Mujer

5/6/1997|542

Por una Marcha Federal de la Mujer

La intervención decidida y corajuda en las puebladas de Cutral Co, Tartagal y Jujuy ha representado un enorme paso adelante de la mujer argentina en el protagonismo político y social del país.


Lo mismo vale para su presencia masiva en los comités de defensa de las ocupaciones de las fábricas Fiat y Atlántida en los meses recientes.


La huelga de los docentes de Neuquén y las movilizaciones en ascenso de los docentes en todo el país, son otra manifestación gigantesca de la irrupción de la mujer en las luchas que se libran por definir la perspectiva de la sociedad argentina.


Las puebladas, las ocupaciones y las huelgas son el marco de un colosal despertar de la conciencia de decenas de miles de mujeres, que sufren exacerbadas todas las formas de explotación social vinculadas con el género.


Este despertar sin precedentes debe ser el foco de este Encuentro. La preocupación central: desarrollarlo, extenderlo a todo el país, organizarlo en una escala sin precedentes.


La lucha por la conquista de nuestras reivindicaciones, de nuestros derechos, de nuestras aspiraciones, de nuestra libertad, tiene un nuevo punto de partida, se desarrolla en un escenario diferente desde que han emergido las rebeliones populares.


Las mujeres debemos tenerlo en cuenta.


Por eso pensamos que este Encuentro tiene, él mismo, la oportunidad de dar un salto, y transformar a la deliberación en acción.


El Encuentro tiene la obligación de convertir en práctico el clamor de las mujeres piqueteras, de las mujeres huelguistas, de las mujeres trabajadoras, de las mujeres de la educación y de la cultura, de las mujeres que quieren la libertad.


Convoquemos a una Marcha Federal de la Mujer, abierta a todo el pueblo.


Como programa de esta movilización proponemos para su debate el votado el 8 de marzo pasado en un acto-asamblea en la ciudad de Tucumán, al conmemorarse el Día Internacional de la Mujer.


• En defensa de las libertades democráticas y contra toda forma de impunidad. No a la represión de las mujeres luchadoras.


• En defensa de las conquistas de los trabajadores. No a la flexibilización laboral esclavista, prohibición del trabajo de los niños y del trabajo nocturno de la mujer. A igual trabajo igual salario entre el hombre y la mujer. Capacitación gratuita para facilitar el ingreso de la mujer al mercado laboral. Cupos laborales en igualdad de condiciones que los otorgados a los hombres. Jornada de 8 horas. No a la destrucción previsional. Como mujeres reclamamos la devolución de nuestros derechos y conquistas avasallados por los llamados representantes del pueblo en los últimos años.


• Reconocimiento de la maternidad como una cuestión social. Licencia por maternidad con goce de sueldo por un año. Reconocimiento en todos los convenios del Día Femenino. Guardería y comedores escolares gratuitos en las barriadas y lugares de trabajo a cargo del Estado. Ninguna discriminación a la mujer soltera (otorgamiento de subsidios estatales para la crianza de sus hijos). Divorcio gratuito por reclamos de una de las partes. Educación sexual y provisión de métodos anticonceptivos en forma gratuita por el Estado. Cese de toda discriminación y violencia, tanto en los trabajos como en las familias contra la mujer.


• Por la organización de un movimiento de lucha de las mujeres trabajadoras y pobres por sus reivindicaciones y por la autodefensa frente a los actos de violencia. Sólo mediante la organización y la lucha nos respetarán en los lugares de trabajo y podremos arrancar nuestros reclamos.


• Por la unidad en un plan de lucha de las mujeres trabajadoras y pobres con el resto de los trabajadores, como única arma para defender nuestros derechos y nuestra dignidad.


• Por la unidad mundial de todas las mujeres trabajadoras y pobres del mundo junto a los trabajadores, para terminar con toda forma de opresión.


Pio Laghi: El crimen piadoso y cristiano


La Iglesia salió a defender “en bloque” y hasta “en forma corporativa” (Página 12, 22/5) al cardenal Pío Laghi, representante oficial del Vaticano en los años de la dictadura militar, acusado por su complicidad en las graves atrocidades cometidas contra militantes populares.


Según testimonios de 21 ex-detenidos desaparecidos, Pío Laghi fue visto en campos de concentración de la dictadura. La dictadura “lo consultaba si se debía dejar con vida o no a los prisioneros y se le pedía asesoramiento sobre la ‘forma cristiana y piadosa’ de liquidarlos” (Página 12, 21/5). Según las Madres, por consejo de Pío Laghi, “empezaron a tirar a nuestros hijos, todavía vivos, al mar desde aviones y había sacerdotes que confortaban tanto a los aviadores como a los que habían dado el empujón final”, y “participó en decisiones sobre las prisioneras embarazadas, que planteaban a sus guardias el dilema sobre si torturarlas o violarlas. ‘Que ellas elijan’ fue el consejo de Laghi, con el resultado de que primero las torturaban y cuando ya no aguantaban, las violaban”(ídem).


Algunas de estas denuncias están contenidas en los informes de la CoNaDep de 1984, como el alegato de Juan Maratin, y fueron tomadas por el doctor Fermín Mignone, quien acusa expresamente a Pío Laghi en su trabajo “Testimonio de la verdad: la complicidad de la Iglesia con la dictadura” (Buenos Aires Herald, 25/5).


Frente a la reiteración de las imputaciones contra Pío Laghi, realizadas recientemente en Roma por las ‘Madres’, las máximas autoridades del Vaticano y la Conferencia Episcopal argentina en pleno, han reiterado que los ataques a Pío Laghi “hieren a su persona y a toda la Iglesia”. Pío Laghi es actualmente uno de sus más altos dignatarios después de “los esfuerzos permanentes” hechos “por el bien, la libertad y la vida, en tiempos tan difíciles que vivió nuestro país”, fue ascendido al ser nombrado como representante del Vaticano ante el gobierno norteamericano, y hoy día es el “prefecto para la Educación Católica, una especie de ministro de Educación del Vaticano” (ídem). Monseñor Pío Laghi “tiene el derecho de ser respetado”, dice la voz de la ‘guía rectora’ de los poderosos.