Mujer

27/6/2019|1554

Presentación de listas: más unidad entre las iglesias y el Estado

Ninguna de las luchadoras de la enorme marea verde debe votar a las fuerzas políticas responsables de las muertes por aborto clandestino. Foto: Juan Diez

Las listas electorales se presentaron el pasado 22 y en todo el país se ha repetido un patrón: puja por la colocación de sectores católicos y evangélicos, raleo de caras visibles en la lucha por el aborto legal y un sin fin de maniobras que terminarán de definir el panorama terminadas las PASO.  


Mientras que los medios nacionales destacan el ingreso de evangélicos a la legislatura provincial de Santa Fe de la mano de Amalia Granata, pocos recuerdan que los primeros en incorporar a un órgano legislativo de esa provincia a un pastor evangélico fueron los progres de “Ciudad Futura”. Este bloque acaba de sacar el 18% de los votos de la ciudad de Rosario, son parte del entramado político de agrupaciones que participan de las iniciativas del Vaticano como el Encuentro Mundial de Movimientos Sociales y mientras escenificaban en 2017 una lista de mujeres para un tramo en el que no tenían chances (diputados nacionales), colocaban al Pastor Evangélico Eduardo Trasante a la cabeza de los concejales de dicho espacio. En diciembre el pastor (padre de una víctima del triple crimen de Villa Moreno) fue removido por denuncias de acoso sexual.


El “caso Granata” es más conocido, ya que en las redes y notas periodísticas la progresía lo denuncia como si lo que ocurre con ella no ocurriera entre las opciones políticas que apoyan estos sectores mayoritariamente, el PJ y el kirchnerismo. Sin embargo, la historia del avance evangélico viene de larga data y hunde sus raíces entre todos los espacios políticos gobernantes. 


Por mencionar sólo algunos casos, el intendente kirchnerista de Hurlingham, Juan Zabaletta, lleva como Secretario de Culto al evangélico Gustavo Legname, que hace poco tiempo armó una reunión en el Instituto Patria para competir con el acercamiento evangélico a Cambiemos. 


El presidente del PJ bonaerense, el intendente de Merlo Gustavo Menéndez, junto a Walter Festa, intendente Moreno, y Leonardo Nardini, intendente de Malvinas Argentinas, congregaron en abril a 400 pastores evangélicos y realizaron el mismo mes un acto en Merlo para avanzar con la influencia de ese sector en el Estado, lanzando el Frente Justicialista Cristiano.


Por su parte, la intendenta de La Matanza, ahora candidata a vicegobernadora junto a Axel Kicillof por el Frente Todos, Verónica Magario, viene alimentando al fenómeno evangélico en su distrito desde hace tiempo. En este territorio algunos cálculos le otorgan al evangelismo una representación del 10%. Dicha actividad la coronó con un gran evento alusivo al aniversario de la reforma protestante en octubre del año pasado al que asistieron tanto Magario como Fernando Espinoza (presidente del congreso del PJ bonaerense), rodeados de las y los pastores más influyentes del distrito. Este año Magario formalizó la alianza creando una subscretaría de Culto para nombrar al pastor evangélico Gabriel Ciulla.  El municipio de La Matanza estuvo repartiendo recientemente encíclicas papales, editadas con el presupuesto municipal, como material didáctico en las escuelas del distrito.


Más recientemente, una gran escenificación evangélica llamada la “Invasión del amor de Dios” se produjo en el estadio de Chaco For Ever. De acuerdo al relato periodístico, los  pastores Ledesma lograron agrupar sobre el escenario a los competidores pejotistas, el intendente de Resistencia y kirchnerista Jorge Capitanich y al gobernador Domingo Peppo. El “deconstruido” (de acuerdo al relato del feminismo kirchnerista de Chaco) Capitanich se dirigió a las miles de personas presentes con una impecable oratoria de pastor. 


Cambiemos


Por el lado de Cambiemos, lleva a Victoria Morales Gorlieri, a Dina Rezinovsky o Alvaro González, por mencionar algunos, un combinado católico evangélico de fuerte peso en el Estado, como candidatos a diputados nacionales. Es cierto que Cambiemos reemplaza a dos antiderechos en el Senado, Federico Pinedo y Marta Varela, por dos a favor del aborto legal. Pero a mirar con atención. Guadalupe Tagliaferri, la segunda candidata a senadora, ha sido ante todo, una espadachín del Poder Ejecutivo de la Ciudad y su reemplazante es un fanático antiderechos, y pilar de la política macrista, Mario Quintana. Para coronar esto, Macri se reúne el día de cierre de listas con la propia Amalia Granata, una especie de novel promotora de los principios de la unidad católica y evangélica contra los derechos de las mujeres y de niños y adolescentes. No olvidar que estos sectores son la guardia civil sostenida por el Estado, del bloqueo a la educación sexual integral científica y desprovista de cualquier principio religioso. Un largo etcétera le corresponde al conjunto de los armados provinciales. En Santa Fe se produjo una rebelión de las postulantes desplazadas con denuncias públicas en todos los espacios políticos, particularmente el capitaneado por el gobernador electo Omar Perotti, quien se abstuvo con su voto como Senador Nacional en la votación del aborto legal el año pasado. En Corrientes, el desplazamiento en el Frente Todos abrió lugar a la competencia en las PASO con listas separadas. Alejandra Martinez, una diputada de la UCR de Jujuy que tuvo relieve nacional por encabezar las acusaciones contra Milagro Sala, fue desplazada de las listas luego de ser también parte visible de las posiciones en favor del aborto legal dentro del espacio de Cambiemos. El desplazamiento de Daniel Lipovetsky es asociado a este mismo protagonismo, aunque de igual forma quedó fuera de juego otro representante del bloque de “los políticos” y presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, muy cercano al Vaticano, contrario a la legalización del aborto. 


En Salta los candidatos kirchneristas que van a la PASO ya son votantes contrarios al aborto legal. Igual que los de Cambiemos y los de Consenso Federal. 


El informe de Jorge Lanata en la televisión el pasado 23, sumamente limitado en su descripción del fenómeno del crecimiento de la participación en listas de sectores evangélicos, destaca que la provincia de Buenos Aires destina alimentos y fondos para que los templos hagan un trabajo de asistencia social que el Estado delega en ellas. De igual forma, actúan con la Iglesia Católica a través de la cual ejecutan la tercerización de la salud, la educación y la asistencia a los niños pobres judicializados, entre otras funciones.   


El gobierno de Cristina Fernández de Kirchner dio a la Iglesia Católica la potestad de la redacción final del Código Civil y Comercial. Dicha institución, que más que un culto es un Estado autocrático extranjero, escribió el artículo 19 sobre el comienzo de la vida humana, eliminó la figura de la subrogación de vientres y otorgó a la Iglesia Católica un estatus jurídico equiparable a  los Estados provinciales. No exageramos cuando afirmamos que la Iglesia Católica funciona como un Estado dentro de un Estado, incluso con relación a los numerosos casos de abuso sexual que la involucran. 


El informe de Canal 13 señala que “las iglesias evangélicas distribuyen 50 mil kilos de alimentos en barrios del conurbano bonaerense más otros 6 mil kilos en Mar del Plata”. Según el pastor Juan Zuccarelli, "hace 35 años que estamos en la cárcel de Olmos, pasaron 35 mil internos. Ayudamos con comestibles, viáticos, con lo que necesiten. En toda la provincia más del 52% de la población carcelaria es evangélica" (TN 23/6). Pavada de delegación de parte del Estado frente a un fenómeno que le reporta orden y contención a ajustadores de todo pelaje. 


Semillas de bolsonarización


La historia de la penetración evangélica en Brasil comenzó a tener un fuerte desarrollo hace 50 años atrás. Es hijo de la transnacionalización del fenómeno protestante de EEUU que, no sólo extendió su influencia en otros países, sino que financió su desarrollo. La dictadura brasileña les dio una gran impulso. El gobierno del PT también, llegando incluso a nombrar un ministro de esa facción religiosa. Estos son antecedentes políticos que abrieron paso al bolsonarismo. En Argentina los sectores ligados a ACIERA, reagrupamiento del que participan la familia Hotton y el “especialista” en Bioética Gabriel Ballerini (que desfiló por los medios para militar contra el derecho al aborto legal), entre otros, representan a una minoría del fenómeno más general de la proliferación de las iglesias evangélicas en nuestro país. El gran hilo conductor de este fenómeno es la crisis de la Iglesia Católica y el mérito propio de una organización que integra de forma más transversal al conjunto de sus fieles, permite que cualquier integrante de la comunidad religiosa predique, y que tiene en la creciente territorialización financiada por el Estado, la fuerza de su ascedente político y religioso sobre amplios sectores populares. 


Los partidos del régimen requieren del control sobre la población que le reportan estos armados para avanzar en la regimentación social necesaria para avanzar con ajustes y políticas antiobreras. Y ninguno ha quedado exento de esta iniciativa. Sólo el FIT-U representa una alternativa verdaderamente independiente a esta promoción obscena de lo más retrógrado de las instituciones religiosas. 


Tenemos que entregar toda nuestra militancia a la lucha sin descanso para que ninguna de las luchadoras que formamos la enorme marea verde destine su voto a fuerzas políticas responsables de las miles de muertas y mutiladas por efecto directo del aborto clandestino, de los miles de niños que se quedaron sin sus madres por obra del fanatismo religioso, elevado al nivel de credo estatal por parte de los responsables del ajuste y la miseria social.