Mujer

23/6/2022

Un feminismo incapaz, de la mano de CFK y el FMI

A propósito del cruce en twitter entre la legisladora Amanda Martin, del Partido Obrero, y Mercedes D’Alessandro, ex funcionaria del Ministerio de Economía.

Mercedes D'Alessandro

En su último discurso, en un plenario de la CTA de los Trabajadores, la vicepresidenta expuso diferentes definiciones en el marco de la fuerte interna del Frente de Todos, de la potente crisis económica que atraviesa el país, y también sentó una posición respecto a la gestión de los programas sociales que. más allá de los eufemismos, se acercó bastante a las propuestas de Milei y Bullrich. Olvidó, por un lado, que sin los planes la desocupación salta al 12, 5% a nivel nacional y a 16,5% en la PBA; esto muestra que en este país, a pesar del bajo índice de desocupación, la pobreza sigue escalando.

La vice se refirió a la situación de las mujeres más pobres. Esas palabras fueron citadas y compartidas desde la cuenta oficial de Twitter de Mercedes D’Alessandro, quien viene de renunciar a su cargo como Directora de “Economía, Igualdad y Género”, una cartera del Ministerio de Economía que dirige Martín Guzmán. Según expuso en aquel momento, su dimisión fue por diferencias referidas a la falta de ministras mujeres en la cartera oficial. Es decir, renunció porque el gobierno no le garantizó a ella ni a las de su clase cargos de mayor jerarquía dentro del Estado, cosas que jamás se reclamarán en una villa. La exfuncionaria aclaró al renunciar que se había quedado hasta garantizar el acuerdo con el FMI. Estamos en presencia de una cristinista que ha apoyado y vehiculizado la negociación ajustadora de Guzmán.

En cambio, no renunció cuando Manzur -acérrimo clerical y torturador de menores obligadas a parir mientras era gobernador- fue nombrado Jefe de Ministros a fines del año pasado, a sabiendas de que se trataba de un ataque al movimiento de lucha que conquistó el aborto legal. Tampoco renunció cuando se anunció la intención del gobierno de alcanzar un nuevo acuerdo colonial con el FMI. Muy por el contrario, la directora feminista se dedicó a realizar una campaña de adhesiones dentro del movimiento de mujeres para apoyar al gobierno en su búsqueda de un acuerdo con el Fondo.

Oportunamente, nuestra compañera Vanina Biasi denunció aquella campaña, explicando que un acuerdo con el FMI iba a implicar más pobreza y ajuste sobre las espaldas de las mujeres trabajadoras. La “basureada” a las pobres la desenvolvieron las feministas que se pararon junto al FMI y a este gobierno hambreador y su política de endeudamiento. El primer misógino es el Estado y aquellas y aquellos que lo gestionan, por más pañuelo verde y mote de feminista que utilicen. Con esa premisa, Amanda Martin cruzó a la exfuncionaria de Guzmán, quien también aseveró que la postura de la economista no es más que una jugada especulativa en el marco de una interna.

Las mujeres revuelven la olla como pueden, porque el Ministerio de Desarrollo Social está recortando el alimento que se envía a comedores, como denuncian las luchadoras del Polo Obrero cada vez que se movilizan. Este recorte se da porque ese presupuesto se está usando para pagar la deuda, lo mismo explica el rechazo del gobierno al ingreso de nuevas compañeras al Potenciar Trabajo. La economista feminista no denunció tampoco los ataques que Zabaleta, Larreta y otros políticos emprendieron contra las piqueteras que no tienen más opción que llevar a sus pibes a las marchas porque no tienen vacantes en un sistema educativo quebrado y a merced del pago de la deuda externa.

Totalmente alineada con el kirchnerismo, la feminista D’Alessandro expuso en la Cámara de Diputados su apoyo a la ley para crear un fondo para pagarle al FMI. El presupuesto que se necesita para comedores, merenderos, escuelas, centros de salud y asistencia a víctimas de violencia de género, o el necesario para construir viviendas para mujeres que sufren violencia, según la exdirectora, debe ir al FMI, no a satisfacer los reclamos de las trabajadoras.

La respuesta de la exfuncionaria a la legisladora del Partido Obrero se tiñó de la misma impronta con la que abandonó su cargo, una profunda impotencia. Para las mujeres que seguimos luchando contra el hambre y los femicidios está más claro que nunca la necesidad de ser independientes del feminismo fondomonetarista.