Mujer

17/7/2018

Sobre la propaganda antiabortista en actividades escolares

Hace unos días, estudiantes de colegios católicos santiagueños organizados por las autoridades de sus escuelas, marcharon por el centro de la ciudad uniformados y con el pañuelo celeste que identifica al movimiento que se opone al derecho al aborto legal, seguro y gratuito. Fue inevitable la comparación con los desfiles que organizaba el nazismo con niños y niñas y con las conocidísimas imágenes de la célebre película “The wall” donde se veía a estudiantes de primaria marchando hacia una picadora de carne, homogeinizadora y despersonalizadora. 


La utilización despótica de los niños no es privativa de la Iglesia en Santiago del Estero. En una excursión por el circuito belgraniano promovida desde el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aireas para las y los estudiantes de segundo ciclo de primaria se repartieron folletos de propaganda contra el aborto. Se trataba de publicaciones con información falaz, con imágenes de la película “El grito silencioso” que utiliza gráficos con métodos para la realización de abortos que son obsoletos y donde se muestra el dibujo de un niño que pareciera tener seis meses de nacido (no de gestación). 


En el marco de actividades escolares, organizadas por autoridades educativas, la Iglesia instruye a los niños y niñas con conceptos que carecen de cualquier cientificidad y solo responden al adoctrinamiento con principios religiosos, ajenos a la salud sexual y reproductiva. Se trata de una manipulación despótica sobre los chicos, haciendo uso de un nivel de violencia simbólica explícita. Los mismos que hace unos meses se rasgaban las vestiduras ante la posibilidad de que se hablara de Santiago Maldonado en las escuelas, ahora, de forma sorpresiva, se interesan en la politización de los más jóvenes y reparten material mentiroso.


Los autodenominados “pro-vida” imponen a los niños y niñas información unilateral, sin que medie un contexto que encuadre un debate, usándolos como simples depositarios de su propaganda falaz.


Las acciones de las y los estudiantes, opuestas por el vértice a las demostraciones militares organizadas y controladas por el clero, dan cuenta de una juventud rebelde, contestataria, organizada y dispuesta a dar la pelea por cambiarlo todo. La Iglesia ha tomado nota de ello y ha priorizado este frente para desplegar sobre él su acción adoctrinadora. 


Por ello es necesario redoblar los esfuerzos para que el 8 de agosto el derecho al aborto sea ley. Quienes se oponen a esto están dispuestos a desparramar su propaganda sin ningún escrúpulo y cuentan con poderosas herramientas. Esta pelea sólo se ganará en Senadores si primero se  gana en las calles y debe transformarse en la punta de lanza que separe a la Iglesia del Estado.