Mujer

12/4/2018

Urtubey, cinismo 2.0 con el sello del Opus Dei

Juan Manuel Urtubey gobierna desde hace 11 años una provincia con los peores índices en materia de embarazo adolescente, de egresos hospitalarios y muerte materna por aborto. Sin embargo, fue a la televisión a decir que es portador de la solución incorporando la “inteligencia artificial”.


Si ponerse colorado Urtubey afirmó: “Con la tecnología vos podés prever cinco o seis años antes, con nombre, apellido y domicilio, cuál es la niña, futura adolescente, que está en un 86 por ciento predestinada a tener un embarazo adolescente”. Nadie más sabe de fondo en qué consiste el plan de espionaje estigmatizante esbozado por el gobernador.


El supuesto software, en todo caso, desvía la atención sobre el hecho de que el embarazo adolecente es un problema social muy extendido en la provincia y la herramienta fundamental para prevenirlo es la educación sexual científica y laica en la escuela pública, materia que Urtubey debe: tuvo por muchos años como ministro de Educación a Van Cawlaert, quien se negó a implementar educación sexual en nombre de que “sería predisponer a los jóvenes al revolcadero”. En cambio sí modifico la ley de educación provincial para incluir la materia Religión, un veto de la Iglesia al conocimiento científico en las escuelas públicas. Así, cuando se aprobó la Educación Sexual Integral (ESI), el gobierno devolvió a Nación las cartillas porque tenían un “excesivo contenido de género”.


En la Salta medieval de Urtubey –ahora digitalizado–, el 75 % de los estudiantes secundarios acaba de reclamar, al responder en la prueba “Aprender“, que quiere educación sexual en las escuelas, dado que de ese tema “no se habla”.


El inesperado software del gobernador, además de provocar cientos de memes, fue tomado con escepticismo por los salteños, que sabemos que el planteo será un bluff, sobre todo si tenemos en cuenta que el encargado de desarrollar ese plan piloto será el Ministerio de Primera Infancia, tutelado por Abel Albino –opositor al aborto incluso en casos de violación– y el Opus Dei.


Salta, tierra del embarazo adolecente


El último dato del 2017 da cuenta que de 8.300 partos en el Hospital Materno de la ciudad de Salta, 1.513 corresponden a madres adolescentes. Entre esos, 40 son de niñas de entre 10 y 14 años. La cifra crece con los hospitales del interior.


Los 40 partos en niñas de 10 a 14 muestra también su situación frente al abuso: los hospitales de la provincia no tienen el kit de emergencia para las víctimas de violencia sexual. Sin píldora del día después y con una reglamentación restrictiva del aborto no punible, las niñas son obligadas a parir.


Ocurre que en 2012, tras el fallo FAL de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, Urtubey instrumentó uno de los protocolos de aborto no punible más restrictivos del país, junto al de la Ciudad de Buenos Aires, cuando era gobernada por Macri. Uno de los puntos más polémicos del protocolo es que establece aborto hasta las 12 semanas, siendo que las niñas y las discapacitadas el embarazo se detecta pasado ese tiempo. Así tuvimos el caso Juana, una niña wichi, discapacitada, que sufrió una violación en banda y que fue obligada a llevar un embarazo inviable hasta los 8 meses.


Ahora que está en debate la ley por el aborto legal en el Congreso Nacional, Urtubey quiere también ser noticia, haciendo causa común con aquellos que descargan la responsabilidad sobre el cuerpo de la mujer, “que no se cuida y queda embarazada”. Lo cierto es que sus diputados y su hermano senador votarán en contra. Aquí no hay software que resuelva la pobreza extrema, la opresión clerical, el atraso cultural y las injusticias que sufren las mujeres salteñas.


Arriba las mujeres y la juventud


El debate por el aborto legal y la gran movilización de las mujeres ha despertado el interés de cientos de jóvenes que ven la oportunidad para conquistar la educación sexual en los colegios. Desde nuestra organización convocamos a reforzar esta lucha para conquistar esta ley e imponer nuestros derechos, para que ninguna mujer sea forzada a ser madre, ni a abortar clandestinamente.