó el relato de Thelma. Santa Ana señaló que el caso de esta actriz mostró cómo “las condiciones de trabajo de las actrices combinan una situación de privilegio con una enorme precarización”, y Azcurra contó que para organizarse en Actrices Argentinas tuvieron que romper con “la competencia capitalista, que nos tenía mirando a la otra como ‘la que me robó el papel en el casting’: ahora estamos juntas y organizadas. No callamos más por miedo a perder nuestro trabajo, porque así dejamos de creer en nosotras”.


 



"Los desafíos del movimiento de mujeres"

En vivo: "Los desafíos del movimiento de mujeres" Charla en el #PicNicPO2018 con María Julia Constant de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto, Laura Azcurra y Muriel Santa Ana de Actrices Argentinas, y Vanina Biasi


Posted by Plenario de Trabajadoras on Sunday, December 16, 2018


Vanina Biasi señaló que las mujeres se encuentran cada vía más vulnerables ante los ataques sexuales, como producto de la descomposición social y económica, el crecimiento de la pobreza estructural y de la precarización laboral. En polémica con “las apologistas del régimen capitalista al interior del movimiento de mujeres, que buscan reducir las luchas a sus inquietudes particulares”, apuntó que “vivimos en un mundo que no tiene nada que ofrecerle a la inmensa mayoría de las mujeres” y señaló que “las socialistas aprovechamos este momento de conmoción a partir de un caso puntual para advertir que si en este país un 20% de las mujeres han sido abusadas y muere una mujer por día es porque no tienen condiciones económicas de plantarse, de irse de un hogar, de enfrentarse al jefe de personal que las acosa porque pierden el laburo, ni tienen un sindicato que las defienda”. Y denunció que “los que se ponen los cartelitos en el Congreso de #MiráCómoNosPonemos son los responsables de que no haya condiciones de trabajo en este país y nos informan que van a tratar la reforma laboral.  Los que se presentan como ‘que están deconstruyéndose’, construyen sometimiento todos los días desde las estructuras sindicales, al hacernos perder derechos laborales y convenios colectivos conquistados en el pasado”.


Denuncia y escrache


Muriel Santa Ana contó también que estaban desbordadas por las denuncias que se habían despertado luego de la conferencia –en particular, anticipó, “todo tipo de acosos en La Cámpora”–, e hizo responsable al Estado por todos los tipos de violencia que vivimos las mujeres en todos los ámbitos de nuestra vida. Marcando que ninguna organización política está exenta de los abusos, Biasi advirtió que la clave estaba en el método y la perspectiva con que se hace frente a esto: “nuestra organización no es un gueto, está inevitablemente atravesado por la realidad más brutal de este régimen social: aliento a las compañeras a hablar como lo están haciendo, y combatiremos esto como lo venimos combatiendo desde mucho antes del auge de las denuncias públicas; obvio que hoy estamos más movilizadas y eso nos da más herramientas. El acierto es escuchar, es aprender a resolver los problemas, es abordarlos de manera concreta y buscar tener una mejor organización todos los días en función de depurarnos y reeducarnos en el socialismo. Trabajamos para que los compañeros trabajadores en general entiendan que la violencia que ejercen sobre las compañeras es la violencia que el régimen ejerce para poder someternos, sojuzgarnos, para poder sacar las ganancias correspondientes de una clase social de conjunto. Mis compañeros de trabajo no nacieron ´deconstruidos´, nacieron en la concepción de que debían ser machitos”.


Santa Ana polemizó con quienes se refieren a la conferencia de prensa de las actrices como un “escrache”. “El escrache no es nuestro camino. Nosotras escuchamos qué quería hacer la denunciante. Construimos un espacio de escucha y no es poco en nuestro medio, donde estamos ‘matrizadas’ y puestas a competir una con la otra. Nos demostramos que no somos una imagen a frivolizar para vender cosas. Construir una imagen política es un aprendizaje para nosotras”.


Biasi se refirió a los “tiempos” de las denuncias. Tras señalar que las cárceles de mujeres “están repletas de presas que terminaron matando a un miembro de la familia, no cuando fueron agraviadas sexualmente ellas, sino cuando ven que ahora, años después, empiezan a violar a sus hijas o nietas”, advirtió que las mujeres denuncian cuándo y cómo pueden y que el apoyo debe ser incondicional. “Tenemos el derecho al sentimiento que estamos viviendo y a expresarlo porque es un proceso de organización y lucha por cambiar una estructura que nos toca en lo más íntimo. #MiráComoNosPonemos es un movimiento revolucionario porque va al hueso del sometimiento de la mujer en este régimen social”.


La marea verde, los gobiernos nacionalistas y la derecha


Con respecto a la lucha por el aborto legal, seguro y gratuito, Constant narró que los antecedentes de esta lucha hunden sus raíces en la propia experiencia vivida por las mujeres en las asambleas del 2001 –Vanina también recordó el rol de la mujer en el movimiento piquetero y el programa votado en el 2003 por la Comisión de Mujeres en la 5° Asamblea Nacional de Trabajadores. En particular, Constant señaló que desde ese momento hasta hoy “los momentos más difíciles fueron en la época del kirchnerismo, cuando nosotras presentamos muchas veces el proyecto de la campaña y fue cajoneado. No se permitía ni siquiera que se discuta en una de las comisiones que debe tratarse, nunca se les permitió [a los legisladores] que haya quórum y eso era claramente una indicación del poder ejecutivo, de Cristina Kirchner”.



La lucha por el aborto legal, sostuvo Biasi, “fue una experiencia maravillosa porque la gente entendió que no podía ser que la Iglesia, el Estado, todos los partidos políticos del régimen, se empaquetaran tanto para que no saliera el aborto legal, acá había algo más. Algunas pudimos leer que no era solo un tema de salud, que es una herramienta de disciplinamiento social y por lo tanto es una herramienta de primer orden para los gobiernos latinoamericanos enlazados con la Iglesia”. Recordó en particular nuestra lucha en las barriadas más pobres, donde otras fuerzas no se animaron ni a nombrar el tema: desde el Plenario de Trabajadoras “discutimos fraternalmente que había que continuar la lucha y seguirla con la herramienta que teníamos a mano que era la Consulta popular, para combatir en los barrios a católicos y evangélicos que quieren arrebatar la vida y el destino de nuestras mujeres para ponerlas al servicio del régimen. Eso es lo que se ve en Brasil con el bolsonarismo”, que contó con el apoyo de evangélicos y de “la Iglesia Católica más grande del mundo” –la brasileña. En esa línea, Biasi cuestionó a quienes atribuyen el desarrollo de estas congregaciones solamente a la derecha o los conservadores. “En Brasil los evangélicos se montaron con la anuencia del gobierno del PT, que durante 12 años le dio los beneficios que necesitaron para convertirse en el poder religioso y político que son hoy. Fue Dilma Rousseff la que puso ministros evangélicos en su gobierno, era Lula el que solventaba económicamente la tercerización de la asistencia en los barrios pobres. Tenemos que hacer una denuncia de los gobiernos latinoamericanos que tercerizan en iglesias de diferente orden para conseguir sus objetivos de la contención social para cumplir con los programas capitalistas, con lenguaje progre o conservador. Con lenguaje progre se puede ser aliado de una de las Iglesias más recalcitrantes, pedófilas y enemigas de la clase obrera como es la Iglesia Católica, y ahí está el kirchnerismo lamiéndoles las botas al papa Francisco. La lucha por romper con la alianza de la Iglesia y el Estado es clave para la conquista de nuestra emancipación”.


Para finalizar, Laura Azcurra describió de forma poética la sensación que nos atraviesa estos días desde que estalló el #MiraComoNosPonemos, conmoviendo a todas y todos los asistentes a la charla: “este diciembre de estallido social de las mujeres es transformador y es distinto. Tenemos que abrazarlo con el corazón”.